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LITERATURA

HISTORIA DE MUJERES HABITADAS

HISTORIA DE MUJERES HABITADAS

    Ayer tuvo lugar en la librería zaragozana El Pequeño Teatro de los Libros el acto poético-musical de presentación del poemario Historia de mujeres habitadas de mi amigo y paisano Prudencio Herrera.  Fueron dos horas intensas, entrañables, preñadas de cultura. Plasmo aquí la presentación que con tanta ilusión preparé para los que no pudieron asistir a este evento.

UN VIAJE APASIONANTE DE LA MANO DE LA POESÍA

            “Confieso que he vivido por y para la Literatura. Ser profesor de Lengua Castellana y Literatura ha sido una de las experiencias más gozosas que he sentido en mi vida y que recomiendo a los jóvenes que desean ser felices”. Con estas palabras presenta el libro Prudencio Herrera, que nació en Aliaga (Teruel), que estudió Filología Hispánica en la Universidad Complutense y es Catedrático de Lengua y Literatura. Su pasión ha sido la Literatura e intenta difundirla entre sus alumnos por toda la geografía española.

      Historia de mujeres habitadas es el primero de una serie de poemas que verán la luz más adelante: Micropoemas de la lucidez y Mi primer amor y otros relatos. Tal como afirma Arturo González en un jugoso prólogo, la poesía de Prudencio es un arma cargada de verdades. Sus poemas aparecen desnudos de métricas, pero con una armonía interior sugerente, vital, estremecedora. En ellos el autor nos va desvelando su propia andadura vital. Porque Prudencio se hace eco de las preocupaciones del mundo que le rodea, de lo efímero del amor, de las heridas del desamor, de los viajes por la geografía europea, de la tierra que le vio nacer, de los entresijos del erotismo, de la cara oculta de la muerte y, sobre todo, de las historias íntimas de mujeres humilladas, olvidadas, vituperadas. Como afirma en su Poema de autor: “Son un trozo de mi vida, / un ramillete de palabras, / un trocito de mi tiempo, / un puñado de música; / lo que se siente en silencio, / lo que habita mi cerebro.”

     El libro empieza con unos sugerentes Micropoemas que son una reflexión sobre la poesía y la creación con ecos juanramonianos – “Te vestiste de poesía / en la piel asombrada de la noche” – un eco de las vivencias cotidianas surcadas por el amor – “El amor es un viaje / que conlleva equipaje y peaje” – la amistad, el desamor, la política, el paso inexorable del tiempo y ese sí a la vida plasmado en el poema Carpe diem, que evoca la dura lucha contra el cáncer.

      Este viaje apasionante continúa con Historias de chicas, del que quiero destacar La coleccionista de besos que son distintos según las estaciones del año y que expresan toda una gama de sentimientos: “Es cierto que los repetía  con generosidad / pero siempre se guardaba para ella / los más sencillos / los más tiernos, los más nuevos”. Estremecedor es el poema La casa de (Ana Frank) atrás, que nos sumerge en forma epistolar en el diario más íntimo de esta víctima de los nazis.

     Los Poemas de amor y los Poemas eróticos ahondan en los tópicos literarios más arraigados y revelan una descarnada sinceridad. Destacaría especialmente el poema Brindis nocturno  por su plasticidad, su ritmo envolvente y su entramado metafórico: “La risa se asomó al balcón de tus ojos / y en las quebradas de tu cuerpo / se encendieron mil hogueras”. Estas composiciones sirven de antesala a la parte que da título a la antología: Historias de mujeres. El autor se hace eco de los sentimientos de las mujeres que sufren malos tratos e injusticias y, siempre desde el punto de vista femenino, nos acerca a situaciones reales en poemas como Con la venia de su señoría, Cadenas para Ángela o Mujeres de arena, en el que critica el carácter discriminatorio del burka. Cercano, profundo, estremecedor es el poema Mujer valeriana en el que relata la historia trágica y vengativa de una mujer manipulada. Como contrapunto a los poemas de amor, cinco Poemas de desamor cargados de nostalgia y de una mirada esperanzada hacia el futuro. Así en La niebla del olvido hay un eco agridulce de la relación amorosa: “La niebla de tu olvido se hilvanó / de sombras, de tristeza, / de penumbra y de ausencia”.  

     Este viaje apasionante entre versos y rimas, entre palabras densas y sentimientos profundos da un quiebro para acercarnos a la realidad social más descarnada y cruel. En los Poemas sociales Prudencio rinde un homenaje a su padre y a todos los olvidados por la historia en Silencio histórico - ¡Qué silencio tan amargo sienten / aquellos que murieron dignamente! – se une el grito unánime en No a la guerra y evoca con rabia, con nostalgia y con un cariño inmenso por Aragón, la tierra que le vio nacer, sin olvidar a nuestro gran poeta y cantautor José Antonio Labordeta en uno de los poemas más logrados: No pongas tus sucias manos sobre Aragón. Su final es estremecedor: Aragón, despierta, / Teruel, protesta, / Aliaga no te mueras en la nada. Prudencio muestra también su preocupación por la situación actual del país en Marca Spain, se hace eco de la triste realidad del control total del ciudadano en Pasaporte, por favor y no olvida los desmanes e injusticias de tantas dictaduras en Vuelos de la muerte.

     El itinerario poético de Prudencio no puede esquivar la realidad más cruel y cotidiana: la muerte. Poemas sobre la muerte comienza con unos versos escalofriantes, que completó su hijo después de encontrarlos en un cajón. La personificación de la muerte,  a la que califica de canalla, esperpéntica, malvada, rastrera o rapaz nos remiten a los poetas medievales ente los que destaca una de las elegías del Arcipreste de Hita en el Libro de Buen Amor. Culmina esta parte con Muerte de una idea, cargado de sugerencias y emociones: “Se me murió una idea en el papel / y estoy de luto”.

      El viaje literario se enriquece también del viaje real. Porque Prudencio es un gran lector de la vida – como dice en la introducción -. Con Pasajeros al tren, poema con evidentes ecos machadianos inicia una andadura real y poética por ciudades como Marrakech – “Ciudad amurallada por el tiempo / doncella de rojiza tez…”, – Nueva York – “Como una amante lúbrica / te recibe y te envuelve / en su belleza”, León – “Capricho de luz diurna / y dama engalanada nocturna” y Estambul – “Medusa invertida en sana indiferencia: / serenidad, silencio, sombras…”.

     Cercanos, íntimos, cálidos y sugerentes son los Poemas familiares. En ellos vuelca Prudencio lo más profundo de su itinerario vital, un viaje apasionante con los suyos. El poema Mírame a los ojos, hijo mío expresa los deseos de un padre que quiere dejar una savia vital y fecunda. En Cuaderno azul sueña con la herencia que deja para los suyos un buen escritor. Otros poemas como Mayoría de edad: son sólo dieciocho – “Disfruta lo que puedas / y bébete la vida sorbo a sorbo” – o ¡Feliz cumpleaños, mi amor! nos reconcilian con el presente y con los aleteos cotidianos de felicidad.

     No podían faltar en esta variada y rica antología los Poemas didácticos. Como docente, igual que José Antonio Labordeta y tantos y tantos poetas, Prudencio reflexiona sobre su tarea en el aula en Verbos en primera conjugación – “Pasé mi vida / enseñando a pensar, / a soñar / a volar…” y reivindica de una manera directa y crítica en  El lapicero verde la importancia de la educación en el momento actual, tan amenazada desde esferas políticas e ideológicas: “¿Qué les pasa a los maestros de ahora que están serios? / Enferman de tristeza entre las cuatro paredes… / Los quieren mudos, desnudos…/ Es tiempo de silencio, de sumisión,…” Cuatro Poemas de autor completan este poemario. En Un día extraordinario nos invita a disfrutar del latido de lo cotidiano – “Es de sabios el convertir / lo ordinario en lo sublime”. En Lugares no tan comunes subyace un trasfondo existencialista – “¿Quién soy yo? / ¿Quién fui yo?” –. Hay una decidida declaración de principios en Si de sinceridad se trata y un canto a la soledad en el breve e incisivo poema final: “Si me llaman, digan que he salido; / que quiero encontrar la soledad / y vivir en ella por un tiempo”.

     En el epílogo con el que concluye este viaje apasionante, Prudencio reflexiona sobre la dificultad de escribir poesía, busca unas recetas adecuadas e invita a los lectores y aprendices de poetas a mirar con atención y curiosidad al escaparate de la vida. Allí encontrarán materia prima para escribir. Un reto y una tarea terapéutica y placentera.

 

 

 

 

EN PENUMBRAS

EN PENUMBRAS

    Pocos poemarios de los que recientemente han pasado por mis manos contienen la sutileza, la profundidad y la fuerza interior como el primer libro de poemas de la escritora granadina Magda Robles León, presentado el pasado mes de junio y que ha obtenido el XVII Premio Nacional de Poesía "Miguel de Cervantes" de la ciudad de Armilla. Su sugerente título - En penumbras se hizo verbo - sigue la pauta de su excelente blog y retoma un camino surcado de sueños, reflexiones, nostalgia, soledad, amor, desamor,... motivos que se remontan a lo más granado de nuestra tradición poética.

     La excelente introducción del poeta Francisco Acuyo nos abre las puertas a una auténtica metamorfosis, a una inefable transfiguración en la que el Verbo, la palabra recobra su protagonismo desde los primeros versos: Tan solo nací / para ser tu palabra / a través de tu boca, así comienza su primer poema ESPEJISMOS. Porque la palabra va más allá de la escueta realidad y transita por senderos insospechados llenos de vida. Así lo confiesa Magda en una POÉTICA de raíces becquerianas: La palabra / que late cual sangre ardiente, /arrebata y da vida en el mismo intento. A partir de ahí, desfilan los sentimientos de modo sublime, cual notas dormidas en el desván de los sueños. Y brota el SILENCIO - Este ruido está tan lleno de silencio... - y se deshoja lentamente la margarita efímera del tiempo que se pierde sin remedio en los laberintos de la memoria.

      Porque la poesía de Magda elige senderos teñidos de incertidumbre, SENDEROS DE TINTA, caminos soñados por el aire, cual una marioneta o una frágil luciérnaga; travesías marítimas en un intento de renacer cual sirena varada o Penélope enamorada de la vida. Todo ello a contratiempo, bajo la fatal amenaza del TIC-TAC imparable: Caen las horas / y ruedan como cabezas./ La guillotina ha visitado recuerdos... Recuerdos que son versos escritos a dentelladas, que son palabras que gotean con dolor cual una fuente reseca, que son albas sombreadas y ocasos sin retorno.

     Pero la poesía está impregnada de ausencias, de reencuentros, del poso agridulce de la memoria, del goce inefable de un amor imposible. Un amor cual estallido de pasiones, un amor que penetra en la desnudez del alma, un amor que se transforma día a día desde el sueño de un dios creador del verbo. Es LA VOZ DE LA PENUMBRA, poema que cierra la antología con un guiño a la Guiomar de Antonio Machado: Mujer sin voz esculpida en letras. / Musa y amante derramada en páginas. Como en Bécquer, amor y poesía se dan la mano - Poesía eres tú - y caminan por una vereda llena de surcos, cuajada de sentimientos sublimes, ahíta de luz y plenitud.

     Voy a plasmar uno de los poemas que, en mi opinión, reflejan mejor la esencia de la poesía de Magda:

                                            METAMORFOSIS

                                   Mudar la piel...

                                   Sentir cómo se desprende

                                   poco a poco y suavemente,

                                   renegada e insumisa

                                   porque ya no percibe tu tacto.

 

                                    Desvestir el cuerpo

                                    más allá de toda ropa.

                                    Ser crisálida abandonada

                                    de voluntad y entendimiento,

                                    oculta tras el embozo.

 

                                    Y dejarse caer.

                                    porque hay días

                                    que como pájaro indefenso

                                    la tristeza anida en los ojos.

                                    (...y se convierte en áspid...)

 

TARDE POÉTICA EN SORIA

TARDE POÉTICA EN SORIA

     Viajar a Soria es acercarse a una ciudad que, bajo su apariencia provinciana, está teñida de un halo poético especial. Acercarse a la ciudad del Duero para acompañar a la poeta zaragozana Marta Domínguez en la presentación de su poemario Historia transida y poesía renovada es una experiencia única. En la céntrica calle El Collado nos abre las puertas el antiguo casino de la ciudad, hoy denominado Cículo Amistad Numancia de Soria. En este marco histórico y cultural, frecuentado por Antonio Machado y por Gerardo Diego a principios del siglo XX, tuvo lugar la presentación de una obra que se aleja de la poesía al uso y que penetra como una reja afilada en la sensibilidad del lector.

    Precisamente en la planta superior de este edificio se ha inaugurado una exposición dedicada a los tres poetas que tuvieron una relación más o menos estrecha con la ciudad castellana: los sevillanos Gustavo Adolfo Bécquer y Antonio Machado, y el cántabro Gerardo Diego. Una exposición permanente que aglutina otras actividades de la ciudad numantina. Por eso, el sabor a poesía impregnó la velada y dio vida a una animada tertulia sobre la poesía, los poetas, las poetas y su compromiso y afán renovador.

     La presentación de la autora corrió a cargo de César Millán, librero y animador cultural de la ciudad. Y Marta habló con brevedad de la intencionalidad de sus poemas y leyó alguno de los más representativos. De todos ellos me quedo con el que está inspirado en la película Danzad, danzad malditos de Sydney Pollack y que dibuja metafóricamente el perfil más siniestro de la situación actual de la sociedad capitalista occidental, carcomida por la crisis.

                                         Hay campos de amapola

                                         convertidos hoy en crisantemos. Hay

                                         una llave que otea el horizonte

                                         sin hallar posibles cerraduras.

                                         (Mariposas de alas cercenadas

                                         como clítoris roto).

                                         Hay cruces de alabastro

                                         y en el lugar del vino y de las rosas

                                         hay hedor de rosas putrefactas.

                                         Me asomo al cementerio de mis días:

                                         ha muerto el ser humano.

                                         Nadie llama a la puerta carcomida.

                                         La sombra del ciprés en su vaivén,

                                         se jacta de los días

                                         azules del pasado,

                                         ya sin panes ni peces.

                                         ¡Danzad, danzad, malditos!

                                         sobre lodo y agua destilada

                                         libre ya del clamor de las termitas.

     

IMPULSO CULTURAL

IMPULSO CULTURAL

     Acabo de regresar de correos con un nuevo ejemplar de la revista TURIA. Este milagro de la cultura sigue adelante, a pesar de la crisis, y representa un impulso cultural no sólo en Teruel y Aragón sino en el ámbito nacional e internacional.

     La revista va ya por su número 107 y sigue manteniendo sus señas de identidad desde hace más de treinta años. Sus secciones habituales - Letras, Taller, Poesía, Pensamiento, Cartapacio, Conversaciones, La Isla, Sobre Aragón, Cuadernos Turolenses, La Torre de Babel - nos acercan a la literatura, a las artes y a la las plumas más prestigiosas.

     Este número está dedicado al escritor franco-argelino Albert Camus, premio Nobel de Literatura en 1957. Nos acerca al Camus novelista, al Camus viajero y al Camus dramaturgo. Las entrevistas con el artista Miquel Barceló y con el intelectual Andrés Trapiello conforman las monografías de esta nueva entrega. En la sección Letras se recuerda a Bolaño, a Carlos Fuentes y a Ignacio Agustí, autor de la olvidada Mariona Rebull. En la sección Aragón Javier Barreiro recuerda a José Ramón Arana en su 40 aniversario. Y en Cuadernos turolenses se homenajea al músico turolense Antón García Abril y al pintor de Rubielos de Mora Salvador Victoria. Raúl Carlos Maícas, fundador y director de la revista, nos deleita con su prosa profunda y personal en la sección La isla. Y para los amantes de la buena literatura y de la crítica más depurada, la sección La torre de Babel nos orienta sobre las novedades más recientes.

     Todo un regalo para este verano. Más que una revista, TURIA parece un libro. Son 450 páginas para disfrutar durante estos calurosos meses de lo más selecto de la cultura. Eso sí, es mejor saborear sus artículos poco a poco, como el que degusta un buen menú o cata un vino de gran reserva.

 

MORBO

MORBO

     Tengo entre mis manos la primera novela de la poeta Brenda Ascoz, autora de dos poemarios: En ajeno (Chorrito de Plata, 2007) y Ecorché (Eclipsados, 2009). Brenda reside en Zaragoza desde 1998 y es enfermera especialista en salud mental. Precisamente la novela Morbo trasluce algunas de sus experiencias profesionales en dos hospitales de la ciudad del Ebro y refleja ficcionalmente ecos de su propia andadura vital.

     De la mano de Claudia, la joven enfermera protagonista, nos adentramos en un ambiente críptico, laberíntico y muy cercano al desasosiego. Desde su primera jornada en el servicio de cirugía maxilofacial del hospital Miguel Servet hasta los últimos treinta meses en el servicio de Observación de Urgencias del hospital Clínico de Zaragoza, Claudia vive experiencias demoledoras, agravadas por la soledad, la falta de solidaridad de algunos compañeros, la superficialidad de los amigos y la ausencia de sus padres, fallecidos diez años atrás en un accidente de tráfico.

    En la novela se entrecruzan dos mundos casi antagónicos: el mundo de los hospitales, con sus penurias, su sufrimiento, sus desagradables experiencias y el mundo de la calle, de la diversión, de la música estridente o de la propia soledad al filo de la madrugada. Del ambiente de los hospitales queda un sabor amargo cuando la protagonista regresa a la soledad del hogar: "Cada día, una espesa lucha entre la vigilia y el sueño. Mirar a mi alrededor y comprobar cómo la atmósfera de mi piso, de por sí enrarecida por el humo del tabaco, se había adaptado por completo a mi estado de postración". Del ambiente de la calle nos llega también el desencanto y la búsqueda de identidad en la enloquecida noche zaragozana de los fines de semana: "Las callejuelas del Casco Viejo estaban abarrotadas y la marea de gente parecía dispuesta a separarnos al menor descuido. Rostros desencajados, rostros joviales, aburridos, cientos de máscaras de fin de semana neutralizándose las unas a las otras, robándose mutuamente la identidad, inmensa barrera que dificultaba el acceso al único rostro imprescindible de la noche".

     Brenda nos regala excelentes páginas descriptivas y consigue envolvernos en una trama morosa pero cargada de sugerencias y de reflexiones vitales. Llama la atención esa voz interior, esa segunda persona en la que se desdobla la protagonista y que nos llega en letra cursiva como un contrapunto íntimo de los propias emociones. A veces son exclamaciones sueltas - ¡Imbécil! -, otras, un yo interior que nos aconseja y nos invita al sosiego: Calma, Claudia. Cálmate. Sigue hablando con coherencia y que no se note que estás asustada.

     Pero la novela presenta muchos más matices: la acertada descripción de lugares conocidos de Zaragoza, el amor, el desamor, la soledad y, cómo no, la presencia fantasmal de la muerte como una amenazante espada de dámocles. Apenas se advierten balbuceos de una ópera prima. Tanto su estructura como su estilo ágil y depurado denotan la madurez de una escritora que ha destilado en su poesía lo mejor de sí misma. Una novela que vale la pena leer y saborear.

VELADA LITERARIA EN ZARAGOZA

VELADA LITERARIA EN ZARAGOZA

      El pasado martes por la tarde, la escritora barcelonesa Susana Camps presentó en Zaragoza su reciente libro de micro relatos Viaje imaginario al Archipiélago de las Extinta. En el marco excepcional de la librería El Pequeño Teatro de los Libros, tuve el honor y el placer de presentar esta obra acompañado de amigos y amantes de la buena literatura. Plasmo aquí una síntesis de esta presentación para los que, por diversos motivos, no pudisteis estar presentes. Espero os sirva de pequeño aperitivo para leer después la obra. Os encantará.

     Desde la galerada inicial con un acróstico con preposiciones, hasta la bitácora final que nos invita a un viaje apasionante hacia un nuevo planeta verde, la exploración de estas islas narrativas en peligro de extinción nos llevan de la mano a las profundidades marinas – evocando a Stevenson, Jack London o Kipling – nos invitan a rendir un homenaje a nuestra Literatura – desde la mitología clásica hasta las creaciones vanguardistas, sin olvidar el Romancero o los Siglos de Oro – pulsan nuestra vena más sensible a través de la nostalgia y la evocación de retazos de vida y nos invitan a un camino con retorno en el que se perfila un futuro  más allá de lo cotidiano.

     Mi camino por esta ruta marítima me ha permitido embarcar metafóricamente en una nave que, como indica el relato Exploración, surca “La piel y la tierra como un solo mapa por el que transitar”. Transformado en un lobo de mar, he convivido con las sirenas y he sufrido las incomprensiones de un turista novato. He comprobado además las huellas del paso del tiempo en mis manos y me he topado con ese ojo escrutador del diablo. En mi navegación he conocido peces parásitos, moluscos ermitaños y palmeras amenazadas por el lastre del progreso. Y en La flor de Pensang – relato que cierra la primera parte – he palpado el escalofrío de lo efímero y la fuerza de una imagen. Todo ello con un aliento poético inusual: “La monstruosidad respiraba mansamente bajo el sol del mediodía”.

            Si el viaje marítimo – con ese estilo casi británico surcado de ironías – me ha resultado apasionante, la inmersión en el mundo de las letras me ha llevado  a revivir el mito de Narciso, un Romance Fronterizo con excelente final: “ Cuando regresa de su boda, él cierra  con llave la puerta”, un consejo para buenos lectores en el relato Minificción – “Libros para viajeros, personas en movimiento que en un instante quieren traspasar los límites de la realidad y sumergirse en un universo literario”. Eso sí, hay que hacer una pequeña parada y conocer las Instrucciones para leer un micro relato – excelente alegoría gastronómica – y hay que tener muy en cuenta las Técnicas de inseminación artificial para escritores – como metáfora de las dificultades del escritor novel. Eso sí, la despedida es un aviso explícito para navegantes literarios. Así lo comprobamos en Armonía Universal: “Por suerte, el poeta es el único que lo sabe. Ajenos a la música de las esferas, los demás viven felizmente sordos”.

         Cualquier curtido y experimentado aventurero intenta dejar dentro de una botella mensajes más o menos cifrados para la posteridad, por si le sorprende un naufragio inesperado o la vida le castiga con inevitables reveses.  En esos mensajes, nos deja Susana lo mejor de sí misma tanto en el estilo como en el contenido. Desde el relato Hermano, que nos sumerge en un largo verano de la infancia hasta Mi reino por un caballo, en el que Álvaro es un niño al que no le dejan ser niño, nos adentramos de la mano de la autora en la parte más íntima, personal y emocional del libro.  Sentimientos tan diversos como la necesidad de comunicación, el calor de la familia, la soledad, el paso del tiempo, el poso de la nostalgia, la inevitable ternura, la infancia tan lejana,… colman nuestra sensibilidad y nos cautivan. Relatos como Hacerse hombre, con excelente prosa poética“Esta tarde el sol arranca espejitos de plata en el bocadillo” -, Días de gloria, con un final sorprendente e inesperado o Silencio III, evocación de la infancia con la nostalgia por la ausencia del abuelo – “…Una pátina de polvo lo cubre todo, pero no empaña el valor de los recuerdos”.  Hay en estas páginas un guiño a Marcel Proust – En busca del tiempo perdido – una evocación del 11 de septiembre de 2001 – I´m here – o una recreación del mito homérico de Penélope  en Silencio II– “María teje y desteje”.

     Pero Susana nos reserva para el final – Retorno por la ruta astral – una expedición hacia lo fantástico, lo surrealista, el mundo del terror y de la irrealidad. Desde el hechizo inevitable de la muerte en Cálculo de fuerzas hasta la Bitácora de la misión Clin, nos invita a convivir con extraterrestres – Escenas de peluquería – y nos regala excelentes retazos de humor y de sutil ironía – Cómo está el servicio  o Reinventarse para superar la crisis. Aparece incluso un trasfondo kafkiano en ¿Por qué solo apreciamos las promesas rotas? y nos ofrece recetas para alcanzar la felicidad – Fuf -. Al final, en un excelente quiebro cíclico, la misión científica busca nuevos horizontes y se nos plantean nuevos retos: “La futura Galaxia de la Extinta empieza su expansión”.

 

UN VIAJE APASIONANTE

UN VIAJE APASIONANTE

     Mañana presento en la librería zaragozana El Pequeño Teatro de los Libros, situada en el barrio de Las Fuentes, el libro de micro relatos  Viaje imaginario al Archipiélago de las Extinta,  de mi exalumna y amiga Susana Camps.

     El acto tendrá lugar a las 20 horas del 28 de mayo, martes. Os adjunto el pequeño cartel que anuncia el evento.

      Os espero a todos los que podáis asistir. Más adelante comentaré el libro y el evento.

EL TESTIGO INVISIBLE

EL TESTIGO INVISIBLE

     En estos tiempos de crisis política, social y cultural, en estos tiempos de inquietud y desasosiego, es un placer tener entre las manos la última novela de la escritora uruguaya Carmen Posadas, que nos acerca a una época convulsa de la Europa de principios del siglo XX. El testigo invisible una obra que reúne todos los ingredientes para cautivar al lector desde el primer momento. El testimonio de Leonid Sednev, deshollinador imperial y único testigo del asesinato de la familia imperial rusa el 17 de julio de 1918 por un grupo de militares de la revolución bolchevique, sirve de cañamazo sobre el que la autora - que ya obtuvo el premio Planeta con Pequeñas infamias en 1998 - plasma con notable acierto la historia de los últimos días de la vida del zar Nicolás II y de toda su familia.

    La novela comienza con una carta profética de Rasputín a Nicolás II pocos días antes de su muerte: "Ya no estoy entre los vivos, me matarán en breve, pero mi muerte se replicará en la vuestra como los círculos concéntricos que produce una piedra al caer en las aguas de un estanque". Precisamente Grigori Efimovich, más conocido como Raputin, personaje de gran relevancia en esa época: visionario, libertino y, para muchos, uno de los mayores responsables de la Revolución rusa. El conocimiento del trágico desenlace desde el principio, no impide que la lectura de la novela pierda un ápice de interés. Carmen, a través de la memoria del anciano deshollinador, que agota los últimos días de su vida en Montevideo, nos acerca a los últimos años de la vida del zar, de su mujer, de sus hijas y de todo lo que gira en torno a la vida de esta familia cada vez más. "Lo que voy a contar son mis recuerdos - confiesa este testigo privilegiado - pero, con la ventaja que da el paso del tiempo, he podido rellenar puntos oscuros con memorias y testimonios de otros que merecen mi confianza".

     El jueves pasado estuvo Carmen Posadas en Zaragoza presentado la novela en el ámbito cultural del Corte Inglés. Volvió a dar muestras de sus dotes como comunicadora, de su bagaje cultural y de su sencillez y naturalidad. Su última novela es un escalón más en su dilatada trayectoria como ensayista y narradora. En su página web - www.carmenposadas.net - podemos encontrar más información cobre la autora, sus creaciones y sus próximos encuentros con los miles de lectores y admiradores.

ADIÓS A UN POETA VITAL

ADIÓS A UN POETA VITAL

     Todavía tengo el enlace del poeta Antonio Pérez Morte, que falleció recientemente en Sabiñánigo, donde residía y creaba. La noticia me ha dejado helado. Se nos va un amigo, un poeta, un amante de la vida y de Aragón, la tierra que le vio nacer en Zuera en 1960.

      No lo llegué a conocer personalmente, pero sé que vivía por y para la literatura, me animaba a seguir adelante con mi blog y me comentaba con especial sensibilidad algunos de mis poemas y artículos. Antonio era un poeta del paisaje, de la amistad, del amor, de la denuncia. Y creía que la literatura era un remidio contra la soledad y las sombras de la noche. Tenía una fe ciega en la literatura como consuelo y contagiaba a sus amigos esa vocación de poeta desde dentro.

      Han sido muchas sus colaboraciones en la prensa y en revistas tan emblemáticas como Trébede, Rolde o la excelente Turia. De entre sus obras destacan Escombros o De puño y letra. Pero no podemos olvidar los poemas escritos en su blog y que quedarán ahí como una huella imborrable de su presencia vital y esperanzadora.

      Como homenaje a Antonio, plasmo este poema que recoge en su blog Marta Navarro y que supone a su vez un homenaje y reconocimiento a los poetas aragoneses:                                        

                       Tomaré de Seral el amor a la palabra,
                       de Pinillos pasión, fortaleza y constancia.
                       La humildad, la intuición de Lucianico Gracia,
                       para cantar cada día con su voz asombrada.

                       La verdad de Ildefonso, sus dudas más largas.
                       La soledad de Guillermo, siempre solidaria.
                       Con Miguel me hundiré en sus preguntas eternas,
                       cuando huya con “sumido” a una isla desierta.

                       De Luesma, la luz, la sed… la tristeza
                       de cantar Aragón, Sinfonía Incompleta.
                       De Labordeta la rabia y también la ternura
                       de quien canta por amor y por amor denuncia.

                       De Julio Antonio el amor, amores de leyenda,
                       de Navales elegancia y de Ferreró belleza.
                       La rebeldía de Guinda, su palabra desnuda.
                       De Rosendo, paisajes, reflexiones y fábulas.

                       La experiencia de Alegre, el misterio de Prat.
                       La memoria de Rodríguez, la artesanía de Trisán.
                       La nitidez de Vallés, la construcción de Esquillor,
                       la utopía entrañable de Emilio Gastón.

                       La rotundidad de Petisme, la sencillez de Teresa,
                       el compromiso de Rey y la esperanza de Serna.
                       De Ciordia ironía, transparencia de Blancas.
                       La hondura de Vilas y la amargura de Salas.

                       La fuerza de Andú, de Saldaña su magia.
                       La melancolía de Antón, de Alcubierre nostalgia.
                       De Lasala, sin duda, las confesiones más tiernas
                       y también la emoción y la inquietud de Sopeña.

DEL PELIGRO DE SUERTE

DEL PELIGRO DE SUERTE

    Tengo entre mis manos el segundo poemario de la poeta zaragozana Marta Fuembuena.  Del peligro de suerte es un libro audaz, críptico, misterioso y muy sugerente. Marta, que recibió en 2009 el premio Candy Warhol por La excusa de los días, nos sorprende de nuevo con una poesía más allá de la razón, lindante con el azar y abierta a un futuro incierto, desafiante y estremecedor.

    La poeta cita al chileno Vicente Huidobro como aperitivo poético: "Hay que saltar del corazón al mundo / Hay que crear un poco de infinito para el hombre". Y es la utopía, el ansia de infinito, la búsqueda de la irrealidad lo que recorre gran parte de estos versos aparentemente sencillos pero preñados de un hondo lirismo. A Marta le gusta jugar con las metáforas, retorcer el lenguaje, huir de los tópicos, navegar por ese mar turbulento en que se ha convertido la vida. Una vida que es Peligro que es Suerte, dos palabras que encabezan sendas partes de esta antología.

     Desde la Visión primera (y última) del primer poema hasta el Peligro de suerte que cierra el libro, la poeta aragonesa se rebela contra lo efímero de la vida - "Estamos hechos de polvo esmeralda / y del otro / que es gris / ausente / nada" - y recurre a la pasión o a la aventura submarina buscando un supuesto consuelo que permanece oculto cual un escarabajo verde debajo de la almohada.  Los sueños se entrecruzan con una realidad teñida de rojo y negro. El rojo de la pasión, el negro de la muerte. Una muerte en vida, una vida ajena convertida en círulo futurista.

     Porque anochece a destiempo y la vida está surcada de falacias. De ahí que la suerte se convierta en una apuesta por el todo o nada - "Todo para que las luces nos iluminen /  y nos cieguen / todo para que se queden" -. De ahí que aflore a veces el recuerdo infantil, la batalla contra el olvido o la queja amarga de una generación "Dormida sin laureles / reventada de domingos".  Se trasluce en los últimos poemas la interinidad del ser humano en el mundo, el triunfo de lo efímero  - "El paso del tiempo / es la bomba que no se dejó caer" -, la inevitable existencia en un ámbito cada vez más hostil e insolidario ("De este mundo no nos vamos, nos echan").

    Eso y mucho más es lo que se desprende de estos poemas escritos a contratiempo, sin tregua, con un profundo análisis de la realidad más palpitante. Una poesía conceptual y visual al mismo tiempo, unos versos heridos por imágenes surrealistas y metáforas audaces, unas palabras transfiguradas en brasa, en llama, en doloroso mar de amor y en oleaje desasosegado.

     Plasmo uno de los poemas que dan título al libro como botón de muestra de esta densa antología:             

                                          LA SUERTE DEL PELIGRO

                                   Aprender a ir hasta allá dentro

                                   negro de la risa dormida

                                   última estancia de reencarnación posible.

                                   Recorrer la mecha expectante

                                   cuando todavía se oigan voces

                                   dejarse amamantar por la fiera

                                   y no evitar desangrarse.

                                   Aprender a ir hasta allá dentro

                                   al interior de las paredes sin nombre

                                   cuando de otros sean los gritos

                                   que nos paralizan.

CABALLERO BONALD

CABALLERO BONALD

   Tengo entre mis manos el número 104 de la revista cultural TURIA. Todo un regalo para los amantes de la cultura y de la buena literatura. Junto al monográfico que rinde un merecido homenaje al poeta sevillano Antonio Machado con motivo del centenario de la publicación de su obra maestra Campos de Castilla, publica también, como si de una premonición se tratara una conversación de Fernando del Val con el escritor gaditano José Manuel Caballero Bonald.

   Hablo de premonición, porque el poeta, novelista, ensayista y memorialista jerezano de 86 años, acaba de alzarse hace dos días con el premio Cervantes, máximo galardón de letras españolas. Desde Las adivinaciones (1952), su primer poemario, y Dos días de septiembre (1962), su primera novela, Caballero Bonald ha ido trenzando, a lo largo de sesenta años, una obra literaria de acentos barrocos, cuidadísima prosa e incontables ecos. En ella destacan títulos como Ágata, ojo de gato, Manual de infractores o La costumbre de vivir, claves en la bibliografía de un autor singular. De alguien que se distinguió ya por sus orígenes aristocráticos, luego por sus estudios –filosofía, náutica, astronomía– y, más tarde, por una existencia inquieta y nómada. Su constante producción literaria se abrochó este mismo año con un peculiar trabajo lírico, Entreguerras, en el que mediante un poema de tres mil versos pasa revista a su trayectoria vital. Caballero Bonald, que no renuncia a editar otros versos sueltos o títulos recopilatorios, ya dijo cuando apareció dicho volumen que daba por concluida su bibliografía.

   Espigo algunas frases de la entrevista de la revista Turia, que podrían considerarse como una especie de poética de este miembro destacado de la generación de los 50: "Intento explicarme mejor a mí mismo por medio de la poesía". "Mi trabajo creador encauza poéticamente tentativas para ver lo invisible". "Es muy alarmante la idea de que el compromiso está pasado de moda". "La imaginación puede llegar hasta donde la memoria no llega". "La memoria es un ajuste de cuentas contra uno mismo". "Siempre me he sentido mitad romántico mitad surrealista".

   Y como homenaje a este poeta gaditano, plasmo un poema que nos sugiere hondas reflexiones sobre la vida y el paso del tiempo:

La botella vacía se parece a mi alma

Solícito el silencio se desliza
por la mesa nocturna,
rebasa el irrisorio contenido del vaso.
No beberé ya más hasta tan tarde.
Otra vez soy el tiempo que me queda.
Detrás de la penumbra
yace un cuerpo desnudo
y hay un chorro de música insidiosa
disgregando las burbujas del vidrio.
Tan distante como mi juventud ,
pernocta entre los muebles el amorfo,
el tenaz y oxidado material del deseo.
Qué aviso más penúltimo
amagando en las puertas,
los grifos, las cortinas.
Qué terror de repente de los timbres.
La botella vacía se parece a mi alma.
Por las ventanas, por los ojos
de cerraduras y raíces,
por orificios y rendijas
y por debajo de las puertas,
entra la noche.


 

DE TODO CORAZÓN

DE TODO CORAZÓN

    Hay poemas que colman y adensan los sentidos. Pero hay poemas que surgen del corazón y llegan hasta lo más hondo del sentimiento. Esta es la sensación que experimento cada que leo y releo los poemas de la escritora jienense Amaya Martín. Amaya ejerce actualmente como médico especialista en aparato digestivo y compagina su profesión con la pasión por las letras y, en especial, por la poesía. Ha participado en muchos recitales poéticos nacionales y regionales así como en varias y selectas antologías. Está a punto de ser publicado su primer poemario "Alea iacta est" en colaboración con el también poeta y escritor Jose Antonio Azpeitia y en este momento se encuentra trabajando en el que será su segundo poemario: “ La fuga de Don Tancredo”.

   Tengo entre mis manos una selección de poemas de la propia autora y no sé cuál elegir para ilustrar estas palabras de admiración y de sincero reconocimiento. Porque la poesía de Amaya brota como un manantial impetuoso, aletea bullidora entre las sombras de lo cotidiano, refleja las vivencias y los vaivenes de la vida como en un espejo sugerente y nos contagia con ese ritmo que alterna la suavidad serena con el ímpetu reivindicativo.

   En uno de sus poemas - Lo celebro - nos ofrece sus señas de identidad:                                         

Si te duelen mis palabras
¡Lo celebro!
Yo nací para ser garra,
verbo ácido en tu viento,
flecha lanzada y cuchillo
que te atraviese la espalda...,
hierro candente en tu brazo
que te haga mío en su sello
...y prefiero que me odies,
que me odie tu ignorancia...
a que me ignore tu pecho.

    Flecha, cuchillo, hierro candente,...símbolos del agudo filo de sus poemas y de la esencia de su latido vital. La poeta se confiesa rebelde, inquieta, acunada por los vaivenes del amor y del dolor, de la soledad y de la libertad. Pero también nos muestra su lado más tierno en poemas como el dedicado a su abuelo: 

Era de ojos verdes

de postura enhiesta

Llevaba chaleco

bastón y sombrero

y un pañuelo al cuello

de franela o seda

 Cruzaba la calle

más ancho que largo,

la mirada en alto,

los pies en la tierra

 Iba haciendo ojo

entre las abuelas..

cosa que ponía

a mi abuela negra

 Hace ocho años

que ya no me espera

como hacia siempre

con la puerta abierta..,

las mejillas rojas,

el puro en la boca,

la sonrisa puesta

 Se marchó un mal día

un mal día de invierno

de aquella mi tierra

cuando estaba lejos,

tan lejos de él,

de mi tierra amada

de su luz serena

 Caballero noble

con más Don que Din..

lo pagaba todo

y no pudo en cambio

pagarse el entierro

 De música y libros

del hombre y su historia

sabía bastante..

Y a pesar de ello,

nunca le escuché

mal decir de nadie

 Hoy estás conmigo

¡Sangre de mi sangre!

    Son muchos los poemas de Amaya que podríamos seleccionar en esta breve reseña. Pero en este marco otoñal que estamos viviendo, un otoño preñado de desasosiego e incertidumbre, voy a plasmar uno de los poemas que publicó hace poco más de un año en el blog del poeta zaragozano Fernando Sarriá, que dedicó una semana a la poeta andaluza:

En este Otoño de Inviernos
en que sobran las certezas
que quisimos no tener..
en que una escarcha traidora
nos atacó por la espalda
deteniéndonos en seco
y congeló el latido,
y nos caló los huesos..
con su nieve blanca


En Este otoño de inviernos
de manillas de reloj sin marcha atrás
en que tan solo hay lugar
para las frentes altas...
y los pechos al aire...
y las bocas abiertas...
que prefieren dar sus pasos 
sobre los campos minados
a vivir en la agonía 
de una muerte programada,
en su inconsciencia feliz 
de una anestesia pactada

En este otoño de inviernos
lloro hojas de impotencia
y de lucha sin cuartel...


Hojas parduzcas, verdosas..
de amargura y esperanza
caen del cielo como aves
y se posan a mis pies
.  

(http://crepusculariosiglo21.blogspot.com.es/2012/09/semana-dedicada-amaya-martin.html

    Espero os acerquéis durante una de estas dilatadas tardes de otoño al poemario de Amaya Martín y disfrutéis de una poesía fresca, sincera, audaz y sugerente.

MISIÓN OLVIDO

MISIÓN OLVIDO

     Acabo de leer la última novela de la escritora María Dueñas. Y la verdad es que no me ha defraudado en absoluto. Al contrario. Es una denso relato similar a su exitoso libro El tiempo entre costuras. En Misión Olvido he descubierto a una escritura más madura, más coherente y más documentada.

    Sin abusar del suspense, manteniendo muy equilibrados los tempos narrativos, con una prosa natural, ágil y sugerente, la escritora de Puertollano nos sumerge desde el principio en dos historias paralelas que confluyen de manera muy verosímil y mantienen el interés del lector hasta las últimas líneas. La protagonista femenina, Blanca Perea, inicia una arriesgada huida hacia adelante en busca de la Misión Olvido, una investigación que llevó a cabo el profesor Andrés Fontana, sobre una misterosa misión de los franciscanos en California a comienzos del siglo XIX. Paralelamente a esta ruptura con el pasado, nos presenta la andadura del hispanista americano Daniel Carter, que realiza un viaje inverso al de Blanca y, después de romper con los lazos familiares, visita becado España para seguir las huellas del escritor oscense Ramón J. Sender y de una de sus obras más relevantes, Míster Witt en el Cantón.

     Dos vidas, dos destinos y dos vidas que se encuentran después de una dolorosa ruptura sentimental, en el caso de Blanca, y de una pérdida de su esposa en un trágico accidente, en el caso de Daniel. Entre medio, fruto de una detallada documentación y de su experiencia personal como becaria en California, María nos retrata con ágil precisión la España de preguerra en la que vivió el joven Andrés Fontana, la España de posguerra que conoció Daniel y la América de finales del siglo XX desde el campus universitario y las reivindicaciones ecologistas.

     María Dueñas convierte la novela en un homenaje explíctio a muchos intelectuales españoles en el exilio, exalta la labor docente, destaca la labor investigadora de tantos y tantos estudiosos anónimos de la cultura y tradición hispanas. Hay además numerosas reflexiones sobre las dificultades de la vida en pareja, sobre el poso agridulce del amor, sobre el paso del tiempo, sobre la independencia de los hijos,...

    Además, el título Misión Olvido, va mucho más allá de esa misteriosa colonia que los franciscanos intentaron evangelizar. El olvido supone además, romper amarras con el pasado, no dejarse llevar por el peso amargo de los recuerdos, mirar hacia alelante, afrontar el riesgo, saber convivir con la soledad y, sobre todo, aceptar sin paliativos los reveses caprichosos del amor.

    Recomiendo esta novela a los lectores interesados por bucear en la España de los años cincuenta y a los que quieran disfrutar de una prosa realista, verosímil y con un estilo narrativo que se enmarca en lo mejor de la tradición española.

    

    

EL EJE IMAGINARIO

EL EJE IMAGINARIO

    Tengo entre mis manos el último poemario de la poeta andaluza Rosario Troncoso (Cádiz, 1978) Es el cuarto libro de poemas de esta docente que dirige además la revista literaria y cultural El ático de los gatos. Después de la publicación de los libros Huir de los domingos (Sevilla, 2006), Delirios y mareas (Publicaciones del Sur, 2008) y Juguetes de Dios (CVA Ediciones, 2009) Rosario nos regala una antología breve, sencilla, densa y muy sugerente.

    Sorprende desde el principio la alteración del orden lógico de los poemas. La primera de las tres partes - Fin - nos sumerge en un mundo apocalíptico, confuso, carnavalesco y cercado por el halo de la muerte. La segunda parte - Ráfagas de luz - es un guiño a lo cotidiano y un gesto de complicidad a todos los poetas. Cierra el poemario un manojo de poemas dedicados al amor, a la familia y a las pequeñas ilusiones del día a día.

    Para los que amamos la poesía sencilla pero profunda y transparente, esta antología nos reconcilia con la vida. La cadencia de los endecasílabos y heptasílabos nos invita a disfrutar con la lectura de unos poemas a flor de corazón, a flor de vida. Desde el primer momento, imágenes sorprendentes nos acercan a un mundo apocatíptico y escatológico. La LLuvia roja simboliza el abandono de la divinidad (Emergió de las aguas un dios herido). Un mundo desolado en el que La tierra, dolorida regresa a los abismos primigenios) y un mundo agonizante, que sufre el acecho irremediable de la muerte (La muerte es apagar de golpe todas las luces). Lo carnavalesco se mezcla con la confusión de un Babel perpetuo y entonces surge, la desazón, el dolor y el cansancio vital (Si quisiéramos deshacer los pasos / caminaríamos sobre ceniza). Uno de los poemas que rompe esta cadencia y refleja la degradación de la enseñanza y la cada vea más ardua tarea del docente es Pupitres violentos: Alimañas acechantes / Sin presente ni futuro / me consumen la energía. El octosílabo diseña un romance agrio, espectral, como la realidad misma.

     Este eje imaginario nos ofrece, sin embargo, unos oasis de luz y claridad. Son los poemas centrales que plasman el amor a la infancia, la metáfora solitaria del gato y la complicidad por los poetas y sus señas de identidad. En el poema El árbol de la infancia hay una evocación nostálgica de esos años felices e irrepetibles (Desear el regreso a la familia / Encadenarse al árbol de la infancia). En Poeta y en Pájaros de humo se respira soledad y aislamiento del falso mundo cultural (Y entre sílabas inútiles / te visten de silencios mercantiles) y se reviste de paradojas incendiarias (Los enfermos de lucidez: los poetas).

     Los poemas que cierran esta jugosa antología retornan al inicio de la ilusión, a la experiencia del amor, al disfrute de los pequeños placeres cotidianos, al gozo de la maternidad, a la vida de pareja en casa, cual un locus amoenus. No podía cerrar esta breve reseña sin plasmar uno de los poemas más representativos de El Eje imaginario, tanto por su sencillez como por su hondura y aliento vital: A tu casa.

                                               Quiero estar en tu casa.

                                        Dejemos en la playa a los amigos.

                                        Que nadie va a notar que ya no estamos.

                                        El sol, fuera, tumbado sobre el faro.

                                        Tu cuerpo, dentro. Mi boca, profunda.

                                        Y me sube la marea a la cintura.

                                        Vayamos a tu casa.

                                        Dejemos en el mundo el equilibrio.

                                        Que no hay nada más hermoso que caer,

                                        ya deshechos como arena de duna

                                        el uno sobre el otro, sin orillas.

    

 (FOTOGRAFÍA: La poeta gaditana Rosario Troncoso)

UNA FAMILIA NORMAL

UNA FAMILIA NORMAL

      He disfrutado mucho con la lectura de la última novela del escritor Santiago Gascón, Una familia normal. Santiago Gascón es profesor en la Universidad de Zaragoza y colabora en diversas universidades europeas y americanas. Es también escritor y guionista: ha publicado también las novelas Agnus Dei (2000 y el libro de relatos Manila (Xordica, 2003). Hace poco más de un mes presentó la obra en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza y la semana pasada firmó y dedicó ejemplares en la caseta de Xordica en la Feria del Libro.

     La primera pregunta que nos hacemos los lectores al iniciar la lectura de esta novela que mezcla lo autobiográfico con la ficción es qué entendemos hoy en día como familia normal. Lo que queda claro a lo largo de la novela, en la que intervienen los cuatro miembros de la familia - Pepa, Darío y los hijos Guille y Fran - es que la familia se ha transformado progresivamente desde las últimas décadas del siglo XX. Santiago, que ejerce su labor docente como profesor de psicopatología en el campus universitario de Teruel, nos regala unas páginas llenas de reflexiones sobre la vida en pareja, sobre la educación de los hijos, sobre el paso de los años -esas crisis de los cuarenta o cincuenta -, sobre la rutina de la vida cotidiana, sobre los viajes de vacaciones y sobre el rumbo cada vez más incierto de la sociedad que nos rodea.

      La estructura del libro está muy bien lograda, con un final abierto que deja al lector con la miel en los labios. Quiero valorar, sobre todo, el punto de vista de cada uno de los cuatro coprotagonistas, esa visión caleidoscópica de la realida, tan distinta y, en ocasiones, tan distante. Como padre y educador, me han tocado más de cerca los problemas que plantea el autor, especialmente ese paso de los hijos desde la infancia a la adolescencia. Todo es en la novela como la vida misma. Eso sí, como dice Santiago en una entrevista, la vida supera casi siempre a la ficción.

     Una familia normal es una novela para releer, para embeberse de los azares de la vida cotidiana, para reírse hasta de uno mismo, para reflexionar sobre el presente y sobre el futuro. Es una novela diseñada como un traje hecho a mano para padres, educadores y, sobre todo, para adolescentes. Os dejo con un pequeño párrafo de la obra, un botón de muestra de esta prosa sencilla y sugerente:

"Papá se abrió una cerveza y dijo que éramos una familia de chiste. Yo le corregí. Somos una familia de teleserie americana barata. Papá se dejó caer en el sofá y se echó a reír. Pero aquella risa tenía algo de llanto".

(Fotografía de Santiago Gascón, del blog de Antón Castro)

UNA NOVELA PROFUNDA Y SUGERENTE

UNA NOVELA PROFUNDA Y SUGERENTE

      Tengo entre mis manos Daniela, la tercera novela de la escritora almeriense Carmen Lorenzo Benavides (Adra, 1970). Carmen se interesó desde muy joven por la literatura y a los trece años intervino como autora junto a otros compañeros de colegio en la elaboración de un libro de poesía y prosa poética titulado Cavite habla. Desde entonces no ha dejado de crecer como escritora, ya que ha intervenido en tres libros de relatos de Arráez Editores hasta la aparición de su primera novela, La identidad perdida, en 2006. Una novela de intriga, policíaca, emparentada con la novela negra. Tres años después se editó El descanso de los justos, un relato muy distinto al anterior. En él nos ofrece una original dualidad temporal entre la Edad Media y le época actual y nos brinda una serie de reflexiones sobre el papel del ser humano en el mundo, sobre el bien y el mal o sobre la religión.

     Daniela participa, en cierto modo de las dos anteriores. Su mayor brevedad permite acercarse al relato de modo tranquilo y sereno. Un relato que fluye espontáneo al hilo del monólogo de Casio, uno de los protagonistas, que mientras está declarando en la Jefatura de la Policía Local de Vera, nos desvela sus sentimientos, su incierto pasado y el poso amargo de su soledad y amargura. Todo gira en torno a la desaparición de Daniela, una periodista valenciana que está investigando sucesos extraños en dos lugares almerienses, el cortijo del Pajarraco en Vera y el pueblecito de Laroya.

     Pero Daniela es mucho más que un thriller al uso. Me ha sorprendido gratamente la visión caleidoscópica de los hechos, el contrapunto de escenas e intervenciones, la intriga sutil y verosímil, el acertado manejo del tempo narrativo y ese final abierto y sugerente.

      Carmen Lorenzo vuelve a demostrar con esta novela que sigue siendo una de las voces más autorizadas de la narrativa almeriense. Las reflexiones sobre la vida, la soledad, el amor, la rutina cotidiana,... dotan al relato de una hondura cercana a la de los grandes narradores actuales. Como botón de muestra, plasmo un fragmento del inicio del monólogo de Casio, al inicio de la novela: Tan corta es la vida...Para qué molestarnos siquiera en vivirla fuera del ritmo tranquilo del ir y venir de las olas que rompen silenciosas a mis pies.

GOYA E ILDEFONSO MANUEL GIL

GOYA E ILDEFONSO MANUEL GIL

     Ayer tarde tuvo lugar en la biblioteca María Moliner de la Universidad de Zaragoza un homenaje al poeta aragonés Ildefonso Manuel Gil, nacido en la localidad de Paniza hace 100 años. Este centenario reunió a estudiosos del poeta, a profesores universitarios y a su hija para recordar la admiración de Ildefonso por su paisano, el pintor universal Francisco de Goya.

    Participaron como conferenciantes en el acto el crítico de arte Jorge Gasca y el doctor en Filología y profesor de instituto Manuel Hernández. Gasca sintetizó la labor cultural del grupo Pórtico, en la Zaragoza de los años 40 y Manuel seleccionó diez poemas del libro Homenaje a Goya, de Ildefonso Manuel Gil, publicao por Pórtico en 1946 e ilustrado por los principales artistas del momento.

    Manuel Hernández habló de la admiración del escritor de Paniza por el pintor de Fuendetodos. Comentó las similitudes entre los dos artistas - guerra y exilio en distintas épocas - y valoró la sensibilidad del poeta para expresar con metáforas, sinestesias y paralelismos aquello que el pintor plasmó magistralmente en cuadros como Los fusilamientos de la Moncloa, Pinturas negras y aguafueres, La gallina ciega, El Columpio, La ermita de San Isidro o Fuendetodos.

    Como doble homenaje a Goya y a Ildefonso, voy a plasmar uno de los poemas de este libro, dedicado a las Pinturas Negras. (En la foto, una de las más conocidas). Es un magistral soneto que refleja el latido oscuro de unas obras profundas e imperecederas.

                                          Estas pinturas son tu despedida

                                         del mundo de las cosas. Aquí empieza

                                         tu búsqueda febril de la belleza

                                         en sueños y delirios escondida.

 

                                         La Misa negra de tu frente herida

                                        movía tus pinceles con fiereza,

                                        descifrando la farsa, la tristeza

                                        y el inútil vacío de la vida.

 

                                        Tus ojos desvelaban sus visiones;

                                       y por cada relumbre que perdía,

                                       entregada a lo oscuro, tu paleta,

 

                                        de la selva confusa de intuiciones

                                       al brío de tus manos te nacía

                                       un verbo milagroso de poeta.

KAFKIANO

KAFKIANO

     Estoy leyendo y comentando con mis alumnos de Literatura Universal de segundo de bachillerato La metamorfosis de Franz Kafka. A pesar de haberlo leído varias veces, cada vez encuentro algo nuevo en esa situación absurda y angustiosa del joven Gregor Samsa, que se despierta sobresaltado una mañana lluviosa, convertido en un monstruosos insecto.

    Alguno de mis alumnos ha asociado la situación kafkiana del protagonista - salvando las distancias espacio-temporales - a la de muchos jóvenes de la Europa del siglo XXI. La crisis aguda que todos estamos padeciendo, se ceba más si cabe en las futuras generaciones. El absurdo aparece día tras día en las páginas de los periódicos y en los informativos. Nadie sabe a qué atenerse. Reina la paradoja, las contradicciones e incluso la ironía. Ni siquiera los políticos de primera fila tienen claro lo que hay que hacer. Y muchos de ellos adoptan la política del avestruz, la mayoría echa la culpa a los gobiernos anteriores y casi todos prefieren un viaje hacia ninguna parte, como decía Fernando Fernán Gómez.

    La edición de las obras de Kafka que tengo entre mis manos, a cargo de Ángeles Camargo, contiene además, otros relatos no menos sorprendentes. Quiero destacar dos de ellos: La condena y En la colonia penitenciaria. Este último es, sin lugar a dudas, el relato más cruel de toda la obra de Kafka. Es una crítica a la sublimación de la tortura física de tantos regímenes autoritarios. Y es una velada alusión a la condena indiscriminada a todos los culpables, sin juicio previo ni posibilidad de defenderse.

     Por desgracia, los comportamientos kafkianos siguen existiendo en pleno siglo XXI. Y no sólo en los países en vías de desarrollo. Lo que ocurre con la economía, con los ajustes, con las primas de riesgo, con las cotizaciones bursátiles, con la deuda exterior,...es simplemente kafkiano. Parece que estamos volviendo a esos oscuros años de principios del siglo pasado que culminaron con dos guerras mundiales y con con la debacle de Wall Street en 1929.

TORPON III

TORPON III

     La joven escritora Cristina Calle nos acaba de regalar un cuento lleno de ternura, humor, aventuras, sueños y premoniciones. Con una constancia y un tesón encomiables, acaba de publicar el libro Torpon III, un relato alegórico en el que la joven princesa Caroline se exilia del planeta Torpon III, en el que las mujeres son torpes y los hombres perfectos.

     Con una prosa ágil, sencilla y muy sugerente, Cristina consigue atraer a atención del lector y nos seduce desde las primeras páginas. Esta historia nos muestra la imperfección del ser humano, el derecho a luchar por una humanidad más justa y democrática y el esfuerzo cotidiano por superar todas aquellas barreras que impiden ser uno mismo y crecer en un clima de libertad.

      Cristina dedica el libro "a todas las torpinas del mundo, sean hombres y mujeres, para que se atrevan a encontrar su Caroline interior". Y es que todos estamos invitados a realizar este viaje fantástico de crecimiento y superación personal. Un viaje que se encuentra con peligros, amenazas, altibajos, actitudes radicales... Un viaje que culmina con un con un canto a la amistad, a la solidaridad y a la libertad personal. El inicio del último capítulo explicita el estado de ánimo de la joven protagonista y anticipa otras futuras aventuras: "Este es el final de ese viaje, pero no el final de la amistad de los compañeros de viaje. Cada uno sigue su propio camino, algunos en la tierra, otros en Torpón III. Pero, de vez en cuando, en su planeta o en otro, se encuentran todos juntos y recuerdan con cariño esa aventura".

       El viaje de Caroline simboliza también el viaje o peripecia vital de la autora. Un viaje de superación, de tesón, de perseverancia. Cristina Calle, una escritora precoz que a los once años escribió a mano su primera novela en una libreta vieja, reconoce que su vida ha sido un camino de esfuerzo y que su labor creativa refleja los valores humanos que siempre ha cultivado. Así lo confiesa en un breve epílogo que titula Proceso Creativo: "Todos mis escritos tratan sobre valores humanos, como la amistad, el amor, la superación, la lucha y la constancia".

      La lectura de Torpón III me ha dejado una sensación nueva y distinta. Una sensación de crecimiento personal, de apertura a otros mundos, de la concepción de la vida como un viaje apasionante. Una alegoría  muy actual encerrada en la aparente sencillez de una prosa clara y profunda. Espero que los que la leáis, experimentéis estas mismas sensaciones. Vale la pena intentarlo.

LOS ENAMORAMIENTOS

LOS ENAMORAMIENTOS

     ¿Alguien ha estado enamorado locamente alguna vez? ¿Alguien ha vivido el amor conn toda la plenitud? ¿Alguien ha saboreado las mieles de un amor con mayúsculas? ¿O acaso su amor ha sido flor de un día, flirteo adolescente, reto personal, conquista difícil, encaprichamiento o simple atracción fatal?

      Todo esto y mucho más podemos encontrar en la última novela - yo diría novela-ensayo - del escritor madrileño Javier Marías. Los enamoramientos es como un laberinto, como una madeja de reflexiones que va enredando al lector desde las primeras páginas. Es una novela, densa, con escasa trama, con un argumento que sirve de soporte al buceo profundo y moroso - demasiado moroso - en el yo más íntimo de los personajes. Unos personajes que se enfrentan desde el principio a la desaparición de sun ser querido y que tienen que afrontar el día a día post-mortem con entereza y valentía.

      Una voz en primera persona - María Dolz, la protagonista - nos acerca a Luisa, la viuda desolada de Miguel Desvern, cruelmente asesinado.  Y a Javier, un amigo del que está prendado y al que acaba eludiendo con escéptica indiferencia. Por la novela desfilan otros personajes del mundo de las letras, como Francisco Rico - ¿qué pinta el crítico literario en la novela? Pero lo que otorga a esta obra la categoría de casi maestra son las reflexiones sobre la vida y sobre la muerte. Reflexiones que nos llegan a lo más hondo. Reflexiones que nos convierten en personas que viven al filo del destino, al filo del azar, al filo de la soledad.

     ¿Qué ocurriría si el ser querido que damos por fallecido regresara a la vida inesperadamente? ¿Lo volveríamos a aceptar en nuestro nuevo mundo? ¿No sería el muerto una inconveniencia? Marías nos plantea estas reflexiones y muchas más. Con su prosa envolvente y cautivadora - quizás demasiado reiterativa en algún momento - nos plantea además dudas razonables sobre el destino, sobre nuestro pensamiento oscilante, sobre la imposibilidad de saber nunca la verdad cabalmente.

     No me ha entusiasmado la novela. Pero me ha ayudado a reflexionar sobre mi propio yo, mi propia vida, mi propio destino. Y eso ya es más que suficiente para valorar esta prosa demasiado laberíntica. En mi modesta opinión, al libro le sobrarn unas cien páginas y algún que otro capítulo episódico. Vendería más y dejaría al lector mucho más satisfecho. De todos modos, como un ensayo, vale la pena leerlo y quedarse con esa introspección en un mundo interior apasionante.