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PUEBLOS

UN PUEBLO DE CONTRASTES

UN PUEBLO DE CONTRASTES

     Hoy he tenido la oportunidad de visitar Villanueva de Gállego y de comprobar in situ cómo ha evolucionado esta pequeña localidad en las últimas dos décadas. Es un pueblo de contrastes, en continuo crecimiento. La parte antigua y más pintoresca queda cada día más desdibujada por la cantidad de adosados que la convierten en ciudad dormitorio de la cada vez más cercana Zaragoza. Su población se incrementa día tras día, tal vez con demasiada rapidez. Y es que muy pocos conocen el auténtico pueblo, que fue barrio de Zaragoza en el siglo XIX y que en 1848 vio nacer a uno de los mejores pintores aragoneses de la época: don Francisco Pradilla. He recorrido las calles de Villanueva, el entorno del Sella (algunos sólo conocen la población gracias al complejo hotelero) y me he acercado luego a la recién inaugurada Universidad de San Jorge. Me ha recibido un golpe frío de cierzo y desde su vestíbulo he contemplado los campos que todavía se cultivan, las ovejas pastando en busca del sol otoñal y el trazado del AVE, como un intruso en la apacible ribera del Ebro.

    El campus de San Jorge empieza con vocación de futuro e intenta cubrir aquellas demandas académicas que no oferta, de momento, la universidad pública. El interior es todo blanco, luminoso, casi inmaculado, tal vez algo aséptico. Amabilidad por doquier y luminosidad a raudales. Calidad como objetivo y estrategias creativas. Los accesos todavía no están acabados y las obras de los polígonos industriales entorpecen la llegada al recinto. Buenas instalaciones deportivas y, tal vez, demasiado cemento y poco arbolado. Pero todavía es pronto para juzgar a una entidad que acaba de nacer. Hay que dar tiempo al tiempo. De momento, me he quedado sorprendido por su ubicación. El rigor de los inviernos y de los veranos del valle del Ebro se dejará notar. Pero aún hay proyectos pendientes. Todo se andará. De momento, los futuros periodistas no tendrán que estudiar en Madrid o en otras provincias. A no ser que apuesten por la universidad pública. Todo es cuestión de gustos, intereses y maneras de pensar.

LA ESPAÑA OLVIDADA

LA ESPAÑA OLVIDADA

     En estos tiempos de progreso, de prisas, de estrés, de innovaciones tecnológicas y mejoras a golpe de talonario, en estos tiempos de contrastes, de desigualdades y de sonrojantes diferencias en todos los ámbitos, he aprovechado para reflexionar - al hilo del programa de anoche en Antena 3 "360 grados" - sobre la España rural, sobre el Aragón rural, sobre el Teruel rural. Porque, aunque el AVE no es la panacea ni unas buenas comunicaciones lo solucionan todo, la soledad en que se quedan nuestros pueblos desde noviembre hasta bien entrada la primavera obedece, en cierto modo, a las deficientes comunicaciones. Porque las autovías llevan consigo mejoras en todos los aspectos de la vida. Y si no, que se lo pregunten a los que se han visto favorecidos por ellas. De todos modos, la paradoja continúa. Pues las comunicaciones también sirven para que a los pueblos se viaje en el día desde la capital y, por lo tanto, no consigan una vida propia. En los pequeños núcleos rurales de la España interior unamuniana sólo quedan los mayores y unos pocos más. Allí encuentran lo que falta en las grandes urbes: tranquilidad, sosiego y calidad de vida. Pero la cruda realidad es que el que se va del pueblo difícilmente vuelve a él. Es casi siempre un viaje sin retorno.

    Voy a plasmar un poema de mi amigo Fernando Ainsa, que en su obra Aprendizajes tardíos reflexiona con un tono distante e irónico sobre el dilatado período invernal en un pueblo de Teruel, alejado de AVES y de autovías.

                                                                      EN ESTE PUEBLO

                                                             En este pueblo

                                                                    - dicen los mayores -

                                                             se llega a viejo

                                                             subiendo cuestas empinadas

                                                             y comiendo acelgas todo el año.

                                                             Siguiendo el consejo

                                                             emprendes airoso el ascenso

                                                             pero dejas el resuello

                                                             entre la panadería cerrada para siempre

                                                             y la plaza de la iglesia de la que parten

                                                                             - con un adiós definitivo -

                                                             los que van al camposanto.

                                                             Tal vez

                                                                            - te dices a modo de consuelo-

                                                              la decisión de pasar aquí inviernos solitarios

                                                              sospechar murmullos en el corazón de la noche

                                                                             leer tantos libros postergados

                                                                             recoger las hojas secas

                                                                             (que todavía no se ha llevado el viento)

                                                              la has tomado demasiado tarde,

                                                              cuando ya estabas cansado.

POR LA SIERRA DE GÚDAR

POR LA SIERRA DE GÚDAR

    La comarca Gúdar-Javalambre es una de las más atractivas de la provincia de Teruel desde el punto de vista paisajístico. Uno de los pueblos más pintorescos de esta comarca es Gúdar, situado a casi 1600 metros de altitud y  asentado sobre una eminencia rocosa que lo convierte en un lugar atractivo para el visitante que se acerca desde la vecina localidad de Allepuz.

     Esta mañana me he acercado desde Aliaga a las inmediaciones de este pueblo para disfrutar del paisaje que rodea al cauce el casi recién nacido río Alfambra. El verdor de sus pinares, el amarillo de los chopos que flanquean el cauce el río y el gris otoñal de las rocas contrastan con el tono blanco de las fachadas y el color rojizo de los tejados de un pueblo acogedor y hospitalario. Aunque ha disminuido notablemente su población a lo largo del siglo XX - llegó a tener casi 600 habitantes en 1900 y ahora ni siquiera alcanza los 100 - la actividad ganadera y agrícola se ve complementada con el auge del turismo durante todo el año, especialmente en verano y en invierno, cuando la nieve invita a acercarse a la vecina estación de Valdelinares.

    Lo que más llama la atención antes de llegar a Gúdar desde Allepuz es el lamentable estado de la carretera que pide una urgente remodelación. Aunque el tráfico es escaso, después de cada curva puedes encontrarte con un turismo o un camión en sentido contrario y puedes tener problemas si no te conoces bien el trazado. De todos modos, el paisaje que se contempla a ambos lados de la ruta, invita a conducir con parsimonia y a disfrutar de los colores del otoño, tan efímeros como inesperados. Cualquier recodo del camino invita a dejar el coche y caminar por las diversas sendas que conducen a fuentes, merenderos o a alguna de las masadas que aún continúan habitadas. La subida a Gúdar es más exigente. La empinada cuesta es un reto para los buenos ciclistas y los animosos escaladores. Los dos kilómetros de carretera desde el cruce hasta el pueblo están más arreglados y uno no puede evitar acercarse al centro de la población que se convierte en improvisado mirador hacia esta parte privilegiada de la sierra turolense. Gúdar es como el portal de esta comarca que se extiende hasta la provincia de Castellón y que nos reserva sorpresas inesperadas. Su capital, Mora de Rubielos, destaca por su arquitectura y es también un enclave privilegiado. Aunque es Rubielos de Mora la que atesora más historia, más tradición y más riqueza arquitectónica.

DESPEDIDA NOSTÁLGICA

DESPEDIDA NOSTÁLGICA

     Cae la noche sobre Aliaga. Un dulce crepúsculo comienza a envolver paulatinamente este pintoresco valle, surcado por el inquieto Guadalope. Se acerca el final de tres días intensos de fiesta, de celebración, de diversión para todos. Si ayer fue el día dedicado a la patrona, la Virgen de la Zarza, hoy ha sido el día de la comida de hermandad y del toro ensogado por las calles de la localidad.

     El toro ensogado va ganando enteros año tras año. Tal vez sea uno de los mejores aciertos de las últimas comisiones. Las calle mayor se engalana, la gente se agolpa en los balcones o en la barbacana. Y los más audaces corren calle arriba o calle abajo buscando la mejor perspectiva, el mejor quiebro o incluso el mejor pase. Si anoche estaba la plaza de la Iglesia abarrotada para contemplar el segundo toro embolado, hoy la calle principal se ha llenado de colorido, de alegría, de euforia y de algún pequeño sobresalto.

     Esta noche a las doce, una potente traca surcará la calle mayor de Aliaga. Y luego, los que aún pueden permitirse algún día más de vacaciones, entonarán el pobre de mí, ese canto nostálgico que tiene año tras año un sabor agridulce. Mientras tanto, las peñas - que son un motor importante de las fiestas - preparan las últimas cenas, los últimos encuentros. Y una noche dulce, más veraniega que la mayoría del pasado agosto, caerá como un oscuro telón sobre este valle, mientras resuenan los sonidos alegres de la orquesta Caramelo y, entre lágrimas de alegría o de tristeza, la mayoría comienza a soñar en el próximo verano, en las próximas fiestas. Aunque todavía queda por delante la retirada del mayo que se plantó en San Juan. Otro motivo de reencuentro para el próximo fin de semana.

AMARGA MEMORIA

AMARGA MEMORIA

    Cuando me dirijo a Aliaga, o incluso a Teruel o a tierras valencianas, paso por la carretera comarcal que deja a la derecha el viejo Belchite, contemplo la torre de la iglesia semiderruida y apuntalada y no puedo evitar un recuerdo agridulce hacia las más de tres mil personas que perdieron la vida en el verano de 1937, durante la ofensiva republicana y seis meses después, durante la toma del pueblo por el bando franquista.

     Precisamente esta semana se cumplen setenta años de la sangrienta batalla y el Gobierno de Aragón, junto con el ayuntamiento de la localidad zaragozana, quiere recordar esos días para que la memoria nos impulse a no repetir hechos tan lamentables. Es verdad que la memoria es ingrata, que la memoria es amarga, que la memoria es traicionera. Pero el viejo Belchite merece no sólo este fugaz recuerdo, mecere además que los casi derruidos edificios se rehabiliten o se derriben, si están muy deteriorados. Y que se pueda transitar por sus antiguas calles sin correr riesgos innecesarios. Y que las nuevas generaciones aprendan de los desastres de la incivil guerra.

FIESTA Y DIVERSIÓN PARA TODOS

FIESTA Y DIVERSIÓN PARA TODOS

     Mientras los ecos del verano se van apagando poco a poco, numerosos pueblos de Aragón mantienen aún la antorcha encendida de los festejos populares y tradicionales. Uno de estos lugares es Aliaga, encantador enclave de la provincia de Teruel. Desde hace muchos años, las fiestas de septiembre en honor de la Virgen de la Zarza concitan a los vecinos y atraen a numerosos visitantes.

     Los que, debido a nuestras obligaciones laborales, vivimos estos días en la distancia, recordamos las fiestas de nuestro pueblo, especialmente de aquellos años de nuestra infancia, que han quedado grabados para siempre en el disco duro de nuestra memoria. Uno recuerda los peligrosos y bravos toros, las divertidas vaquillas, el baile en la puerta de los bares o en el Bote. Uno recuerda los fuegos artificiales después de la Ofrenda de Flores a la Virgen de la Zarza y los pasacalles por la banda Esparell y tantos y tantos momentos de diversión. Se trataba de romper la rutina cotidiana y de llenar la calle de alegría y reencuentros.

     Esta tarde a las siete, volverá a oírse el pregón desde el balcón del ayuntamiento. Las peñas acompañarán a la charanga por las calles del pueblo y las jotas de ronda resonarán en los portales casi a la medianoche. El recuerdo de los que amamos este pueblo volará hacia esos lugares que nos vieron crecer. E intentaremos unirnos a la fiesta durante el fin de semana. Aunque sólo sean dos días. El ambicioso programa presenta actos para todas las edades y gustos. Así que a divertirse toca, que el verano se esfuma y el invierno se eterniza en esos valles.

BREVE ESTANCIA EN CEDRILLAS

BREVE ESTANCIA EN CEDRILLAS

     Hace unos años, cuando uno era más joven y estaba en mejor forma física, realizábamos la ruta en bicicleta desde Aliaga hasta Cedrillas. La ida era bastante exigente, pero el regreso compensaba todo el esfuerzo inicial. Este pueblo de la sierra de Teruel siempre ha tenido gran tradición agrícola y ganadera. Las ferias de abril y de octubre eran famosas más allá de Aragón. Ahora sólo queda la segunda, que no tiene el eco de los años sesenta, por motivos obvios.

     La semana pasada nos acercamos a Cedrillas a realizar unas compras. Hace bastante que no visitaba el pueblo y me sorprendió su dinamismo, los diversos establecimientos comerciales y las ganas de agradar a los turistas y visitantes. La población de Cedrillas se ha mantenido en las últimas dos décadas. Hay una leve tendencia a recuperarse, pero la dureza del clima y del terreno - está a más de 1300 metros de altitud- alejan a muchas personas durante los crudos meses del invierno. De todos modos, Cedrillas sigue explotando sus recursos. Un paseo entre pinos hasta el nacimiento del río Mijares bien merece una excursión, aunque no sea en bicicleta.

EL PORTAL DEL MAESTRAZGO

EL PORTAL DEL MAESTRAZGO

     Castellote es un pueblo de casi ochocientos habitantes, que está situado en el límite de las comarcas del Maestrazgo y del Bajo Aragón. Su clima es bastante más agradable que en los cercanos pueblos de la sierra. Su historia está cargada de acontecimientos trágicos y de importantes efemérides. Su entorno natural es envidiable y su gastronomía es famosa más allá de la comarca.

     Ayer nos acercamos a este encantador lugar del Maestrazgo turolense, que se adivina desde un túnel y se asienta a los pies de una enriscada montaña coronada por un histórico castillo. Castellote está creciendo y cada vez se abre con más generosidad al turismo. Hasta allí llega el parque Dinópolis y sus servicios son tan completos, que cuenta incluso con una nueva y flamante plaza de toros. Desde el mirador se divisa una comarca agreste, sublime, original. Sus numerosos barrios rurales complementan un centro urbano que está empezando a crecer. Al mediodía, comimos en el Hostal Castellote, que con tanto acierto dirige Mariano Lecha. El trato fue exquisito y la cocina muy cuidada. Lástima que la estancia fuera tan breve. Eso sí, volveremos en otra ocasión para conocer más este entorno maravilloso y poco conocido.

UNA JOYA OLVIDADA

UNA JOYA OLVIDADA

     Cada verano realizamos una ruta en coche por algunos de los lugares más pintorescos de la provincia de Teruel. Hoy hemos elegido la ruta que conduce al Bajo Aragón y hemos aprovechado para visitar un pueblo con historia, con arte, con gastronomía y con un extraordinario entorno natural. Es el pequeño núcleo rural de Cuevas de Cañart, esa joya olvidada, uno de los cuarenta y tres pueblos del Parque Cultural del Maestrazgo Turolense. Desde Aliaga se llega en poco más de una hora por la carretera de Ejulve, la Venta de la Pintada y Molinos. La carretera está en general en buen estado y la ruta se hace amena gracias al paisaje agreste de esta comarca.

     Cuevas de Cañart es un lugar para los amantes de la tranquilidad y de una naturaleza salvaje, casi incontaminada. Cada rincón de sus calles nos evoca su pasado templario. Sus silencios guardan la memoria de un pueblo que ha conservado intacta su alma medieval. Hemos aparcado en la plaza que evoca siglos pasados con los palacios de Don Iñigo de Aragón - rehabilitado en un gran hotel - y Moliner. La iglesia parroquial barroca es impresionante. Hay que recordar que Cuevas de Cañart llegó a tener ochocientos habitantes en sus mejores tiempos. En el casco urbano destaca un magnífico horno medieval y numerosos arcos apuntados. Ya en las afueras, llaman la atención las cuevas excavadas en la montaña - posible origen del nombre del pueblo - su intacto lavadero y el derruido y abandonado convento de los monjes servitas, ejemplo de barroco tardío con decoraciones tipo rococó.

     De todos modos, la sensación que recibe el visitante al abandonar este tranquilo rincón del Maestrazgo es que tuvo una época de auge que difícilmente se va a recuperar. Hay intentos e iniciativas privadas , como el hotel de Don Iñigo de Aragón, pero el peso de la decrepitud y el abandono de muchas casas deja un poso agridulce. El esfuerzo por atraer un turismo de calidad puede ser el inicio de la recuperación de este pueblo. Sin embargo, Cuevas de Cañart merece no sólo una visita sino un impulso desde todos los estamentos. 

OBÓN Y SU ENTORNO

OBÓN Y SU ENTORNO

     Nunca he estado en esta pequeña población de mi comarca, de la comarca turolense de las Cuencas Mineras. Tenía pensado recorrer la ruta cultural y paisajística del Río Martín el verano pasado pero, a última hora, tuve que posponer la visita. Cuando me acerque a conocer este pueblo - que en 1900 llegó a tener más de mil habitantes y ahora ronda la cicuentena - no sé si encontraré el mismo valle que muestran las imágenes de una de sus páginas de internet. Espero que la huella del reciente incendio vaya quedando poco a poco olvidada. Aunque me temo que tendrán que pasar unos años - o quizás décadas - para que Obón vuelva a ser un enclave pintoresco entre los ríos Aguas y Moyuela y un lugar digno de ser visitado y fotografiado.

     Me entero por la Gran Enciclopedia Aragonesa que muy cerca de Obón se localiza un espléndido conjunto de pinturas rupestres. Destacan especialmente los yacimientos levantinos del Hocino de Chornas y El Cerro. Espero que estos restos arqueológicos no hayan sido dañados por las llamas y por el humo. En principio, me consta que no. Obón, de todos modos, bien merece una visita. Las comunicaciones no son las más idóneas, pero este rincón oculto de la provincia de Teruel mantiene su propia entidad, a pesar de estar un poco a la sombra de la cercana Montalbán.

TORO ENSOGADO EN ALIAGA

TORO ENSOGADO EN ALIAGA

     Nuevamente, en esta espléndida y apacible tarde de la víspera de San Juan, dos toros ensogados han recorrido varias veces la calle Mayor de Aliaga. Ha sido un día intenso, con actos festivos para todos los gustos. Entre ellos hay que destacar el tradicional concurso de guiñote en los porches de la localidad y el toro de fuego o toro embolado, que resultó todo un espectáculo en la noche del viernes y que volverá hoy de nuevo a la plaza de la Iglesia.

     La localidad de Aliaga recupera así un poco el ritmo y se llena de visitantes que acuden a conocer este entorno paisajístico privilegiado o a saludar a los amigos y familiares. Esta misma noche se plantará el mayo. Hace unos veinte años lo hacían los jóvenes que entraban en quintas. Hoy lo van a levantar los más jóvenes y fornidos. Permanecerá en una de las plazas del pueblo hasta que finalicen las fiestas de septiembre.

    Todos los que apreciamos este pueblo nos acercamos en estas fechas tan señaladas a compartir unas horas con los amigos, vecinos o familiares. El excelente clima de esta comarca nos está acompañando y se rompe por momentos la tranquilidad cotidiana para dar paso al bullicio, el jolgorio y la celebración. Es la mejor manera de desconectar del ajetreo y la rutina de la gran ciudad. Y, además, se inician los mejores meses para esta villa. Los reclamos paisajísticos son evidentes. Lo demás, el propio visitante lo podrá comprobar.

UNA BUENA NOTICIA

UNA BUENA NOTICIA

     Nos llegan buenas noticias de Aliaga: las cenizas de la gigantesca escombrera de la central térmica - cerrada en 1982 - serán retiradas y las toneladas de estos residuos contaminantes se aprovecharán como material de construcción para una cementera que se va a instalar en el cercano municipio de Andorra. Es una buena noticia para los vecinos de la localidad, especialmente para los que residen o veranean en La Aldehuela, y también para todos los amantes del este singular paisaje, del cada vez más amenazado cauce del Guadalope y de los que visitan este enclave pintoresco.

     Es de esperar que se produzcan actuaciones similares para aprovechar este paraje, cada vez más degradado. El embalse va perdiendo cada vez su fisonomía habitual, el edificio de la antigua térmica semeja un esqueleto grotesco y los alrededores del pantano están sembrados de chatarra, cemento y residuos peligrosos. Al parecer, las autoridades autonómicas y municipales están por la labor. Y eso es bueno para el pueblo, para la comarca de las Cuencas Mineras y para la Provincia de Teruel.

     Ha habido otras actuaciones similares en Utrillas y Escucha. Y han dado buen resultado. La lástima es que, en el caso de Aliaga, estas cenizas no se aprovechen para construir alguna industria en la localidad o supongan alguna contrapartida beneficiosa para el municipio. De momento, hay que ser cauto y pensar que La Aldehuela se puede recuperar para uso turístico y recreativo. Sería interesante que algún empresario se implicara en el proyecto. Al parecer, ya ha habido intentos. Pero no han acabado de cuajar. De momento, esta actuación es un pequeño paso hacia adelante.

ESCUELA DE PASTORES

ESCUELA DE PASTORES

     En Fortanete, un pequeño y pintoresco pueblo de la provincia de Teruel enclavado en la zona oriental de la sierra de Gúdar en el Alto Maestrazgo turolense, se está llevando a cabo un ambicioso proyecto para incorporar a los jóvenes - sobre todo a las mujeres - al sector agroalimentario. Por eso, se ha creado una Escuela de Pastores y Pastoras. Este proyecto, impulsado por Savia Femenina, está dando sus primeros frutos. Precisamente durante estos últimos días de la primavera se está impartiendo un curso para la elaboración de quesos de manera artesanal. Todo un logro de los organizadores y de los alumnos y alumnas, que manifiestan esta inquietud por aprender y formarse en un campo tradicionalmente autodidacta.

     Siempre he sentido admiración por los pastores. Admiro su soledad, su vida aparentemente monótona, sus horarios interminables, su espíritu aventurero... Me alegra, por tanto, que se asocien, que se unan, que intercambien experiencias y que intenten eliminar tópicos que no encajan en la sociedad actual. Hay que reconocer que en determinadas zonas de Aragón es uno de los pocos medios de vida que podrían perdurar. Aunque la figura del pastor solitario, en la falda de un monte o en el ribazo de un bancal, vaya poco a poco desapareciendo del paisaje rural aragonés. En Fortanete son pioneros en esta inquietud. A ver si se hace extensiva esta preocupación a otras comarcas de Zaragoza, Huesca y Teruel.

OTRA VUELTA DE TUERCA

OTRA VUELTA DE TUERCA

     Me llegan de Aliaga noticias esperanzadoras, al menos en lo que al medio ambiente se refiere y en algo más importante todavía: la creación de puestos de trabajo. Es una labor lenta pero constante la que están realizando los ediles del ayuntamiento. Miran hacia el futuro e intentan ser realistas. Y quieren que el fracaso de la soñada piscifactoría de truchas sea en un futuro una realidad: piscifactoría de esturión. E intentan romper todas las trabas para que las 30 toneladas diarias de gas licuado para la planta de cogeneración no pasen por medio del pueblo, sino que lleguen a través de un ramal del gasoducto de las Cuencas Mineras. Pero la mayor novedad está en la instalación de una planta de recuperación de CO2 junto a la planta de cogeneración. Todo ello a cargo de la empresa Carboneco Aliaga. Esta planta convertirá las emisiones de CO2 en anhídrido carbónico para venderlo a las empresas de bebidas gaseosas.

     El plan parece pionero. Y realista. Aunque sólo creará 4 ó 5 puestos de trabajo, no deja de ser un impulso más a esta zona cada vez más despoblada. Faltan trámites, permisos... Y pueden presentarse algunos riesgos para la fauna autóctona del río Guadalope. Me imagino se estudiarán todos estos posibles impactos ambientales. El progreso conlleva estos riesgos, pero lo importante es no cruzarse de brazos y potenciar la industria. Turismo e industria pueden ir de la mano en una zona donde la agricultura ha quedado reducida a la más mínima expresión. El terreno y el clima no son favorables. De todos modos, bienvenidos sean los proyectos de futuro en la comarca turolense de las Cuencas Mineras.

AINIELLE EN LA MEMORIA

AINIELLE EN LA MEMORIA

     No pude ver el documental del martes en Televisión Española sobre la despoblación definitiva del pueblo oscense de Ainielle. Pero conozco la historia de esta aldea abandonada y disfruté con la lectura de la excelente novela del escritor leonés La lluvia amarilla, inspirada en el abandono de este núcleo rural del Pirineo por su último habitante en 1970.

     Ainielle es, desde entonces, el símbolo de la despoblación y de la pérdida de identidad. No sé si tendrá la suerte de otros núcleos rurales aragoneses que se están recuperando gracias a la iniciativa de algunas asociaciones o de algunos particulares. Lamentablemente, hay muchos pueblos que siguen el camino de Ainielle. Un camino irreversible en la mayoría de los casos. La maleza, las zarzas, los animales salvajes se adueñarán en pocos años de lo que fueron casas solariegas, escuelas unitarias, molinos harineros o talleres artesanales. Los campos hace tiempo que se han quedado yermos y el paisaje se torna hosco y lleno de fragosidades.

    Como contraste casi brutal, la gente se arracima - incluso a veces se hacina - en las grandes urbes. Se busca la cultura, el ocio, buenos servicios médicos, grandes comercios, mejor educación. Pero nos alejamos de la naturaleza, del paisaje plácido, de las noches estrelladas, del murmullo de los torrentes, del rumor del viento. La memoria se transformará en olvido. Sólo quedarán algunas novelas que nos den fe de un pasado cada vez más remoto y algún documental como el de Reyes Ramos y Miguel Ángel Viñas que nos devuelvan a ese pasado. Lo contemplaremos con una cierta estupefacción, entre la nostalgia y el olvido.  

 

IMPULSO TURÍSTICO EN ANENTO

IMPULSO TURÍSTICO EN ANENTO

     Anento es un pequeño pueblo de la provincia de Zaragoza, situado casi en el límite con la provincia de Teruel. Su población es reducida y ha sufrido en las últimas décadas la casi masiva emigración de otros pequeños núcleos rurales de esta comarca de Daroca. Pero no todo son malas noticias. Sus habitantes tienen esperanza en la futura autovía mudéjar, que pasará muy cerca del pueblo. Además, Anento dispone de especiales recursos naturales - en su término se encuentra el manantial natural Aguallueve - y su paisaje es muy pintoresco.

    Por eso, el ayuntamiento de Anento ha decidido adecuar el horno tradicional y transformarlo en dos servicios turísticos básicos: una cafetería y un restaurante. Todo ello está incluido en el Plan de Dinamización Turística de la comarca del Campo de Daroca. Es una iniciativa digna de elogio y un reclamo para los posibles visitantes. Además, la ruta turística puede incluir la ruta de los castillos, la cercana ciudad medieval de Daroca o la laguna de Gallocanta. No hay que olvidar tampoco los recorridos a pie por sendas naturales y la visita a la iglesia de San Blas, del siglo XIII, con uno de los retablos góticos más antiguos de Aragón.

LA HISTORIA RECUPERADA

LA HISTORIA RECUPERADA

     Aunque parezca un poco tarde, aunque se considere una tarea inútil, aunque se les tache de nostálgicos, unos vecinos de Cerveruela - pequeño núcleo rural de la comarca zaragozana de Daroca - presentan esta tarde en Zaragoza un documental sobre una actividad de los años cincuenta, que ayudaba vivir a los habitantes de este pueblo aragonés, hoy casi deshabitado.  "El desarrollismo de los años 60 se llevó todo - comenta uno de los protagonistas del documental -. Hoy el pueblo está muy despoblado, y sólo recobra algo de vida durante el verano y en los fines de semana".

     No sé si el nuevo y polémico trazado de la autovía mudéjar Calamocha-Romanos dará algo de vida a Cerveruela y a otros pueblos de la comarca de Daroca - Romanos, Fombuena, Villadoz... -, una de las más deprimidas de la provincia de Zaragoza. Al parecer, la pérdida de población es casi irreversible. Ahora la preocupación de los pocos habitantes es de tipo ecológico y cultural. Les preocupa la destrucción del paisaje, la alteración de la calidad ambiental y la posible desaparición de algunos peirones.

     En definitiva, este documental quiere ser una reflexión sobre la desintegración cultural de tantos pueblos de Aragón y de España, que parecen morirse sin remedio.

REFORMAS EN LOS PUEBLOS

REFORMAS EN LOS PUEBLOS

     Hay bastante animación en los pueblos durante este largo puente del Primero de Mayo. Aunque no están acompañando las condiciones climatológicas, la gente viaja, se desplaza y, si puede, huye de la capital. Como tampoco son días muy propicios para disfrutar de las playas - ya llegará el verano - y se ha terminado la temporada de esquí, los que tienen una casa en los pueblos de la sierra turolense aprovechan para reunirse con las familias y para realizar pequeñas reformas en sus casas de cara al próximo verano.

     Estas reformas pueden ser de muchos tipos. No es lo mismo una restauración que una rehabilitación. No es lo mismo reformar respetando la estructura original que hacerlo sin dejar huella de lo antiguo o tradicional. De todos modos, el progreso exige que la segunda residencia sea cada vez más confortable. Ello supone, con frecuencia, la desaparición de algunas dependencias que han dejado de tener un uso práctico y que sólo son huellas sentimentales del pasado. Podemos comprobar que, poco a poco, han ido desapareciendo los clásicos solanares, las tradicionales falsas o los casi imprescindibles graneros. En su lugar se han construido cómodos áticos, originales salas de estar o modernos miradores. Se gana en comodidad, pero se pierde en tradición y en romanticismo. Muchas casas ya no son lo que eran, aunque siempre quedan algunas mansiones solariegas que, después de una meticulosa restauración, mantienen sus dependencias originales y constituyen un orgullo para sus dueños. La villa turolense de Rubielos de Mora es un ejemplo de ello. Hay casas de más de cien años perfectamente conservadas y dignas de admiración. El turista lo agradece y la población puede presentarlas como reclamo para los visitantes. Para ello se necesita lógicamente un gran presupuesto y quizás alguna ayuda oficial. Pero, al fin y al cabo, se logra lo que se pretende: compaginar lo tradicional con lo moderno, la historia con el progreso.

ALBERGUE JUVENIL EN ALIAGA

ALBERGUE JUVENIL EN ALIAGA

     La próxima inauguración de un albergue juvenil es una buena noticia para la comarca de las Cuencas Mineras y, especialmente, para la localidad turolense de Aliaga. Gracias al proyecto Ítaca y al Plan Miner, se va a lograr culminar la restauración y rehabilitación de la antigua fonda para trabajadores de las minas y de la central térmica, situada en el barrio Santa Bárbara de esta pintoresco pueblo. Hace ya algunas décadas, esta fonda se aprovechaba durante los veranos como albergue para los hijos de empleados de Eléctricas, que se desplazaban a disfrutar de unos días de vacaciones, aprovechando el excelente clima de esta zona.

     El albergue dispondrá de 72 plazas, distribuidas en habitaciones para dos o cuatro personas. Ofrecerá, además, todas las instalaciones propias para que los jóvenes ocupen adecuadamente sus ratos de ocio. En principio, el albergue estará a disposición de grupos de estudiantes europeos - sobre todo holandeses - que se desplazan a Aliaga año tras año para completar sus estudios de geología. Hay que recordar que en Aliaga está situado uno de los mejores Parques Geológicos de Europa con un moderno Centro de Interpretación y con rutas diseñadas para observaciones y análisis de tipo geológico.  Hasta ahora, estos jóvenes estudiantes se alojaban en el cámping de la localidad, pero las condiciones meteorológicas y las limitaciones del lugar no bastaban para cubrir todas sus necesidades.

     Es un buen impulso para el turismo y para la regeneración de esta zona de Teruel. Y, al parecer, no va a ser el único ni el último. Todo puede redundar en la recuperación de una comarca cada vez más despoblada, especialmente en los meses de invierno.

 

VALDECONEJOS

VALDECONEJOS

     El consejero de industria del Gobierno de Aragón, Arturo Aliaga, se desplazó ayer hasta el puerto turolense de San Just para inaugurar, muy cerca de Valdeconejos, el tercer parque eólico de Teruel. A falta de árboles, a falta de cultivos, a falta de habitantes, nuestras autoridades están buscando con la mejor voluntad del mundo nuevas alternativas para  - según dicen - "asentar la población" y, si es posible, crear algún puesto de trabajo.

    Pero Valdeconejos no avanza. Valdeconejos ha sufrido la sangría de tantos núcleos rurales turolenses y de los más de cien habitantes que tenía en 1980 ha pasado a los veintitantos a principios del siglo XXI. Ahora ni siquiera aparecen las estadísticas de población, porque desde hace unos años, este pequeño pueblo ha pasado a depender administrativamente del municipio y del ayuntamiento de Escucha con las consiguientes ventajas y los numerosos inconvenientes.

    Siempre me ha llamado la atención el topónimo Valdeconejos. Es probable tenga relación con "valle de los conejos". Don Antonio Beltrán nos daría una explicación fiable. Conozco esta localidad por ser una de mis etapas en mis rutas ciclistas veraniegas y porque tuve allí una efímera amistad. Todavía recuerdo que se cultivaban campos de cereal y se cosechaba al modo tradicional. En Santa Águeda - con el frío de febrero - se celebran las fiestas patronales. Ahora los vecinos se reúnen en julio y agosto. La mayoría están en Valencia, Barcelona y Zaragoza. Pero tienen un foro muy activo como medio de comunicación y vehículo de inquietudes. Precisamente en este foro algunos vecinos de Valdeconejos muestran su escepticismo ante las instalación de estos 38 aerogeneradores que pueden abastecer de energía doméstica a media provincia de Teruel.

     La silueta de Valdeconejos cambiará notablemente. Pero la soledad seguirá reinando en este valle. Su tranquilidad se verá alterada de vez en cuando por estos modernos molinos de viento, símbolo del progreso y de la deshumanización.