TITANIC, UN SUEÑO EFÍMERO
Pronto se cumplirá un siglo de la efímera y trágica travesía del Titanic desde Southampton hasta Nueva York. Fue un viaje que comenzó el 10 de abril de 1912 y terminó de manera dramática cuatro días después. Más de mil quinientos pasajeros de todas las edades y de todas las clases sociales perecieron en las aguas heladas del mar. Sólo unos setecientos lograron un salvavidas para salvarse casi milagrosamente.
La semana pasada nos desplazamos a Madrid para visitar la exposición que muestra diversos objetos del Titanic, rescatados en 1985 de las profundidades marinas por un equipo de científicos. Son 230 objetos reales, deteriorados por el paso del tiempo que nos revelan más de dos mil historias reales. Bajo esas aguas yacen también metafóricamente cientos de vidas truncadas, cientos de ilusiones rotas, cientos de sueños abortados.
Precisamente hoy - tan como informan los periódicos - ha cumplido 97 años Milvina Dean, la única superviviente de aquella triste travesía. Sólo tenía unos meses en 1912 y quizás ese fue el motivo de su rápida evacuación junto con su madre y su hermano. Su padre, Bertram, que esperaba abrir una tienda de tabacos en Kansas, no tuvo la misma suerte. La pregunta que nos viene a la mente después de recorrer esta muestra es la siguiente: ¿Se podría haber evitado la catástrofe? ¿Hubo un exceso de confianza por parte del capitán y de la tripulación? Tal vez la respuesta no llegue nunca a conocerse. Por eso la historia se va tiñiendo de misterio y de leyenda, después de casi un siglo.
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