El título de un poema del último libro - Cuaderno de vacaciones - del poeta madrileño Luis Alberto de Cuenca nos invita a reflexionar en esta tarde dilatada de domingo sobre el sentido de la vida, la soledad, los recuerdos, el olvido y la melancolía.
Con esta obra, el poeta, traductor, columnista y ensayista ha sido galardonado con el Premio Nacional de Poesía. Luis Alberto compagina la poesía tradicional con el aliento innovador del poema, la sencillez con el trasfondo cultural. Son excelentes sus sonetos y muy sugerentes sus alusiones a los clásicos de la Literatura Universal.
Plasmo aquí este poema como homenaje al autor y a todos los que han asumido su soledad como compañera y aliada.
Como todos los hombres, vine al mundo
a recordar, porque el conocimiento
es tan sólo memoria, remembranza,
reminiscencia de otra realidad
mejor, más prestigiosa y más estable,
de la que un día fuimos desterrados.
La vida es perseguir inútilmente
la fuente primordial, donde confluyen
todos los hilos de agua del recuerdo,
rozar casi sus gárgolas y hundirse
en el suplicio de una sed eterna.
Tú, madre mía, soledad, aún puedes
salvarme de este olvido que amenaza
con sembrar de silencio las llanuras
sonoras de mi alma. Novia mía,
hermana soledad, dime qué hubo,
o si hubo algo, digno de memoria
fuera de la caverna en la que vivo.