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PUEBLOS

TRAGEDIA EN TORRECILLA DE ALCAÑIZ

TRAGEDIA EN TORRECILLA DE ALCAÑIZ

     Hasta ayer, este pequeño pueblo de la provincia de Teruel era casi desconocido para la mayoría de los españoles e incluso para gran parte de los aragoneses. Pero, una vez más, tiene que ser la tragedia la que ponga a Torrecilla de Alcañiz en primer plano de la actualidad autonómica y nacional. La situación es similar a la del pequeño pueblo oscense de Fanlo. También fue un hecho trágico - muy distinto del actual - el que nos movió a consultar el mapa y a ubicar adecuadamente ese núcleo rural.
     Me gustaría conocer Torrecilla de Alcañiz por otros motivos. Estuve fugazmente en los años sesenta, acompañando a Fanlo y Alquézar, dos de mis compañeros de estudios en Llinás del Vallés. Pero no tuve tiempo de visitar el pueblo. La trágica muerte de tres bebés me ha devuelto a la memoria un pueblo llano, cercano al río Mezquín y rodeado de amenas colinas.

     De todos modos, preferiría seguir recordando a Torrecilla de Alcañiz como el lugar de origen de José Pardo Sastrón, famoso botánico aragonés del siglo XIX y como un pueblo tranquilo, hospitalario y celoso de sus costumbres y tradiciones.

LA IMAGEN DE FAGO

LA IMAGEN DE FAGO

     Muy pocos españoles y pocos aragoneses conocían la pequeña localidad de Fago hasta hace unos días. El trágico asesinato de su alcalde en una emboscada - que nos recuerda tiempos pretéritos - nos ha movido a algunos a consultar las encliclopedias o los buscadores de internet para situarnos adecuadamente en ese diminuto núcleo rural. Se nos habla de un pueblo del valle de Ansó, situado en un paraje encantador. Su casco urbano es un cuidado conjunto arquitectónico. Y su población no ha variado mucho en los últimos años, ya que se ha frenado en movimiento migratorio - sobre todo femenino - hacia Francia, a mediados del siglo XX. La ribera del río Majones enriquece el paisaje y la Foz de Fago es un excelente reclamo turístico.

     Pero, de la noche a la mañana, pueden cambiar las cosas. Y lo que era un núcleo rural tranquilo y apacible - casi arcádico - se ha convertido por momentos en una especie de infierno metafórico donde la convivenica es una utopía y las relaciones son tensas e insostenibles. De todos modos, nadie quiere pensar en una aldea maldita como las de la literatura decimonónica. El tiempo curará las heridas y Fago volverá a ser un lugar encantador. Lo que no se borrará es la memoria de un alcalde democrático asesinado en una noche de enero. Eso es lo más trágico e incomprensible.

     Los vecinos de la comarca de Ansó están preocupados por la imagen de la zona. Y tienen algo de razón. Pero también puede ocurrir que los que no conocían Fago se animen a visitarlo para comprobar la belleza de este pueblo del pirineo aragonés. Podrán de ese modo romper cualquier maleficio y considerar la trágica muerte como algo aislado en el espacio y en el tiempo.

ESCUELA INFANTIL EN CANTAVIEJA

ESCUELA INFANTIL EN CANTAVIEJA

    Hay pueblos de la provincia de Teruel que intentar mantener su población. A pesar del clima. A pesar de las pésimas comunicaciones. A pesar del hechizo de la gran ciudad. Uno de ellos es Cantavieja, en pleno corazón del Maestrazgo turolense. Aunque llegó a rozar los dos mil habitantes a principios del siglo XX, desde hace 25 años sus vecinos se acercan a los ochocientos, cifra nada despreciable si pensamos en otros núcleos rurales del Maestrazgo, de las Cuencas Mineras o de la Sierra de Teruel.

   Leo en la prensa que la que fue reducto carlista a mediados del siglo XIX y cuartel general de Ramón Cabrera durante tres años, acaba de inaugurar una escuela infantil para niños de uno a tres años. Es una buena noticia. La coordinación entre el ayuntamiento y la DGA han hecho posible que los niños no tengan que quedarse en casa o desplazarse a Mora de Rubielos o a Teruel. Esperemos no sea flor de un día y esta "cantera" dé sus frutos y se mantenga y, si es posible vaya á más. La ciudad histórica y monumental del Maestrazgo se lo merece.

LAS GRUTAS DE CRISTAL

LAS GRUTAS DE CRISTAL

   He visitado en varias ocasiones las Grutas de Cristal, pertenecientes a Molinos, pequeña localidad del Maestrazgo turolense. Han pasado más de veinte años desde que viajé por primera vez con mi padre, en un pequeño Renault 4, a conocer esta maravilla natural. Desde ese lejano 1983 han pasado muchas cosas. Pero las cuevas permanecen y, al parecer, se está apostando por ellas, así como por otras zonas casi olvidadas de esta comarca de Teruel

   Regresé a Molinos hace dos años y observé mejoras en las comunicaciones, en los accesos a las cuevas y en la atención personal. Aunque todavía queda mucho por hacer. De todos modos, la aprobación de estas famosas cuevas como Monumento Natural - junto con el Puente de la Fonseca - por el gobierno aragonés, es un espaldarazo a un proyecto que empezó con el impulso, la ilusión y la buena voluntad de unos pocos y que, al parecer, va creciendo aunque muy lentamente.

TORO ENSOGADO EN ALIAGA

TORO ENSOGADO EN ALIAGA

  Emoción, riesgo, carreras calle arriba calle abajo. Este ha sido el espectáculo que hemos podido presenciar esta tarde en la villa turolense de Aliaga. El "toro ensogao", de gran arraigo y tradición en la capital turolense, ha recorrido la calle mayor de Aliaga y ha respondido a las expectativas. "Nunca había visto tanta gente en el pueblo" -  comentaban los más jóvenes. "Hacía años que no estaba el pueblo tan animado" - decían los mayores. Y pasados los primeros sustos (que esperemos se queden sólo ahí) los tres toros que han salido a la calle han dado un juego excelente.

   Es el momento de recordar que los espectáculos taurinos en Aliaga siempre han atraído a vecinos de la comarca, de la provincia e incluso de provincias limítrofes. La lástima es que las fiestas en honor de la Virgen de la Zarza terminan mañana y la calle mayor volverá a su triste y solitaria normalidad. Hasta el próximo año. Hasta el próximo verano. Esperemos que con la misma emoción y con menos sustos y sobresaltos

 

 

 

AMBIENTE FESTIVO EN ALIAGA

AMBIENTE FESTIVO EN ALIAGA

   Mientras en la capital seguimos aguantando estoicamente el calor - ¿quién dijo que bajaban las temperaturas? -, mientras los amantes del deporte sufren la enésima decepción de la selección de fútbol - ¿Hasta cuándo va a seguir el actual entrenador? -, mientras la mañana transcurre entre reclamaciones, matrículas y síndrome del comienzo inmediato del curso, en Aliaga acaba de retumbar el chupinazo que da comienzo a cuatro días de fiesta, sin tregua, sin agobios, sin calor, sin preocupaciones.

   Ya que los dos periódicos aragoneses más importantes ignoran la localidad y sus fiestas, adjunto la pequeña nota que le dedica el "Diario de Teruel":

El tradicional volteo de campanas dará hoy el pistoletazo de salida a las fiestas en honor a Nuestra Señora de la Virgen de la Zarza. Después tendrá lugar el pregón a cargo de la peña El Porrón y a continuación vino español para todos los presentes. A las 17:00 horas habrá una suelta de vaquillas. Los actos tradicionales coparán la tarde del hoy con la ofrenda y las jotas de ronda. Por la noche sonará la orquesta  Tijuana.

Mañana, tras la Misa Baturra habrá vino de honor para nuestros mayores. Por a tarde, concurso de guiñote y festival de jotas. A medianoche, los jóvenes de Aliaga podrán medir sus habilidades taurinas en el toro embolado. A continuación orquesta y discomóvil con gogós.

El sábado los más pequeños disfrutarán en la cucañas en el los juegos infantiles. Tras haber llenado el estómago en la comida popular, los vecinos de Aliaga correrán el toro ensogado, después habrá merienda con regañados. La orquesta Liverpool será la encargada de traer a música esa noche.

El domingo los monólogos de Riky López llenarán de humor la localidad. Y la traca fin de fiestas sonará a medianoche.
  

 

MEZALOCHA

MEZALOCHA

    A treinta kilómetros de Zaragoza, y muy cerca de Muel, se encuentra Mezalocha, un pequeño núcleo rural que apenas supera los cien habitantes en pleno invierno. Este pequeño pueblo, al que viajo a menudo, es sumamente pintoresco y original. Su panorámica está llena de contrastes. Sus calles tienen nombres castizos, sencillos – calle Mayor, calle del Horno, calle del Barranco, calle del Calvario,…-, su entorno arcilloso es atractivo y sus habitantes son hospitalarios y abiertos.   Nada más llegar al pueblo se encuentra la cooperativa vitinícola San Antonio de Padua, al que se le dedica una ermita y un pequeño parque rústico. La calle Mayor atraviesa el pueblo de sur a norte y en ella destaca sobre todo la cortina de tela a rayas de colores que protege en verano y en invierno las puertas de las casas. En medio del núcleo de viviendas está la iglesia parroquial dedicada a San Miguel, con una torre bastante deteriorada, de un mudéjar pobre. El recorrido por el pueblo invita al solaz, el sosiego y la tranquilidad, alterada un poco por los niños y jóvenes que se desplazan desde Zaragoza cada fin de semana.   Pero lo más curioso, lo que más llama la atención en Mezalocha es la ausencia de grúas, de edificaciones nuevas, de nuevas viviendas. Me comentan unos jubilados que el pueblo no sólo no crece sino que va hacia peor. Antes era mejor que Botorrita y ahora ha perdido habitantes y, por tanto, servicios y mejoras. De todos modos, aún funciona un pequeño colegio de infantil y primaria con 16 alumnos. (Algunos prefieren ir a colegios concertados de Zaragoza) Y recientemente se han inaugurado unas piscinas, un pequeño pabellón y una pista polideportiva.

  Mezalocha tiene, además, otros atractivos: la vega cercana al río Huerva, las huertas sembradas de todo tipo de hortalizas, las grandes extensiones de vid y, sobre todo, el pantano, limpio y bastante lleno a pesar de la sequía. Sólo hay un pequeño problema que impide que Mezalocha vaya a más: los cinco kilómetros que la separan de la autovía mudéjar. En eso coinciden la mayoría de los vecinos. De todos modos, aún mantienen la esperanza. Su pueblo puede renacer como tantos núcleos rurales cercanos a Zaragoza. Si no que se lo pregunten a los vecinos de Mozota, de María de Huerva o de Botorrita.       

                                                                                                       

POR TIERRAS DE GALVE

POR TIERRAS DE GALVE

   La ruta ciclista de ayer discurrió por las tierras de Galve, pueblo turolense que ronda los cien habitantes y que posee uno de los Parques Paleontológicos más importantes de España. Pero para llegar a este pequeño enclave rural, situado en una hondonada muy cerca del río Alfambra, hay que ascender desde Aliaga hasta Camarillas por una cuesta empinada y sinuosa. La dificultad es mayor si esto sucede en los primeros kilómetros, cuando las piernas están aún un poco agarrotadas. La mañana es fresca y apacible y el paisaje que se contempla durante la ascensión alivia en cierto modo los sudores del pedaleo: el barrio de Santa Bárbara con sus pequeñas casas alineadas, el cauce del cada vez más mermado río La Val y, al fondo, la silueta de Jarque de la Val. Dejamos Camarillas a la izquierda y, después de atravesar la ermita de la Virgen del Campo, cambiamos de carretera - ¡qué diferencia de asfalto y de trazado! - y nos encaminamos hacia Galve. Allí hacemos un alto en el camino para visitar el Museo Paleontológico y la Ruta de los Dinosaurios. Elegimos dos de las posibles rutas que se pueden realizar: la ruta de las huellas de los dinosaurios y la ruta del río Alfambra. Sorpresa, admiración y evocación de épocas muy lejanas, cuando la tierra estaba habitada por estos extraños animales y entre estos roquedales había agua y, tal vez, abundante vegetación.

  Continuamos esta travesía de 52 kilómetros ascendiendo de nuevo a la carretera general y realizando una pequeña parada en el puerto del Esquinazo (1380 metros). El descenso es apasionante, a pesar del viento en contra. Lo demás, coser y cantar. De Mezquita a Aliaga en conversación amigable y con el pedaleo constante. Una buena ruta para un día tranquilo y apacible de agosto.

POR LA SIERRA DE SAN JUST

POR LA SIERRA DE SAN JUST

   Hoy la ruta ciclista ha sido un poco más llevadera que la de ayer. He ascendido con dos amigos al puerto de San Just (1406 metros) muy cerca de Valdeconejos y entre Mezquita de Jarque y Escucha. Ir acompañado en bicicleta resulta más ameno y llevadero. Cuando la ruta es llana, puedes comentar algo, recordar vivencias o intercambiar opiniones. La parada en la fuente de Jarque de la Val es casi un ritual. Una fuente de cuatro caños que es la envidia de muchos visitantes. Pero hemos realizado otra pausa imprevista: muy cerca de Hinojosa de Jarque, junto a una granja de cerdos, unos dos centenares de buitres celebraban un festín a costa del cadáver de un cerdo en la ladera de un monte. Ha sido impresionante. Para filmarlo. Parecía una escena de alguna película del oeste americano.

   El regreso ha sido apacible y bastante rápido, a pesar de que las piernas pedían a gritos una tregua. Como recuerdo, los artilugios eólicos - molinos del progreso - que coronan las cumbres de la sierra turolense. ¿Qué beneficio aportan a los municipios cercanos? ¿Ocurrirá algo similar a La Muela? Habría que preguntárselo a los escasos habitantes de Valdeconejos. Al parecer, no se ve nada significativo en el entorno. Todo permanece igual: silencio, soledad y síntomas de abandono

CASAS DE PUEBLO

CASAS DE PUEBLO

    Me he acercado esta tarde a Tous desde Massalavés. Un agradable paseo en bicicleta, a pesar del calor. No había oído hablar de Tous hasta octubre de 1982, fecha trágica para todos los habitantes de esta comarca de la Ribera del Júcar. La presa estuvo a punto de reventarse, y a raíz de su construcción, se levantó un nuevo pueblo en la vertiente este, hacia Alberique. El dolor y la tristeza por tener que abandonar sus raíces, se vio compensado con la construcción de un pueblo de casas encaladas, de casas con patio, corral o jardín, de amplias casas de pueblo.

    En mi visita a Tous, me he acercado a la casa de estos amigos, ya jubilados. Me comentan que viven felices en esta casa amplia y tranquila. Así viven los casi mil quinientos habitantes de este nuevo enclave rural. Con todos los servicios, con buenas comunicaciones y con la sensación de encontrarse en medio de la naturaleza.

    Ahora ya no se construyen casas de pueblo como las de antes. A Tous ha llegado tambión la moda de los adosados, de los dúplex o de las casas en hilera. No es lo mismo. Aunque cada una puede tener sus gustos. De todos modos, si te gusta el campo, si amas los animales y la vida tranquila, una casa de pueblo como las de Tous puede colmar tus aspiraciones.

VIAJE HACIA LA MEMORIA

VIAJE HACIA LA MEMORIA

            Volver a Aliaga es regresar a un pasado cada vez más lejano y difuminado por el tiempo. Volver a Aliaga es alimentar los recuerdos y ahuyentar los olvidos. Volver a Aliaga es intentar recorrer el camino de los primeros años de mi infancia; es caminar en silencio por sus calles empinadas, ahora invadidas por el cemento; es pasear pausadamente por el cascajar y acercarme a las orillas del Guadalope, que me regala su suave murmullo estival y me convida a compartir la sombra permanente de sus chopos centenarios; es trepar hacia la altiva cumbre del castillo y contemplar el valle en el que está asentada la villa: hileras de casas arracimadas y orientadas hacia el sur, nuevas edificaciones en los aledaños del campo de fútbol, algunas huertas cultivadas, otros espacios yermos, desolados, abandonados, rebosantes de verdor en este verano de tormentas.

            Todo viaje tiene un triple valor: bucear hacia el pasado, recrear el presente y anticipar el futuro. ¿Cuál fue el pasado de este valle azotado por un clima inclemente y escaso en tierras de cultivo? ¿Cuál es el presente de este pueblo, venido a menos demográficamente y castigado por el éxodo incesante de sus vecinos? ¿Qué le deparará el futuro a este núcleo de población cada vez mejor comunicado pero con una pirámide de edad invertida?

            Momentos de reflexión, tiempo de silencio en esta mañana estival. Los años se deslizan presurosos como este río que lucha día a día por sobrevivir. Tiempo para el reposo, tiempo para la calma y tiempo para hablar con los vecinos que permanecen aquí todo el año, a pesar del rigor de los inviernos, a pesar de la tristeza otoñal del paisaje, a pesar de la ausencia de tantos seres queridos.

NOCHE DE SAN JUAN

NOCHE DE SAN JUAN

       Huida de la ciudad. Aceleración permanente. Búsqueda de solaz, de refugio, ¿de qué? Todos esperamos ansiosos este viernes de San Juan. Especialmente aquellos que tenemos una cita con nuestras raíces o con nuestras tradiciones. En muchos pueblos se enciende una hoguera para quemar todo lo negativo; en otros se planta un chopo o un pino, con una cucaña en su capota difícil de alcanzar.

        En Aliaga se celebran las fiestas dedicadas a su patrono San Juan Bautista. Hace bastantes años los quintos del pueblo plantaban el mayo, uno de los mejores pinos del término municipal. Era una noche mágica, compartida con todos con entusiasmo. Ahora casi no quedan jóvenes en el pueblo, pero los pocos jóvenes que cumplen dieciocho años, casi todos residentes en la capital, se reúnen esta tarde-noche y preparan su fiesta, y plantan el mayo, que estará en la entrada del pueblo hasta que finalicen las fiestas de septiembre. Esta noche, a las doce, todo el pueblo vibrará con ellos. Y tal vez se encienda una hoguera de esperanza o de ilusión. Y muchos recordarán tiempos pasados. Pero nada será igual. Aunque intentemos darle el mismo sentido.

LA DESPOBLACIÓN RURAL

LA DESPOBLACIÓN RURAL

No es un fenómeno nuevo, ni mucho menos. Se remonta a las primeras décadas del siglo XX. Ayer se hacía eco la prensa de este trasvase, al parecer irreversible, de los habitantes del medio rural hacia las dos grandes ciudades españolas y hacia las zonas costeras. Entre las comunidades autonómicas más afectadas por este éxodo de los jóvenes y menos jóvenes hacia los grandes núcleos de población estaba Aragón - con la excepción de su capital, Zaragoza - y entre las provincias figuraba - ¡cómo no! - nuestra querida provincia de Teruel, una de las más extensas de España. Este farolillo rojo en el número de habitantes lo comparte con Soria, Lugo y Zamora. Son provincias del interior, con un clima frío, con pocas perspectivas de crecimiento industrial, con un progresivo declive de sectores como la agricultura o la ganadería.

Teruel comenzó a disminuir su población hacia 1910. Y en casi un siglo ha perdido la friolera de 116.000 habitantes, casi tantos como tiene en la actualidad. Lo más grave es que este goteo no cesa: se van muriendo los ancianos, los jóvenes huyen a la capital, casi no hay nacimientos y las perspectivas de futuro son poco halagüeñas. Si no que se lo pregunten a los escasos vecinos de pueblos como Maicas, Armillas, Fonfría, El Salcedillo o Segura de Baños.

Aliaga es un ejemplo claro de esta despoblación. Un caso similar al de Ojos Negros. Cesaron las explotaciones mineras, caducó la central térmica y, de una población que rondaba los dos mil habitantes en los años cincuenta, ha pasado a poco más de trescientos en el 2006. Hay que tener en cuenta, además, que muchos de estos habitantes no residen habitualmente en el pueblo, sólo están censados allí y acuden, sobre todo, durante los meses de verano. Y también hay que comprobar que se han anexionado a Aliaga los núcleos de Campos, Cirugeda y La Cañadilla. Desplazarse a Aliaga, o a cualquier pueblo de estas zonas deprimidas, en otra época del año es topar de lleno con la soledad, el silencio y la decrepitud. Quedan algunas familias jóvenes inquietas y emprendedoras. Pero son una minoría y, cuando sus hijos comiencen la Enseñanza Secundaria o el Bachillerato, tendrán que buscar otra solución: Teruel o Zaragoza. Lo más preocupante es que la mayoría de los habitantes de nuestros pueblos son jubilados y superan los sesenta años. Ilusión no les falta, pero notan la ausencia de un relevo generacional y de la alegría y el entusiasmo de los niños y jóvenes.

MARTÍN DEL RÍO

MARTÍN DEL RÍO

Me llega un correo de Martín del Río. Allí reside y trabaja mi buen amigo y excelente fotógrafo Ignacio Gómez. Ignacio es el responsable del Telecentro de este pueblo turolense de la comarca de las Cuencas Mineras, cerca de Montalbán, y realiza una labor encomiable con niños, jóvenes y adultos. Este centro ha sido elegido recientemente junto a trece pueblos más de toda España para eleborar un Fotoblog. La tarea consiste en plasmar fotos antiguas en la página correspondiente al pueblo y ponerles un pie de foto adecuado. Ignacio ha colgado más de cien fotografías de este pintoresco pueblo. Podéis acceder a ellas en la siguiente dirección: http://tupuebloeninternet.telecentros.es

Espero cunda el ejemplo y nos animemos a rescatar el pasado de este mundo rural cada vez más amenazado y olvidado.

(La fotografía corresponde al área de acampada "Las Cabañas", con capacidad para 400 personas)

LA ALMUNIA DE DOÑA GODINA

LA ALMUNIA DE DOÑA GODINA

            El partido de fútbol semanal está programado en La Almunia de Doña Godina. Hacia allí nos dirigimos en autobús, sin desviar nuestra atención de los terrenos desolados que bordean el Cuarto Cinturón, del aspecto casi estepario de la futura Valdespartera, de la imagen desmitificada de Cuarte de Huerva a vista de pájaro, y de la extraña y casi pintoresca panorámica del alto de La Muela, poblado de un bosque de aparatos que parecen gigantescos árboles, destinados a fabricar energía eólica y que, según me cuentan, han enriquecido a un pueblo, olvidado hasta hace poco de la mano de Dios y de los hombres.

            Poco después, aparece La Almunia, en un valle fértil poblado de manzanos y otros frutales y hortalizas. Nadie me sabe decir exactamente quién fue Doña Godina. Algunos lugareños hablan de una mujer muy rica que enriqueció este pequeño enclave zaragozano. Lo que sí contemplo es un pueblo que no llega a la categoría de ciudad y que se mantiene gracias a la Escuela Politécnica, al Instituto de Secundaria, a la industria hortofrutícola y a otros servicios comarcales. De todos modos, hay un movimiento inusual para dinamizar a niños, jóvenes y adultos de la comarca: Jornadas de Cine, Media Maratón de Valdejalón, Campeonato de Patinaje y algún otro pequeño evento comarcal y local.

            Me encuentro con Patricio que, aunque nació en Morés, lleva casi toda su vida en La Almunia. A sus casi ochenta años, y con una ceguera irreversible, me comenta desde un banco de la Plaza de los Obispos – llamada popularmente Plaza de Toros – que las escuelas fueron fundadas por el general Primo de Rivera (aún conservan este controvertido nombre), que la construcción de la autovía de Madrid no ha perjudicado aparentemente a la hostelería y a los servicios, que vienen hasta diecisiete autocares diarios de estudiantes desde Zaragoza a la Politécnica, que su hijo trabaja en la capital pero regresa todos los días, que la agricultura es pujante y los inmigrantes se han incorporado de manera progresiva.

            Patricio ve el futuro con optimismo, a pesar de su edad y de sus condiciones. Mi visión es algo distinta y, tal vez, sesgada: La Almunia va perdiendo terreno a costa de La Muela, su parte antigua está descuidada y cada vez más deshabitada, la horrible mole de su Iglesia Parroquial contrasta con una esbelta torre mudéjar,… Lo que ocurre es que el fin de semana deja a La Almunia sin vida. Los estudiantes regresan a Zaragoza o a sus pueblos de origen, las industrias interrumpen su actividad y sólo quedan los pocos habitantes fijos de este pueblo que, al parecer, se ha estancado. Hasta la Oficina de Turismo permanece cerrada. Eso sí, tiene un excelente polideportivo y un magnífico campo de fútbol. Por algo su equipo milita en tercera división.

 

BOTORRITA, PUEBLO DE CONTRASTES

BOTORRITA, PUEBLO DE CONTRASTES

            Siempre me ha llamado la atención el nombre de este pueblo zaragozano, que visito en la tarde del sábado, invitado por unos amigos que han decidido dejar la vida de la ciudad e instalarse en un enclave rural muy cercano a la capital. Recorrer las calles de Botorrita es entrar en un camino de contrastes. Porque contrasta la situación de la parte antigua del pueblo en una colina asentada sobre tierra rojiza y la extensión de la población hacia el interior con la construcción de chalés, torres o vulgares bungalós. Tierra de contrastes y de espectáculos inesperados: el cementerio en una pequeña vaguada y el campo de fútbol casi oculto en un valle. Eso sí, las piscinas municipales nos dan la bienvenida y el frontón es plaza, lugar de reunión y sala de baile.

            Sus habitantes son hospitalarios, saludadores y algo curiosos. Les preocupan los problemas que comparten con otros núcleos rurales: la escasa población fija, los pocos alumnos que asisten al colegio o escuela del pueblo, los pocos establecimientos comerciales, la escasez de servicios. Y la soledad de los largos inviernos… Aunque la autovía ha acercado más el pueblo a Zaragoza – unos veinte minutos de coche – los problemas siguen ahí o quizás se han agravado: para muchas personas Botorrita es una especie de ciudad dormitorio o un lugar para pasar unas horas de ocio los fines de semana. Porque los niños van a colegios de Zaragoza, – la mayoría concertados – los padres trabajan en la capital, comen en la capital y compran en la capital. Y el pueblo sigue vacío, con sus apenas trescientos habitantes. Se construye, se mejora, pero las personas no parecen decidirse por asentarse en este pintoresco pueblo y seguir el ejemplo de mis amigos. Prefieren otros núcleos cercanos como Cuarte, María de Huerva o Santa Fe. Hasta la huerta desaparece y las tierras se van quedando yermas. Y eso que el río Huerva bordea generoso la parte interior de este pueblo cuyo campanario destaca en la lejanía. Este es el presente de Botorrita, ¿cuál será su futuro?

MASSALAVÉS

MASSALAVÉS

            Massalavés es un pequeño pueblo de comarca valenciana de la Ribera Baja, cercano a Alcira, que puede considerarse como la capital de esta hermosa zona de la desembocadura del Júcar. Aunque ronda los dos mil habitantes, es un pequeño núcleo rural que queda eclipsado por poblaciones más cercanas como Alberique, Alcudia o Carlet. En Aragón sería un núcleo de población bastante grande, sobre todo en Teruel, donde hay muy pocos pueblos que superen los dos mil vecinos.

            Desde siempre ha sido un pueblo campesino con generosas tierras y abundante agua, pues además de la cercanía del Júcar, nace en sus proximidades el río Verde, que llena de verdor las orillas de su corto trayecto. Sin embargo, poco a poco los campos más cercanos al pueblo se van quedando yermos y se van transformando en solares edificables y en futuras fábricas o urbanizaciones. Todo ello es fruto de un desarrollismo que mira al presente y se olvida del futuro. ¿Será pan para hoy y hambre para mañana? El tiempo lo dirá. De momento, hay proyectado un gran parque logístico como almacén y soporte de la famosa Copa América 2007, que se va a celebrar en Valencia.

            La fisonomía de los pueblos va cambiando y la huerta cede paso al cemento o al asfalto. El turismo parece más rentable que las hortalizas o las naranjas. Y los jóvenes no quieren saber nada de la agricultura, salvo contadas excepciones. Massalavés es un claro ejemplo de este proceso que parece irreversible. Al menos, a medio plazo.

EL POBO TAMBIÉN EXISTE

EL POBO TAMBIÉN EXISTE

Estos días El Pobo, pueblo turolense de la sierra, ha sido noticia a nivel nacional por la impresionante nevada que cayó el fin de semana. No es normal que El Pobo, este pequeño núcleo rural de la comarca de Teruel, aparezca en los informativos nacionales. Lo extraño es que se hable de El Pobo y de los pobinos, aunque sólo sea por motivos meteorológicos. Mejor sería que se hablara de este pueblo y de otros cercanos, casi deshabitados en invierno, por la creación de industrias, el incremento de la población escolar o la creación de un parque natural. Pero la realidad es cruda, como todos los inviernos.

De todos modos, las nevadas no son las de antes. Recuerdo nevadas en Aliaga mucho más copiosas y recuerdo días y semanas de aislamiento con la capital. Ahora todo lo mitificamos. Aunque en este caso haya servido para dar a conocer la cruda realidad de un pueblo de Teruel, al que tengo especial cariño por la proximidad al mío y por las amistades que aún mantengo.

HINOJOSA DE JARQUE

HINOJOSA DE JARQUE

Hinojosa de Jarque es un pequeño pueblo situado en la ribera de la Val, junto a la carretera que comunica Mezquita de Jarque con Aliaga. Es un pueblo aparentemente con pocos atractivos paisajísticos. Pero ha suplido esta carencia con la creación de un original Parque Escultórico, impulsado por la Asociación Cultural de la localidad. Este parque se compone de 38 esculturas del artista local Florencio de Pedro, que están estratégicamente repartidas por todo el término municipal.

Esta iniciativa es digna de encomio en una comarca tan deprimida como las Cuencas Mineras. Comprobamos, además, que la presidenta de esta Asociación, la profesora Lucía Torres, intenta ir más allá en sus inquietudes culturales: crear en la torre-fortaleza de la iglesia un museo que acogería las maquetas del artista Florencio de Pedro y, al mismo tiempo, editar un libro educativo y didáctico sobre estas esculturas para intentar promocionar el pueblo y potenciar las inquietudes culturales y artísticas en la comarca. Todo ello se complementaría con el adecentamiento del entorno de Hinojosa consistente en crear un sendero, colocar bancos y mejorar estéticamente el marco natural de las esculturas.

Un pequeño reto para esa población inquieta y un ejemplo a seguir por tantos núcleos rurales turolenses y aragoneses. El invierno es demasiado largo y las inquietudes escasas. Aunque también es importante la aportación económica de las instituciones y entidades privadas.

CASPE Y SU COMARCA

CASPE Y SU COMARCA

He aprovechado esta ventosa mañana del sábado para viajar a la capital zaragozana del Bajo Aragón, donde no estaba prácticamente desde una mañana gris de 1964 cuando cogía el tren que me llevaría a Barcelona y luego a Llinás del Vallés. Fue un agridulce 11 de septiembre. Y Caspe ha cambiado mucho: la parte nueva se está apoderando de su atractivo casco antiguo y la entrada en la ciudad es horrorosa. A ver si la cambian.

El equipo de Javier (alevines del San José) jugaba un partido de fútbol contra los locales - a los que han derrotado por cuatro a dos, con dos goles de Javier, marca de la casa -  y, aprovechando los prolegómenos, me he internado por la parte antigua de la ciudad, no sin antes contemplar con alegría que hay una calle dedicada al escritor de Alcolea de Cinca Ramón J. Sender, bastante olvidado últimamente. (¿Qué ocurre con el autor de Crónica del Alba? ¿Cuántas ciudades o pueblos le han dedicado una calle o un monumento?)

En la Plaza de España he admirado la fachada de la Casa Consistorial, de estilo neoclásico, y la Casa-Palacio de Piazuelo-Barberán, barroco-renacentista del siglo XVII. Por la aseada calle Mayor he llegado a la Plaza del Compromiso, desde la que se contempla la Colegiata de Santa María, con su pórtico gótico del siglo XIII, que necesita una urgente restauración. Lástima que estuviera cerrada y no haya podido visitar su interior. Junto a ella está el Mausoleo Romano de Miralpeix, rescatado por los caspolinos de las aguas del embalse en 1962, y el Palau del Bisbe, de estilo renacentista.

Un alto en el camino en una acogedora cafetería me ha permitido, mientras degustaba un café, hojear el periódico La Comarca, publicación semanal que refleja las inquietudes de los habitantes de estas tierras bajoaragonesas. Camino Ibarz en su columna de opinión se lamenta de la ausencia de cines en Alcañiz y propone la original idea del "cine-bus". Otros articulistas hablan de la despoblación de la mayoría de los núcleos rurales de la comarca y, en la sección cultural, se glosa la visita del escritor Juan Bolea al Instituto "Mar de Aragón", para animar a los alumnos y alumnas a disfrutar con la lectura y a iniciarse en la tarea de escribir.

Mi despedida de Caspe ha sido bastante dulce, después de la victoria deportiva del equipo de Javier y de la provechosa, aunque breve, visita cultural. He dejado para otra ocasión las numerosas ermitas, las ruinas del Castillo del Compromiso y la Torre de Salamanca. Por el espejo retrovisor del autobús he contemplado de nuevo la entrada en la ciudad. Horrorosa. A ver si la mejoran.