EL SECRETO DE SEGOVIA
Pasear por las calles de Segovia desde primeras horas de la mañana hasta el inicio del crepúsculo es un manjar artístico reservado a los más privilegiados. Porque Segovia es arte, es historia, es folklore, es cultura, es tradición. La ciudad castellana no sólo se ha convertido reclamo para todo tipo de turistas por su monumental y sublime acueducto. Segovia ofrece al viajero curioso mucho más que la mole del acueducto, la histórica catedral o el imponente Alcázar. Cada recodo de sus empinadas calles, cada plazoleta, cada manzana de casas ofrece al visitante una sorpresa inesperada, un contundente secreto.
A principios del siglo XX, el gran escritor madrileño Ramón Gómez de la Serna llevó a la ficción su admiración por el acueducto. Escribió El secreto del acueducto, una novela poco conocida. Ramón expresó su admiración por este monumento, pero hizo extensivo su hechizo a toda la ciudad. Una ciudad que cautivó un siglo antes a los viajeros románticos José María Quadrado y Francisco Javier Parcerisa. Una ciudad que me ha vuelto a cautivar y que no ha perdido aún la esencia de su arte y de su historia. Aconsejo una visita a los que no la conozcan. Por algo está considerada como Patrimonio de la Humanidad.
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