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josemarco

EN BICICLETA POR TERUEL

EN BICICLETA POR TERUEL

     Una de mis actividades preferidas durante estos días de agosto en Aliaga es subirme a la bicicleta de montaña por la mañana y recorrer los pueblos más cercanos. Casi todas las rutas son exigentes, dadas las condiciones del terreno. Vayas por donde vayas, hay que subir empinadas pendientes y sortear pequeñas lomas. Quizás una de las más llevaderas - en cuanto a pendientes y puertos de montaña se refiere - fue la que realicé ayer. Fueron más de cuatro horas montado en el sillín, pero valió la pena.

    Esta ruta no la había recorrido nunca en bicicleta. Y lo más curioso es que, sobre la marcha, tuve que cambiar de opinión. Además, una parte del trayecto transcurre por un camino rural asfaltado, que enlaza Mezquita con el cruce que conduce o a Son del Puerto o a Rillo, Pancrudo y Cervera del Rincón. Mi idea era acercarme hasta Cervera, pero poco antes de llegar a Rillo cambié de opinión. De vez en cuando hay que mirar el reloj, controlar el cansancio y pensar en el regreso. Y eso motivó un cambio de ruta radical. Una vez en Rillo, pequeño pueblo acogedor y pintoresco, me encaminé por la carretera que conduce a Perales de Alfambra y, a pocos kilómetros, giré a la izquierda para acercarme a Fuentes Calientes. A la entrada de este bonito pueblo, realicé la fotografía que contemplas, recordé mi única estancia hace ya bastantes años y fui pensando en los pueblos aragoneses que comienzan por Fuentes - Fuentes de Ebro, Fuentes Claras, Fuentes de Rubielos e incluso Fonfría -. Después de un tentempié, crucé por el centro del pueblo, que prepara sus fiestas patronales para el 24 de agosto, día de San Bartolomé. Me habría gustado visitar su iglesia renacentista, el silo ibérico y el Centro de Interpretación de los Molinos de Agua, pero el tiempo apremiaba, el sol comenzaba a calentar y aún me quedaba una dura pendiente hasta llegar a la carretera general que une Teruel con Alcañiz. Un tramo amplio, sinuoso, pero con demasiado tráfico para circular por el arcén. Menos mal que, tras el rápido descenso del puerto del Espinazo, dejé atrás Mezquita de Jarque y volví a mi tramo preferido, por la ribera del río de la Val, por esa ruta, cercana, familiar, cada día más apreciada.

     Llegué al filo del mediodía a Aliaga, con el cansancio en las piernas. Pero con la alegría de haber recorrido una ruta nueva, de haber observado el paisaje veraniego de este rincón de la provincia de Teruel, de haber disfrutado de un pedaleo constante, suave, exigente y gratificante. El viernes volveré a montar en la bicicleta. La ruta será muy distinta y tal vez más corta. Pero más dura y atractiva. Me espera Cirugeda, un pueblo que ya pertenece al ayuntamiento de Aliaga y que posee un entorno paisajístico envidiable, al sur de la sierra de San Just.

1 comentario

Luis Antonio -

Hasta yo me cansado sólo de pensar en esa larga ruta que has hecho.