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josemarco

UN VIERNES AGRIDULCE

UN VIERNES AGRIDULCE

     Hoy no ha sido un viernes cualquiera. Hacia las 13,30 horas, a poco más de 8 horas de dar por concluida la campaña electoral, tres tiros a traición de un insensato han dado al traste con el último día de quince jornadas llenas de esperanza, participación y compromiso para casi todos los partidos. Hoy ha sido un viernes gris, agridulce, teñido de sangre.

     Por la mañana, mientras me dirigía en coche a mi trabajo, he contemplado en la zaragozana calle del Coso las furgonetas de uno de los partidos que concurren a las urnas. Estaban preparadas para recorrer Aragón, para tomar la palabra, para ejercer su derecho democrático, para hacerse oír. Pero, pocas horas después, el silencioso ruido de una pistola ha enmudecido las voces, ha roto lo que se prometía un final de campaña en armonía y en sana confrontación. ¡Qué fácil es dar al traste en unos segundos con la tarea de días, de meses o de años!

     Hoy ha sido un viernes de clarooscuros, de luces y de sombras, de ilusión matinal y de tristeza vespertina. Algunos nos hemos acordado del jueves trágico del 2004, también en plena campaña. Y aunque ambos acontecimientos, afortunadamente, no tienen parangón, la resonancia puede ser similar. Por eso, la pregunta que muchos nos hacemos es la siguiente: ¿afectará esto a la decisión de los votantes el próximo domingo? Esperemos que no. Sería hacerle un flaco favor a la democracia.

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