UN NUEVO GOLPE AL CICLISMO
La sombra del dopaje vuelve a ser alargada. Y ha golpeado de nuevo al ciclismo profesional. Ya son tres los ciclistas que han sucumbido a esta lacra. Dos de ellos españoles. Año tras año muchos corredores del Tour de Francia caen en esta especie de trampa. La mayoría nos preguntamos: ¿para qué se dopan? ¿son conscientes de las consecuencias de la ingestión de sustancias prohibidas? ¿son ellos los únicos responsables? ¿hasta dónde llega su culpabilidad?
Lo que está claro es que todo esto siembra el desencando en los aficionados a este gran deporte. Los mitos se desmoronan de la noche a la mañana y pasan en un instante de héroes a villanos. Y no sólo ocurre en el ciclismo. También afecta a otras disciplinas deportivas y, especialmente, al atletismo. Es de esperar que los diez días que quedan de Tour discurran sin más sobresaltos de este tipo. Y es de desear que en los próximos Juegos Olímpicos de Pekín la sombra del dopaje desaparezca por completo.
Algunos arremeten contra la prensa, sin motivo aparente. Otros critican la rigidez de los controles y de los análisis. Pero lo que está claro es que hay una trastienda cada vez más oscura e impenetrable en el mundo del ciclismo. Los espectadores sólo vemos el escaparate y poco más. Es verdad que es un deporte muy exigente, con objetivos casi inalcanzables en ocasiones. Pero habría que bajar un poco más el listón y reconocer que la resistencia del ser humano tiene un límite. Y existe una línea roja que no se debería traspasar.
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nelson -