Blogia
josemarco

PUEBLOS

UNA BUENA INICIATIVA

UNA BUENA INICIATIVA

     No sé cuáles serán los resultados, pero la iniciativa del ayuntamiento de Castelnou, pueblo turolense del Bajo Aragón situado a orillas del río Martín es, en principio, loable  y digna de tenerse en cuenta.

      Se trata, ni más ni menos, que de una caravana de niños para atraer habitantes a este pequeño pueblo que ronda los 150 y, al mismo tiempo, crear empleo, dinamizar la escuela y - ¡cómo no! - llenar de alegría sus calles.

       Hace 25 años los habitantes de San Juan de Plan organizaron una caravana de mujeres. Este pequeño pueblo del Pirineo de Huesca se dio a conocer a nivel nacional e internacional. Algunas mujeres se casaron con solteros del pueblo y, durante unos años, el turismo se ha incrementado en la comarca. Eso sí, hay que reconocer que algunos se cansaron de la dureza de los inviernos, del clima adverso, de la soledad. Y sólo unos pocos recuerdan con nostalgia esa buena iniciativa.

      La caravana de Castelnou presenta matices muy distintos. Se trata de crear industrias y trabajo estable. Se trata de que las personas que decidan instalarse en el pueblo - el miércoles lo visitaron más de quinientas - lo hagan con un propósito de continuidad y no abandonen la idea a la primera de cambio. Eso es lo difícil, convencer a un urbanita que cambie la ciudad por el pueblo o intentar que una persona de otra cultura se adapte sin problemas al medio rural.

      Eso sí, de momento los ediles de Castelnou pueden estar satisfechos porque este pequeño núcleo rutal turolense ha saltado a los medios. Y mucha gente - curiosos y menos curiosos - se darán una vuelta por las riberas del río Martín, aprovecharán para hacer senderismo y quizás hasta se animen a montar algún pequeño negocio. Todo sea por llevar la alegría infantil a las calles vacías y solitarias de este pintoresco rincón.

AGOSTO EN ALIAGA

AGOSTO EN ALIAGA

     Durante el mes de agosto, Aliaga presenta una fisonomía diferente. La animación de sus calles contrasta con la soledad del resto del año. Porque en Aliaga, al igual que en otros pueblos de Aragón y de España, durante este mes se suceden los reencuentros, las semanas culturales, los actos lúdicos y festivos.

     Agosto se despereza cada mañana y se resiste a ese fluir efímero de los días. Porque a la belleza del entorno se une un clima envidiable, sobre todo por las noches. Los paseos por la vega o el cascajar hasta el camping bajo un cielo tapizado de estrellas son la mejor medicina contra el estrés o el cemento urbano.

    Este mes parece que hay más gente en Aliaga que otros años. Al menos, esa es mi impresión. No sé si será la crisis, el calor agobiante de otras zonas o el atractivo turístico de este pueblo tan pintoresco.

    A todos nos gustaría que se eternizaran ciertos momentos, ciertas vivencias, ciertas celebraciones. Mientras escribo en la biblioteca, compruebo cómo niños, jóvenes y adultos consultan libros, leen la prensa o navegan por la red. Porque la cultura también está presente en Aliaga durante este mes. La Asociación de Jubilados y Pensionistas celebró la semana pasada unas Jornadas Culturales y el barrio de la Aldehuela prepara también unos días festivos y lúdicos. Es el contrapunto de la vida de las ciudades que, durante el próximo fin de semana, se quedarán semivacías.

    De momento, habrá que aprovechar el latido de la tarde, la dulzura del crepúsculo y ese ambiente inusual que a todos nos gustaría se prolongara unos meses más.

UN ALTO EN EL CAMINO

UN ALTO EN EL CAMINO

     En ocasiones, y si se dispone de tiempo, viene muy bien alejarse por unas horas de los caminos trillados y lanzarse en busca de lugares nuevos, más o menos recónditos y muy pintorescos.

     El viernes por la tarde, de regreso hacia Valencia desde Teruel, dejamos la autovía mudéjar poco después de Sarrión y nos encaminamos hacia el pueblo turolense de Manzanera. Había oído hablar de este núcleo rural pero nunca me había decidirlo a visitarlo. Me lo imaginaba así. Y no me decepcionó. Este municipio de la comarca de Gúdar-Javalambre aparece casi de repente después de una eminencia montañosa moteada de sabinas y carrascas. Antes de recorrer los diez kilómetros que lo separan de la autovía, dejamos a un lado la estación de Rubielos de Mora y el pequeño pueblo de Albentosa.

    Una vez en el pueblo, me llamaron la atención los vestigios antiguos, casi todos medievales. Se conserva muy bien el Portal de Abajo - en la fotografía -, el Portal de Arriba y el Pilón del Esclavo. Queda un torreón semiderruido de las ruinas de un castillo, testigo mudo de la historia antigua y de las guerras más recientes. De todos modos, me encantó la fisonomía de Manzanera en agosto, el ambiente estival, la vida en las casas, el parque acogedor, la animación en la calle mayor, la preparación de las fiestas. Es el mejor momento del año para Manzanera, como para tantos pueblos de Teruel, castigados por la tremenda emigración de los años sesenta del siglo XX.

    Abandonamos el pueblo al filo del crepúsculo y elegimos una ruta distinta, más agreste, más solitaria. Para volver a la autovía, a la altura de Barracas, tomamos la carretera que se dirige a Alcotas, el último núcleo habitado de la provincia de Teruel. Durante los kilómetros que separan Manzanera de El Toro, ya en Castellón, me recreo en la contemplación de unas sabinas impresionantes, casi centenarias. Toda una riqueza natural y paisajística. Mientras tanto, el coche se desliza por una carretera sinuosa, parcheada, erizada de curvas. Una ruta de mediados del siglo XX. Parece que nos encontremos en otro mundo, en otra época, en otro ambiente. Pero la realidad cambia cuando, a lo lejos, se divisa la cicatriz de la autovía que nos invita a volver al progreso, al vértigo, a la civilización. Desde hoy, Manzanera ya no será un punto en el mapa. Me he prometido volver con más tiempo en otra ocasión.

LA SONRISA DEL PAISAJE

LA SONRISA DEL PAISAJE

     Gracias a la invitación de unos amigos, he vuelto de nuevo a Castel de Cabra, pequeño pueblo de la comarca turolense de las Cuencas Mineras. La mañana del sábado anunciaba un día de tormenta, como todos los anteriores, pero las nubes grisáceas se han ido disipando y nos han brindado un día primaveral aunque, eso sí, con una fisonomía más de marzo que de junio.

     El entorno de este tranquilo y pintoresco pueblo brinda al que lo visita lugares insospechados y rincones acogedores. Hoy hemos elegido el paraje del río Ancho, la fuente de la Cascada y el antiguo molino harinero. Después de una primavera excepcionalmente húmeda y lluviosa, el pequeño río desciende embravecido desde las inmediaciones de Palomar de Arroyos y surca el paisaje solitario formando caprichosas cascadas y cristalinas pozas. A ambos lados del cauce, la hierba se arremolina en torno a nogales, cerezos, chopos cabeceros, encinas y enebros. Las plantas aromáticas desprenden aromas casi inapreciables y los buitres sobrevuelan altivos las peñas amarronadas que les sirven de cobijo.

    De regreso hacia Castel, después de una tranquila comida en la fuente de la Cascada, nos acercamos a la ermita dedicada a Santa María Magdalena con una espadaña majestuosa y un pórtico de estilo mozárabe.  A pocos metros, todavía quedan huellas de un despoblado conocido como el barrio Adobas. Antes de llegar al pueblo, contemplamos los campos de cebada esmaltados de amapolas, los campos de almendros y las huellas de algún hatajo que ha estado pastando recientemente. 

     Ha sido un día en el que hemos disfrutado de la sonrisa del paisaje, de la exuberancia de la naturaleza, del entorno de este pueblo de Teruel que seduce al viajero desde lejos con esa torre erigida con piedra blanca y esas casas apiñadas, como si buscaran cobijo después de una primavera que ha dejado una huella imborrable en el entorno.

 

UN ALIVIO PARA ALIAGA

UN ALIVIO PARA ALIAGA

     Tal como he manifestado en esta bitácora en alguna ocasión haciéndome eco de la opinión de muchos vecinos de Aliaga, resultaba altamente peligroso para esta villa turolense que día tras día tres camiones cisterna atravesaran la población con veinte toneladas de gas licuado con destino a las plantas de cogeneración eléctrica y de recuperación de CO2 que la empresa Neoelectra tiene instaladas en el término municipal de Aliaga.

     El camino ha sido difícil, las gestiones, arduas y las expectativas, dudosas. Pero, por fin, se ha llegado a un acuerdo para que la CHE (Confederación Hidrográfica del Ebro) conceda el permiso para que la tubería de gas - que estaba a sólo 200 metros de la factoría - cruce el Guadalope y suministre directamente este producto.

     Ignoro cuáles han sido las dificultades reales. Me imagino que han predominado más los criterios ambientales y ecológicos que la seguridad de trescientos vecinos. Creo que ha triunfado el sentido común y que esta decisión es un paso más para consolidar la única plataforma industrial de Aliaga. Como ya he dicho otras veces, tal vez su ubicación no sea la mejor. Pero desmantelarla hubiera supuesto un gran perjuicio para el pueblo y para la comarca. Por eso pienso que esta noticia es un alivio y un pequeño impulso para el futuro.

EL DANCE DEL REINAO

EL DANCE DEL REINAO

     La tarde del día 15 de agosto se desliza cálida, casi bochornosa. Por la ribera del río Guadalope nos acercamos a Miravete de la Sierra, ese pueblo "dondenuncapasanada". Los vecinos de este pueblo turolense nos acogen con alegría y entusiasmo. No es para menos. Están en plena celebración de las fiestas en honor de San Cristóbal y de San Roque y, como se dice vulgarmente, han echado la casa por la ventana, a pesar de la crisis.

     Son muchas las personas que se reúnen en Miravete durante este fin de semana. Los que nos hemos acercado esta tarde, lo hemos hecho con la intención de contemplar un dance tradicional de este pueblo. Se denomina el "Reinao" o "Reinau" y es un baile que recorre las principales calles del pueblo al son de la dulzaina y el tamboril. Doce parejas de mujeres interpretan diversas danzas tradicionales aragonesas y, casi al final, cada una de las damas elige du pareja de entre los numerosos varones que contemplan desde la primera fila este espectáculo singular.

     Pero la visita a Miravete da para mucho más. Pasear por sus calles empedradas es un placer reservado a unos pocos. Contemplar la silueta de la iglesia de Santa María de las Nieves y caminar bajo sus arcos es como viajar hacia épocas casi olvidadas. Pero la modernidad también ha llegado a Miravete: un centro cultural y lúdico muy acogedor, una piscina recientemente inaugurada y otras inquietudes a corto y medio plazo. Porque los habitantes de Miravete se preocupan por el futuro de este lugar tan encantador, con una naturaleza privilegiada y numerosos rincones pintorescos por descubrir.

EN BICICLETA HASTA CIRUGEDA

EN BICICLETA HASTA CIRUGEDA

     Cirugeda es uno de los barrios más pintorescos del municipio de Aliaga. Sus casas se apiñan en el fondo de un pequeño valle, resguardadas por la iglesia de la Asunción y coronadas por la ermita de San Eloy. Para llegar a Cirugeda desde Aliaga, hay que recorrer quince kilómetros de carretera. Es una ruta tortuosa, llena de altibajos y flanqueada de una vegetación envidiable. De todos modos, después del incendio de finales de junio, nada será lo mismo en este valle que, una vez atravesado el río Campos, se aproxima a la Muela Cerra, una cumbre que aparece calcinada - fotografía adjunta - en contraste con el pino que milagrosamente se ha salvado.

     Mientras asciendo la empinada pendiente, agacho con frecuencia la cabeza para no contemplar tanta desolación. Todavía me llega un amargo olor a ceniza. Durante unos tres kilómetros no aparece ni un brote verde, no se contempla ningún aliento de vida, no se oyen como antaño los trinos de los pájaros ni se percibe el vuelo majestuoso de los buitres. Sólo al final de esta prolongada cuesta puedo contemplar con alivio la masada de Las Erías, salvada del fuego, y advierto que todavía hay vida y esperanza. Unos agricultores están cosechando la mies de los campos cercanos. Desde allí hasta Cirugeda, la vegetación se mantiene en pie. El fuego se ha dirigido más hacia La Cañadilla y hacia Ejulve.

     Una vez coronados los últimos cerros, el paisaje vuelve a ser el de antes: campos de cereal, pequeñas huertas e hileras de chopos que indican la cercanía de alguna fuente. Cirugeda aparece finalmente desde un último cerro, contemplada a vista de pájaro. Un descenso suave nos lleva a la entrada de este pequeño núcleo rural. Me quedo en un pequeño recinto sombreado, cerca del lavadero y al lado de la fuente, que ha sido testigo durante tantos años de reuniones festivas y de meriendas familiares. De sus cuatro caños brota un agua fresca, cristalina, vital. Me agacho para refrescarme y saboreo este bien cada vez más escaso. Tomo fuerzas para el regreso a Aliaga. Será una hora más pedaleando, con el agravante de un sol de fuego de primeros de agosto. Vuelvo a contemplar el paisaje, salvado milagrosamente de la quema. En mi retina queda este rincón pintoresco que sus pocos habitantes miman  y cuidan. Dentro de unos días celebrarán la fiesta anual en honor de la Virgen de la Asunción. El valle se llenará de vida durante unos días. Un valle que merece, al menos, una visita anual para disfrutar de su paisaje y saborear el agua de su fuente.

RUTA CICLISTA A MEZQUITA DE JARQUE

RUTA CICLISTA A MEZQUITA DE JARQUE

     Siempre resulta especialmente duro comenzar la temporada ciclista veraniega después de más de medio año sin pedalear. Por eso, la ruta que solemos elegir es la que va desde Aliaga a Mezquita de Jarque. Son 18 kilómetros de trazado bastante llano y homogéneo con tres o cuatro pequeños repechos. La carretera serpentea entre campos de cereal y el viento sopla de costado del sureste en esta mañana calusosa de domingo. La ida resulta especialmente sosegada, excepto la subida de la cuesta de Cuevas de Almudén. Lo demás es más bien asequible para los que estamos habituados a este deporte.

     En poco menos de una hora llegamos a Mezquita. Nuestra parada habitual tiene lugar en la conocida fuente de la entrada al pueblo, aneja a un cuidado parque y a una pista polideportiva. Los vecinos comienzan a pasear por las calles después de una tarde-noche de celebración. Con motivo de las fiestas de San Antonio, se ha recuperado el "Tamborilé", un festival de calle que ha reunido a personas de toda la provincia y de otras autonomías. Se ha celebrado por primera vez en este pueblo situado en el centro de la provincia de Teruel y ha resultado un éxito en todos los sentidos. Un vecino me comenta que a los habitantes de Mezquita se les conoce por tamborileros, aunque no sabe decirme cuál es la razón. Las calles y fachadas siguen engalanadas, como muestra la fotografía adjunta.

     Regresamos a Aliaga con el viento en contra y las piernas un poco agarrotadas. Nos detenemos en la fuente de cuatro caños de Jarque de la Val  y contemplamos la procesión del Corpus de Hinojosa de Jarque. Ha sido una ruta interesante y muy aconsejable para los que quieran comenzar una nueva temporada del deporte de los pedales. Ánimo a todos los ciclistas.

MEJORAS EN JARQUE DEL VAL

MEJORAS EN JARQUE DEL VAL

     El valle del río La Val es uno de los más pintorescos de la comarca turolense de las Cuencas Mineras. Desde Mezquita hasta Aliaga, la carretera discurre sinuosa dejando a ambos lados los pequeños núcleos rurales y flanqueada por campos de cereal, recoletas huertas y, cómo no, del omnipresente y humilde río que nace unos kilómetros más arriba.

     Cuando abandono la carretera general y tomo la que conduce a Aliaga, el corazón se me acelera suavemente y manifiesta un inusual entusiasmo. Son los dieciséis kilómetros más agradables de mi viaje desde Zaragoza. Podría decir que conozco su trazado metro a metro. El primer pueblo que queda a derecha es Cuevas de Almudén, surcado por un pequeño río y situado, como casi todos los de esta zona en un aislado promontorio. Pocos kilómetros más adelante, aparece la silueta inconfundible de Jarque de la Val (fotografía). Después de una pequeña curva, asoma el pueblo y surge una huerta muy cuidada y rica en hortalizas. Aparecen también algunas granjas y, en la parte baja del pueblo, el edificio nuevo de la iglesia  de la Asunción y un pabellón polideportivo recientemente construido.

     Uno de los lugares más atractivos de Jarque es la plaza, situada en la parte baja del pueblo. De su fuente de cuatro chorros mana agua cristalina durante los doce meses del año. Cuando recorremos esta ruta con bicicleta durante los calurosos meses del verano, una de las paradas obligadas es esta fuente, contigua al lavadero y cercana a un cuidado parque. Jarque de la Val va a poder disfrutar dentro de unos meses de un salón social para determinados eventos y de un apartamento para alquiler. Esto será posible gracias a unos fondos de ayuda a las Cuencas Mineras y del Plan Específico para Teruel. El edificio de un antiguo horno, ya en ruinas, servirá de solar para esta iniciativa que supone un impulso más al pueblo. Hay otros edificios por restaurar, especialmente la antigua iglesia de la Asunción, del siglo XVI. Desde los años 40 está en ruinas. Es una pena que sólo se conserve su esqueleto y poco más. De momento,  su restauración tendrá que esperar.

UN NUEVO SERVICIO EN ALIAGA

UN NUEVO SERVICIO EN ALIAGA

     Una de las apuestas de Aliaga de cara al futuro es su innegable atractivo para los turistas y visitantes. Por eso, desde los organismos oficiales - especialmente el Ayuntamiento - se están haciendo esfuerzos para dotar a este municipio turolense de infraestructuras y servicios adecuados para que los que visiten la localidad puedan sentirse lo más a gusto posible. Son evidentes en los últimos meses las mejoras en el acondicionamiento del merendero, la restauración de la residencia de Santa Bárbara, la conexión por carretera entre Aliaga y Pitarque y otros muchos proyectos entre los que destaca la reconversión del molino harinero de la localidad en una hospedería y en un pequeño museo.
     También desde la iniciativa privada surgen mejoras que van a redundar en la promoción de esta localidad y de su entorno. Me refiero a la última obra de modélica restauración: la casa rural El Horno de Aliaga, antiguo horno de leña para la elaboración del pan que sus actuales propietarios han restaurado, conservando vestigios de construcción de siglos pasados - se remonta al siglo XIX - y reconstruyéndola con materiales nobles de la zona.
     Para los que desde niños hemos conocido y visitado el horno de Vicente y Palmira para comprar una barra de pan o para contemplar cómo se elaboraban las magdalenas, supone una alegría contemplar una fachada original, con su antigua puerta y con una estructura que recuerda a las casas antiguas del Maestrazgo turolense. La casa rural se inaugurará a principios de julio, coincidiendo con el inicio del verano. Aliaga multiplica su población durante esas fechas y es de esperar que este alojamiento complemente a los ya existentes.

     De momento ya se puede consultar su página web - http://elhornodealiaga.com -. En ella podemos encontrar una detallada información tanto de la casa como del entorno. Mi enhorabuena a los nuevos propietarios y mis mejores deseos para esta iniciativa turística.

ALIVIO Y SATISFACCIÓN EN ALIAGA

ALIVIO Y SATISFACCIÓN EN ALIAGA

     Después de un año de incertidumbre, después de doce meses de reuniones, entrevistas, movilizaciones, recursos y acciones colectivas eficaces, el Consejo del Gobierno de la DGA ha dado luz verde al proyecto de la empresa Neoelectra.

     Hoy es un día importante para este municipio turolense. La fecha de hoy de debe ser un punto y seguido para la reflexión, el optimismo y la planificación sensata y coherente de un futuro para un pueblo tan castigado por la emigración y para una comarca cada vez más abandonada.

     Aunque el Consejo de Gobierno marca algunas prescripciones que la empresa se compromete a ir resolviendo,  la resolución favorable del recurso de alzada interpuesto por la compañía al informe del Inaga (Instituto Aragonés de Gestión Ambiental), es un premio al tesón de los vecinos, al compromiso de un grupo de personas unidas, a la labor callada de los que han apostado por un futuro para su pueblo y, sobre todo, a la plataforma "Salvemos Aliaga".

     Lo importante en estos momentos es seguir adelante. Y convencerse de que la industria también tiene un hueco en Aliaga. Y darse cuenta de que el turismo no es suficiente para garantizar un futuro demográfico estable. Y seguir apostando por iniciativas privadas consensuadas y realista. Como aliaguense, me congratulo de esta decisión y deseo lo mejor para mi pueblo. Este espaldarazo puede ser un punto de partida.

LAS ONDAS LLEGARÁN MEJOR A ALIAGA

LAS ONDAS LLEGARÁN MEJOR A ALIAGA

     La situación geográfica del municipio tulolense de Aliaga, prácticamente rodeado de montañas y situado en un valle aislado, ha dificultado durante décadas que las señales de radio, televisión o telefonía móvil llegaran con nitidez a todos los hogares del pueblo. Se solucionó hace unos años el tema de la televisión y se ha logrado que la cobertura telefónica sea, al menos, aceptable. Lo que no se había conseguido todavía es que las señales de las emisoras de radio llegaran a este pueblo con claridad y nitidez. Esta situación podrá parecer sorprendente a los que lean estas líneas, pero esa es la realidad, a principios del siglo XXI.

     A pesar de los avances de la televisión y de las ventajas evidentes de internet, la radio sigue siendo un vehículo privilegiado de comunicación entre los diversos países del planeta. No voy a defender las ventajas de la radio sobre otros medios de comunicación. Lo que quiero dejar claro es que la radio se puede escuchar - a diferencia de otros medios - mientras se realiza algún trabajo o mientras se conduce. En mi caso, y por razones obvias, utilizo la radio cuando me desplazo con mi vehículo hacia Aliaga o hacia otros puntos de la geografía española. He podido comprobar que, poco antes de llegar a Aliaga, concretamente antes de cruzar el túnel de Cobatillas, la señal de la emisora que estoy sintonizando desaparece por arte de magia y tengo que apagar la radio.

      Es una buena noticia que la señal llegue mejor a Aliaga en los próximos meses - aunque sólo sea la de dos emisoras - porque los vecinos de la población turolense que viven allí durante los doce meses del año podrán escuchar sin problemas su programa preferido o aderezar con música sus horas de trabajo o de ocio. El mérito de esta mejora, que surgió mediante una moción presentada por el grupo municipal del PAR en Aliaga, hay que atribuírselo a la Delegación Territorial del Gobierno de Aragón en Teruel, que financiará las infraestructuras necesarias.

UN ALIVIO PARA PALOMAR

UN ALIVIO PARA PALOMAR

     Palomar de Arroyos es un pequeño y pintoresco pueblo de la provincia de Teruel, perteneciente a la comarca de las Cuencas Mineras. Como muchos otros pueblos de la zona - con contadas excepciones - ha ido perdiendo habitantes paulatinamente y se ha quedado con poco más de doscientos cincuenta vecinos censados. El cierre de las minas de carbón y la escasa producción agrícola y ganadera han pasado factura a este pueblo casi equidistante de Escucha y de Castel de Cabra. Hasta hace pocos años, sólo se podía viajar a Palomar desde Montalbán, dando un rodeo increíble. Ahora se puede acceder desde Escucha circulando por una buena carretera.

     A pesar de la cercanía de Aliaga, no conocí Palomar hasta el verano pasado. Decidí evitar el rodeo desde Montalbán y elegí el atajo que parte de Escucha. Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando me encontré con una pendiente casi inverosímil. Aunque, poco después, todavía me sorprendió más la pendiente que accedía al centro del pueblo y el lamentable estado del firme en esos últimos kilómetros. Sin embargo, esto no volverá a ocurrir. Se acaba de inaugurar la tan solicitada circunvalación de casi tres kilómetros que evitará cruzar el casco urbano y eliminará un acceso peligroso. Eso sí, el pueblo quedará algo más aislado del tráfico rodado y, eso sí, mucho más tranquilo.

     De mi estancia en Palomar recuerdo la nueva perspectiva de la sierra de San Just, la panorámica de las casas apiñadas en un cerro a mil doscientos metros de altitud y el edificio de la vieja estación de tren, -tal como aparece en la fotgrafía -de esa línea férrea que nunca se llegó a construir, y que quizás habría cambiado la fisonomía de la provincia, y de un paisaje agreste y solitario.

PUEBLOS DORMIDOS

PUEBLOS DORMIDOS

     Esta tarde hemos regresado a Zaragoza, después de veinticuatro horas en Aliaga. Nos ha acompañado un clima frío, invernal. Eso sí, durante las horas centrales del día - desde las 12 hasta las 16 - el sol brillaba inclemente y el pueblo mostraba la cara más amable de este otoño.

     Durante el viaje de vuelta, avanzábamos hacia la capital del Ebro al mismo ritmo que el crepúsculo. Las colinas mostraban su inconfundible perfil y los campanarios de los pueblos  brillaban a lo lejos. Al llegar a la provincia de Zaragoza, la noche se ha enseñoreado y sólo las luces permitían adivinar un pequeño núcleo rural o una granja o pequeña explotación. Javier hablaba de "pueblos muertos" al contemplar el perfil oscuro de Mediana de Aragón, con un único testigo visible: el campanario. He preferido matizar la expresión y le ha hablado de los pueblos dormidos azorinianos. Azorín describió en su libro Castilla retazos insuperables del mundo rural de la España de principios del siglo XX. Lo mismo hizo Antonio Machado, pero en verso. Ambas obras salieron a la luz hace casi un siglo, en 1912. Cien años después, lo rural sigue mostrando su perfir agridulce, su triste cara otoñal, su melancólico ocaso crepuscular.

     Lécera, Belchite, Mediana...Y el Burgo de Ebro, que se beneficia indirectamente de su cercanía a la capital. Aunque, eso sí, comienzan los atascos, aglomeraciones y reclamos luminosos de los complejos industriales. Es la otra cara del mundo civilizado. Pero la cara oculta, la auténtica, la rural, sigue sin ser descubierta y valorada. Azorín lo logró hace casi cien años. Pero, ¿quién lee o relee al prosista de Orihuela?

EL TRIUNFO DEL SENTIDO COMÚN

EL TRIUNFO DEL SENTIDO COMÚN

     "Empezamos a tener alguna esperanza de que haya triunfado, por fin, la razón, la lógica y el sentido común", ha declarado uno de los representantes de la plataforma Salvemos Aliaga, que tanto está luchando por el mantenimiento en la localidad turolense de la empresa Neoelectra y, por supuesto, por el futuro del pueblo.

     Ayer, el pleno de las Cortes de Aragón aprobó por unanimidad una resolución mediante la que se insta al Gobierno a buscar una solución para la factoría de Neoelectra en Aliaga. Se abre, por tanto un periodo de incertidumbre y un pequeño resquicio a la esperanza. Es de esperar que los órganos correspondientes - especialmente el Departamento de Medio Ambiente y la Confederación Hidrográfica del Ebro - se pongan, por fin, de acuerdo y cese ya la pesadilla que desde hace unos meses quita el sueño a once trabajadores y a sus familias y ha sembrado la inquietud en todo el pueblo.

     Si al final todo se resuelve positivamente - lo que todos deseamos fervientemente - será debido a la unidad, la constancia, el empeño y la actitud reivindicativa de un colectivo que no ha descansado ni un solo momento. A pesar de todo, aún quedan en el aire algunas preguntas: ¿Cederá más caudal la Confederación Hidrográfica del Ebro? ¿Realizará la empresa las inversiones exigidas por Medio Ambiente para reducir al máximo el impacto ambiental? ¿Se permitirá, por fin, que la conducción de gas llegue hasta la planta? Todo es cuestión de unos días, que para algunos serán eternos.

¡VIVA LA INCONGRUENCIA!

¡VIVA LA INCONGRUENCIA!

     Durante estas últimas semanas han sido muchas las personas - compañeros de trabajo, vecinos, conocidos - que me han preguntado por la situación de la planta eléctrica de Aliaga. La mayoría no entiende cómo una empresa que ha estado funcionado durante siete años tenga que cerrar sus puertas de la noche a la mañana porque ha habido una sorprendente falta de comunicación entre distintos órganos de la Administración y una ausencia total de diálogo entre los representantes de la empresa y los responsables políticos.

     Casi todos coinciden en la incongruencia de la situación. Y es que, cuando se encadenan los despropósitos y la incoherencia se convierte en el pan de cada día, los problemas, en vez de solucionarse, se multiplican. Porque todos nos hemos hecho alguna de estas preguntas: ¿Por qué la Confederación Hidrográfica del Ebro permite la construcción de las instalaciones y de un azud en mitad del Guadalope, sin haber otorgado la concesión de caudal? ¿Por qué el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón autorizó la construcción de la industria sin tener asegurada su materia prima y obvió una evaluación previa del Impacto Ambiental? ¿Por qué el Departamento de Industria permitió que la empresa vendiera electricidad durante años en régimen especial con una autorización provisional?

     Las preguntas podrían sucederse indefinidamente. Pero la cruda realidad está ahí: once trabajadores en el paro, el futuro de Aliaga cada vez más negro y todo el esfuerzo y la inversión de varios años en el saco del olvido. Dicen algunos medios de comunicación que los empleados aún tienen un rayo de esperanza. Mientras tanto, el vicepresidente Biel habla de que es un tema controvertido y el Justicia de Aragón ruega al Departamento de Medio Ambiente que revise las razones que le llevaron a denegar a Neoelectra la Autorización Ambiental Integrada. El Justicia habla tambiénde incoherencia y reprocha a la Administración no haber valorado las repercusiones del cierre en una población como Aliaga, castigada por la reconversión minera.

     Todo son paradojas, contradicciones, sinsentidos. Y, mientras tanto, el consejero de Medio Ambiente intenta poner paños calientes ofreciendo a los trabajadores un puesto en la brigada contra incendios de la comarca de las Cuencas Mineras. Porque sabe el señor Boné que el problema es mucho más profundo que los once puestos de trabajo. Porque los empleados quieren trabajar en la industria y en Aliaga, que para eso regresaron al pueblo e iniciaron una nueva vida. Su futuro personal y familiar es lo más importante. Pero también es importante que en Aliaga se cree un tejido industrial y que sirva para generaciones venideras.

EL MUDÉJAR DE TOBED

EL MUDÉJAR DE TOBED

     En diciembre de 2001 la iglesia gótico-mudéjar de Tobed, municipio zaragozano de la comarca de Calatayud, fue declarada Patrimonio de la Humanidad. Casi siete años después, se acaba de inaugurar un Centro de Interpretación del Mudéjar, ubicado en una parte del edificio que acoge la Casa Consistorial.

     Y es que hablar de Tobed no sólo es hablar de paisajes pintorescos o de sabrosas cerezas y jugosos melocotones. Hablar de Tobed es referirse a una de las joyas del mudéjar aragonés: la iglesia de Santa María. Vale la pena dedicar un fin de semana a visitar este pueblo, situado en el valle del río Grio y al pie de la sierra de Vicor.

     He pasado bastantes fines de semana en Tobed y recuerdo con una cierta nostalgia el carácter hospitalario de sus habitantes y el encanto de sus calles estrechas o empinadas. Pienso volver pronto para contemplar la iglesia restaurada y visitar sus acogedores parajes, sus manantiales y la ermita de San Valentín.

ALIAGA SIGUE EN PIE

ALIAGA SIGUE EN PIE

     A pesar del ninguneo de las autoridades aragonesas. A pesar del sospechoso y desesperante silencio administrativo. A pesar de los desplantes y reacciones casi esperpénticas de algunos políticos, ALIAGA SIGUE EN PIE.

     Muchos amigos y conocidos me comentan que, por fin, Aliaga ha saltado a las primeras páginas de los medios de comunicación aragoneses. Les respondo que, por una parte, me da mala espina. Eso de ser portada debido a protestas y manifestaciones no suele augurar nada bueno. Pero, eso sí, contra viento y marea, ALIAGA SIGUE EN PIE.

     Numerosas personas que conocen este pueblo turolense de las Cuencas Mineras se sorprenden de la constancia y unidad de estas movilizaciones y se extrañan de que, hace casi treinta años, no se hiciera lo mismo cuando se desangró el pueblo debido al cierre de las minas y a la traumática clausura de la Térmica. ¿Qué habría ocurrido si en la década de los setenta se hubiera hecho lo mismo?

     Hoy se han manifestado en una céntrica plaza de Teruel más de doscientas personas de Aliaga. La plataforma "Salvemos Aliaga" gana fuerza y apoyos día a día. Pero, al parecer, las autoridades no están por la labor. Se encuentran de fin de semana o preparando los festejos del Pilar. Sin embargo, a pesar de la pasividad de Marcelino Iglesias, José Ángel Biel y Alfredo Boné - sobre todo de este último -, ALIAGA SIGUE EN PIE.

     Para que se hagan una idea los que no conocen Aliaga, ni conocen la comarca de las Cuencas Mineras, ni conocen Teruel, el cierre de esta industria de Neoelectra se podría comparar proporcionalmente al cierre de la factoría Opel de Figueruelas. ¿Se imaginan el desastre para Zaragoza y para Aragón?

     Pero Aliaga es diferente. Es uno de los parientes pobres de Aragón. Es un cero a la izquierda para algunos políticos de alto rango. Por eso luchan y protestan. Porque les asiste la razón. Y se sienten discriminados. Por eso, hasta que llegue una respuesta razonable, ALIAGA SEGUIRÁ EN PIE.

COMPÁS DE ESPERA EN ALIAGA

COMPÁS DE ESPERA EN ALIAGA

     Con la llegada del otoño, Aliaga recupera su fisonomía habitual: silencio en las calles, poca gente en los bares y tranquilidad en el ambiente. Pero este otoño llega con la incertidumbre sobre el futuro de la planta de cogeneración de gas - producción de electricidad quemando gas natural - que la empresa Cinca Verde tiene instalada en la orilla derecha del río Guadalope, a ocho kilómetros de la población. Después de doce años de proyectos, aprobaciones, permisos y denegaciones, esta pequeña industria, que supone un pequeña esperanza de futuro para el pueblo, corre el riesgo de ser clausurada.

     Todos los vecinos de Aliaga esperan que las alegaciones de la empresa Cinca Verde ante el INAGA (Instituto Aragonés de Gestión Ambiental) sean favorable a la continuidad del proyecto. En caso contrario, se perderán los quince puestos de trabajo - diez directos y 5 indirectos - y se cerrará de nuevo la puerta a la esperanza de un pueblo y de una comarca como las Cuencas Mineras, tan castigada históricamente por la despoblación y del cierre de minas y pequeñas industrias. En la página de internet http://www.salvemosaliaga.org se recoge el sentir de los habitantes de este pueblo turolense que lucha una vez más por su supervivencia.

     Precisamente ayer y hoy Juan Paricio escribe en la sección de opinión del Diario de Teruel sendos artículos que intentan reflejar con objetividad la problemática y las trabas que el proyecto ha encontrado desde los primeros momentos. El final del artículo - recogido en el blog http://fiatluxhispania.blogspot.com - deja un pequeño resquicio a una solución dialogada. Ojalá se logre encaminar el problema y se consiga seguir adelante con el proyecto. Aunque sea cediendo un poco por ambas partes. Aliaga no se merece este cierre. Sería volver de nuevo a la situación de los años ochenta. Y lo que está claro es que el tejido industrial es indispensable para que este pueblo vea con optimismo su futuro.

 

 

 

ALCARAZ EN EL RECUERDO

ALCARAZ EN EL RECUERDO

     A veces una carta, una noticia o una llamada son la chispa que enciende la tenue y difuminada luz de la memoria y nos remite a vivencias cada vez más lejanas. He recibido unas líneas de un amigo de Alcaraz, esta histórica villa de la provincia de Albacete y mi mente ha empezado a rebobinar lo que fueron dos cursos de docencia en el Instituto Pedro Simón Abril y dos años de amistades, inquietudes y experiencias.

     No puedo olvidar las rutas en bicicleta por Vianos, El Jardín o el Bonillo. Recuerdo con cariño las noches de verano en la monumental plaza mayor de la población albaceteña. Mi mente viaja de nuevo a ese pequeño balcón de la calle Vicaría, desde el que se contemplaba la lozana huerta y el monte cercano tachonado de olivos. Porque Alcaraz se mantenía vivo, a pesar del riguroso clima invernal. Numerosas celebraciones quedaban señaladas en el calendario para los vecinos y visitantes: las ferias y fiestas de septiembre, la noche de San Antón, la noche de San Ignacio (en la fotografía), los mayos del treinta de abril, la romería del uno de mayo al santuario de la Virgen de Cortes, las fiestas de Carnaval,... Pero Alcaraz es mucho más que eso: es historia, es tradición y es arte. Fue la cuna de Pedro Simón Abril y en su cementerio reposa el famoso bandido "El Pernales", abatido por la guardia civil a principios del siglo XX. en una zona cercana. Alcaraz fue también una importante fortaleza en la reconquista. También hay que destacar su entorno natural y su cercanía a la sierra de Riopar y al pico Almenara.Todo un reclamo para los turistas y visitantes.

     En mi memoria quedan dos años de vida en esta comarca del sur de España, colindante con Andalucía. Una carta me ha hecho revivir vivencias que ya no volverán. Eso sí, espero volver pronto a Alcaraz. Aunque sé que ya no será lo mismo.