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josemarco

SIN RETORNO

SIN RETORNO

No regreses Ulises.

Es mejor que te quedes
en ese mar de sueños
de sirenas
y escuches desde lejos
el canto lastimero
de las aves aladas.

No vuelvas nunca a Itaca.
Sería por tu parte
un error lamentable
volver a la rutina
y a esa cueva oscura
donde tu esposa teje
cual ícaro indolente
y tu hijo te ignora.

Deja por fin tu patria.
Abandona ahora mismo
la nostalgia infinita
de tu infancia
lejana
y surca sin retorno
aquellos derroteros
que han dejado una huella
irrepetible
en tus ojos ajados
y en tu mirada azul
hecha de mar y luz,
enamorada.

 

EL CAMINO MÁS FÁCIL

EL CAMINO MÁS FÁCIL

 

Ocurre casi siempre. Está comprobado y no podemos negarlo. La historia más reciente nos lo recuerda de vez en cuando. Pero siempre se suele tropezar más de una vez en la misma piedra.  Alguno se preguntará a qué me refiero. Mi pequeño artículo hace referencia al Proyecto de Explotación de una mina a cielo abierto de arcillas blancas en el término municipal de Aliaga, concretamente en el valle de Santilla por parte de la empresa Minera Sabater.

            ¡Qué fácil es el camino! ¡Qué pronto se planifica para alterar el medio ambiente, destruir el patrimonio natural y dejar un rastro irreparable en uno de los lugares más incontaminados de la provincia de Teruel! Todo ello para que la riqueza de nuestro suelo se la lleven en camiones a la vecina región de Levante, donde las industrias la transformarán en cerámica y allí sí que crearán puestos de trabajo y fijarán población. Pero aquí, en este Teruel olvidado, nada de nada.

            Porque no son buenos los recuerdos que nos quedan de las minas a cielo abierto en esta provincia cada vez más despoblada. Y si no que se lo pregunten a los habitantes de Galve. Pero no hay que ir tan lejos para comprobar cómo la última mina a cielo abierto en Aliaga – esta vez de carbón – ha dejado una huella en el paisaje que parece más un cráter lunar que un lago encantado.  Las estadísticas hablan de que sólo el 14% de la zona explotada se restaura. Lo demás queda al descubierto durante décadas, con todo lo que supone afección natural y ecológica.

            En Aliaga sabemos mucho de minería y de explotación del carbón. Y conocemos también la difícil situación que ha quedado después del cierre de la Térmica en 1982. Todavía se puede ver la escombrera cual nido negro de suciedad. Y todavía permanece en pie, cual un testigo mudo, el esqueleto de la central. Es verdad que Aliaga se benefició durante más de tres décadas de una de las primeras industrias de transformación del carbón en España. Pero el precio que se ha pagado ha sido, al parecer, demasiado alto. Por eso los grupos municipales del Ayuntamiento y el Parque Geológico se han opuesto de entrada a una explotación que no va a aportar prácticamente puestos de trabajo fijos. Pero como es tan fácil y tan rentable aparentemente…

            No sé cómo acabará este contencioso. No sé si saldrán adelante las alegaciones contra esta instalación. Pero lo que está claro es que no es el camino para asentar población, generar empleo de calidad y mantener el valor turístico que está adquiriendo esta población desde hace unos años. 

PAISAJE PRIMAVERAL

PAISAJE PRIMAVERAL

      Hay ventanas abiertas a un paisaje idílico y maravilloso. Hay miradores ocultos que nos ayudan a viajar hacia el pasado y a apuntalar ese presente a veces quebradizo y lleno de vaivenes. Hay atalayas desde las que se contempla el mundo de otra manera, con más sosiego, con más serenidad, con más confianza.

     El inicio del mes de mayo es en algunos pueblos de la sierra turolense el pistoletazo de salida de una primavera tardía y todavía algo desapacible. Pero eso no impide que podamos comprobar cómo el verde se enseñorea del paisaje y los chopos cabeceros comiencen a renacer un año más. Es un paisaje solitario, que nos invita a ver de manera distinta la realidad cotidiana. Eso sí, lejos del bullicio, del ajetreo y del estrés de la gran ciudad.

     Y es que a veces echamos de menos unas horas de silencio, un clima adecuado para una buena lectura o una charla sosegada con los amigos. Y eso nos lo brindan estos núcleos rurales, cada vez más deshabitados. Esos pueblos que pertenecen a la España vacía, esos pueblos que ya no son  ni volverán a ser lo que eran hace cuatro o cinco décadas.

     Por eso, mientras tanto, es bueno recrearse desde el solanar con la contemplación de un paisaje que nos invita a volver a los años de la infancia, cuando los sueños eran una realidad cotidiana y la ilusión brotaba a raudales desde todos los rincones. Ahora sólo quedan las calles solitarias, las casas vacías y una gran dosis de nostalgia.

CESARACOSTA, CIUDAD VISIGODA

CESARACOSTA, CIUDAD VISIGODA

    Se ha hablado y se ha escrito  mucho de la Zaragoza romana, de esa Caesaraugusta convertida en cruce de caminos y en uno de los baluartes de un imperio en expansión. También nos han llegado ecos y vestigios de la presencia de los musulmanes en la ciudad del Ebro. El palacio de la Aljafería es, precisamente, uno de los edificios más representativos de esta época medieval difícil y controvertida. Se han escrito numerosas obras sobre la Zaragoza romana y sobre la Zaragoza islámica. Pero pocos han abordado con acierto y determinación las décadas del siglo VII en las que la entonces llamada Cesaracosta se había transformado en una urbe muy importante en el marco de una Spania que acogía en su seno a culturas tan distintas como la romana, la judía o la musulmana.

            La escritora zaragozana Isabel Abenia acaba de publicar Erik el Godo, una novela en la que reconstruye minuciosamente el siglo VII de una ciudad en la que se codean los personajes más diversos. La autora de El alquimista holandés, novela que bucea en la apasionante vida de El Bosco, nos ha  vuelto a sorprender con este su segundo relato histórico. En él fusiona la ficción con la historia real de unos siglos apasionantes y desconocidos. Desde el primer momento nos atrapa la historia tamizada por la ficción del joven escandinavo Erik, que viaja a Zaragoza portando una carta misteriosa. El clan al que pertenece este niño de una excepcional precocidad atraviesa los Pirineos a mediados hacia el año 646 y se encuentra no sólo con la hostilidad de los habitantes de los lugares que visitan sino con el  cansancio, el frío y el hambre.

            En esta excelente novela, los ojos del joven protagonista se convierten en ventanas privilegiadas desde las que podemos contemplar la vida cotidiana de una ciudad amurallada, dominada todavía por los nobles romanos y sujeta a las vicisitudes de unos años en los que las enfermedades, la miseria y la marginación eran el pan de cada día. Pero no todo el panorama que nos ofrece esta obra es negativo. Ni mucho menos. Hay algunos personajes que prosperan y alimentan inquietudes culturales y humanitarias. Como el obispo san Braulio, al que sirve Erik durante los últimos años de su vida. De la mano de este joven e inquieto godo conocemos esa Cesaracosta que se convirtió junto con Toledo y Sevilla en uno de los faros culturales de España. Porque era un lujo para la época disponer de una buena biblioteca, de dos escuelas y de la iglesia de san Vicente, ubicada donde se encuentra la actual catedral de la Seo.

            Pero no todo es bueno en esta Zaragoza visigoda. Las prohibiciones de la iglesia católica de todo lo que recordara al paganismo anterior supusieron un retroceso en mejoras como los baños públicos o en actos festivos como las representaciones teatrales. Por eso, Cesaracosta soportó varias epidemias que diezmaron su población y tuvo que resistir numerosos asedios desde todos los ámbitos. Eso sí, mantuvo su independencia y demostró una vez más ese talante luchador que siempre ha caracterizado a los aragoneses.

            Hoy día, cuando está tan candente en Europa el problema de los refugiados, cuando la convivencia entre culturas vuelve a ser un hecho irreversible, cuando las diferencias políticas y sociales se acrecientan con los años, la evocación novelada de esta Cesaracosta visigoda nos ayuda a reflexionar sobre un presente convulso y sobre un futuro preñado de incertidumbre. Porque está claro que, aunque no hay ninguna adivina como la controvertida Galeswintha, sí que existen premoniciones que nos señalan caminos inexplorados e indicios de futuro. Así lo manifiesta este singular personaje en un sugerente epílogo: “No desaprovechéis vuestra vida venerando falsos ídolos…Buscad la sabiduría entre las páginas de los viejos libros y transmitidla a vuestra descendencia, tened en cuenta los errores de otros, las cruentas guerras y los desastres provocados por la ambición de unos pocos”.

PROYECTOS DE FUTURO

PROYECTOS DE FUTURO

      Volver a Aliaga para las ahora llamadas vacaciones o puente festivo de Semana Santa es acercarse a recorrer los escenarios del pasado y a rememorar vivencias ya lejanas. Porque los que hemos vivido durante nuestra infancia las Semanas Santas de los años cincuenta y sesenta, nos frotamos los ojos al comprobar cómo se vivían estas fechas. Los días llamados "santos" estaban marcados por la tristeza, la austeridad y un silencio que surcaba las calles y llegaba a todos los hogares. El día de Viernes Santo estaba especialmente marcado por ese dolor de la muerte de Jesucristo. En las casas lo vivíamos desde un cierto recogimiento, en la iglesia se sucedían los turnos de vela en el Monumento, los santos permanecían ocultos por un paño morado, las campanas dejaban de repicar y eran sustituidas por las carraclas, se ascendía al Calvario para rezar y cantar el Víacrucis y la procesión del Santo Entierro.

      En estas fechas de vuelta al pueblo y de reencuentro con muchos amigos y vecinos, es bueno comentar y compartir diversas inquietudes relacionadas con la mejora de los servicios del pueblo. Porque está claro que hay que seguir explotando el sector turísticos, a pesar del bajón de los meses invernales. Una de las propuestas consiste en la restauración del edificio de la antigua Central Térmica y su transformación en un centro de interpretación industrial. Es algo positivo y ojalá se pueda llevar a cabo. También se sugiere la restauración del castillo cada día más olvidado y deteriorado. Tal como vemos en la fotografía, se convertiría en un lugar privilegiado para contemplar este pintoresco valle del Guadalope y disfrutar de una orografía única en toda Europa. Al mismo tiempo, los numerosos visitantes que llenan durante estos días y, especialmente,  durantelos meses de verano los hoteles, casas rurales, albergues y restaurantes. 

De todos modos, sería bueno ir pensando en alguna alternativa industrial, en la regeneración de la zona de cultivo agrícola, en la construcción de una residencia de ancianos y - ¿por qué no? - en la orientación para uso turístico del río y del cada vez más anegado embalse de la Aldehuela.  No son sueños ni utopías. Es una posibilidad por la que habría que luchar desde todos los ámbitos.

ENHIESTA ROCA

ENHIESTA ROCA

¡Hola, amigos! Quiero compartir con vosotros mi último poema. Se titula TARDE DE FEBRERO y está inspirado en un paisaje único e inigualable: la vertiente rocosa que se asoma sublime y amenzante a la carretera que comunica Aliaga con el barrio de la Aldehuela.

                                        No estás solo.

                                        Eres como esa roca

                                        enhiesta

                                        al borde de un camino

tortuoso

                                        o como el árbol firme,

                                        herido por el cierzo.

                                        Somos muchos

                                        los que aún eludimos

                                       ese lastre fugaz de los

                                       recuerdos

                                       y afrontamos sin más,

                                       cual un Sísifo eterno,

                                       la lucha cotidiana 

                                       contra las injusticias,

                                       contra la intransigencia,

                                       contra oscuros silencios,

                                       contra retornos grises

                                       al pasado.

                                       No estás solo

                                       en esta tarde ausente

                                       de un febrero alocado.

                                       Sabes que somos muchos

                                       los que aún buceamos

                                       contra las pesadillas

                                       de este tiempo fugaz,

                                       intrascendente.

                                        

UN DÍA MUY SINGULAR

UN DÍA MUY SINGULAR

          El 29 de febrero se ha convertido en un día singular. Nos llega como un regalo - para muchos envenenado - para redondear o servir de coletilla a un mes que muchos califican de loco, voluble y poco seductor. Eso sí, hay que recordar que este mes que hoy nos dice adiós nos trae efemérides más o menos arraigadas y con tintes comerciales como el Carnaval o San Valentín. Y en el santoral, tampoco hay que olvidar a La Candelaria, san Blas o santa Águeda. De todos modos, me siguen gustando poco estas jornadas todavía invernales e incluso más desapacibles de muchos días de diciembre o enero.

         Y volviendo a este año bisiesto y a esta fecha que aparece sólo cada cuatro años, al igual que las Olimpíadas, hay que destacar el carácter siniestro que algunos le atribuyen. El refranero lo pregona con claridad: "Año bisiesto, año siniestro", y algunos relacionan este año divisible por cuatro con catástrofes como la del hundimiento del Titanic, en 1912, o tragedias como el inicio de la Guerra Civil española, en 1936. De todos modos, estas fechas peculiares siempre han sido un filón para supersticiosos o agoreros.

        Según las últimas estadísticas, en España hay unos 32.000 habitantes nacidos un 29 de febrero. Y en Aragón poco más de 800 personas vieron la luz durante estas 24 últimas horas del febrero más largo. Yo conozco a alguno nacido en este fecha y me confiesa que se siente orgulloso de ello y que lo celebra cada año, aunque sea el día 28 de febrero o el 13 de marzo. Otros prefieren celebrarlo sólo cada cuatro años, pero reconocen que no tienen más remedio que sumar de cuatro en cuatro si no quieren eludir al paso del tiempo o engañarse a sí mismos.

        Lo que está claros es que una decisión de tipo astral, que se remonta al tiempo de los romanos, ha dejado como huella singular esta fecha que nos regala un día más cada cuatro años y, al parecer, fluye con normalidad como otro día más.

EL DESPERTAR DE LA LUCIDEZ

EL DESPERTAR DE LA LUCIDEZ

     El próximo sábado, 6 de febrero a las siete de la tarde, el catedrático y escritor Prudencio Herrera, nacido en Aliaga, presenta su segundo poemario: Mujeres lúcidas ante el espejo. Después de dos años de la publicación de su primera antología, Prudencio nos regala una excelente selección de poemas que presentan dos motivos esenciales: el despertar de la lucidez y el simbolismo del espejo.

     En este su segundo libro de poemas, el autor turolense indaga en lo más profundo del ser humano con unos versos rotundos y descarnados. Y para ello ha utilizado un símbolo clásico en la literatura universal: el espejo. ¿Quién no recuerda las obras de Oscar Wilde, Lewis Carroll o Tolkien? A través del espejo el autor nos irá desvelando recuerdos de su infancia, las huellas del amor, evocaciones de viajes apasionantes, las lacras de una sociedad injusta, el paso inexorable del tiempo, el placer de la amistad, las reflexiones sobre la tarea poética y la inevitable presencia de la muerte.

     Pero este poemario, excelentemente ilustrado por la artista Cristina Franco Roda, va mucho más allá del ritmo pausado y rotundo de unos versos que nacen del fondo del alma del autor. Es además un homenaje explícito a todas aquellas mujeres que han empujado la historia luchando contra las adversidades y contribuyendo a cambiar un poco el mundo. Homenaje que culmina con un recuerdo especial a Ana María Matute, escritora inquieta, comprometida y deseosa de mejorar el mundo a través de su obra.

       Tal como afirma en su dedicatoria, escribir un libro es para Prudencio Herrera  una aventura maravillosa, pues considera a la poesía como una expresión vital que detecta las heridas de la condición humana cual "un jardín que nos reconcilia con la existencia y con la muerte".

UN FUTURO NEGRO

UN FUTURO NEGRO

      Sin eufemismos, sin rodeos, sin paños calientes, quiero suscribir las palabras de Joaquín Noé, alcalde del pueblo turolense de Ariño, cuando se refiere al futuro de la comarcas turolenses de las Cuencas Mineras y de Sierra de Arcos dibujando un perfil pesimista y utilizando el mismo adjetivo - negro - que aplicamos a ese mineral que da de comer a unas cuantas familias de la zona y que frena la cada vez más amenazante despoblación.

     Son nada más y nada menos que 33 despidos en una de las minas de la localidad. A esto se suma que la térmica de Andorra tienes previsto prescindir de 42 empleados. Todo un hachazo para la comarca y para la cada vez más desolada provincia de Teruel. Porque la historia nos está demostrando que, como cantaba el gran José Antonio Labordeta, "vamos camino de nada". Se cerró la central térmica de Aliaga en el año 1981, se clausuraron las minas de Aliaga, Campos, Castel de Cabra, Escucha, Utrillas, Rillo,...y dejó de funcionar hace pocos años la térmica de Escucha. El castigo ha sido tan duro que es muy difícil que esta comarca levante la cabeza, al menos a corto plazo.

     Para los más optimistas hay que señalar que sólo nos queda el turismo. Pero es un turismo de temporada o de fines de semana. Y es un turismo limitado. Esa es la realidad. Porque si no se buscan otras alternativas industriales, esta provincia seguirá el imparable camino de la despoblación. El clima, las comunicaciones, la orografía,...todo está en contra de un Teruel del que sólo resiste la capital, la comarca del Bajo Aragón, y poco más.

     Está claro que no son buenos momentos para invertir. Pero algo tendrán que hacer nuestros políticos para revertir la situación si no quieren ver en pocos años una provincia desolada, sin jóvenes, sin emprendedores, sin futuro.

UNA PÁGINA EN BLANCO

UNA PÁGINA EN BLANCO

         Estrenar un año es iniciar una aventura incierta, es empezar un viaje sin retorno, es inaugurar una página en blanco. El 2016 nos brinda 366 días de penas y alegrías, de claroscuros, de contrastes, de viencias agridulces, de experiencias inolvidables. Es como un laberinto, un oleaje, un carrusel o una montaña rusa. Así lo he reflejado en este poema que dedico a todos los que me seguís aquí o en facebook.

                                       DÍA DE ESTRENO 

                                  Una página en blanco,

                                  un viaje apasionante

                                  sin retorno,

                                  un estreno azaroso,

                                  un inquierto oleaje

                                  entre la incertidumbre

                                  y la esperanza.

                                  Quedan atrás los días

                                  o semanas o meses

                                  - ¡Qué más da! -

                                  en que este carrusel

                                  o laberinto

                                  que es la vida

                                  ha quedado arrumbado para siempre

                                  en el espejo gris

                                  de las alcobas.

                                  Es un día de estreno

                                  - o al menos eso dicta el calendario -

                                  una jornada en la que el alborozo

                                  ahoga los sentimientos.

                                  Un día que reúne a las familias

                                  para escuchar, al menos,

                                  que nos sentimos vivos,

                                  que nos sentimos libres,

                                  que vivimos al filo del ocaso

                                  en este invierno dulce

                                  disfrazado de luz

                                  y primavera.

                                  Y QUE NO ESTAMOS SOLOS.

                                  Hay que brindar sin tregua

                                  con un brindis eterno

                                  por los que aún compartimos

                                  una rendija tenue de ilusión

                                  en esta noche nueva.

                                   

FELIZ NAVIDAD

FELIZ NAVIDAD

          Con un poema alusivo a estas fechas y con la foto de mi amigo Juan Marqués os quiero desear una felices fiestas de Navidad. Aunque las Navidades no sean como las de antes, retomaremos la ilusión y alentaremos la esperanza.

                                        MIENTRAS TANTO

                                Quedan huecos vacíos,

                                sillas sin ocupar

                                en torno de una mesa

                                acicalada.

                                Queda la soledad,

                                queda el silencio

                                y esa sonrisa azul

                                desde el ocaso.

                                Lo sé

                                y lo estoy viviendo

                                al filo de unas fechas

                                despojadas

                                de todo lo que bulle

                                desde dentro.

                                Sé lo que es revivir

                                y volver a renacer

                                y abrazar el presente

                                y olvidar el olvido.

                                Mientras tanto,

                                miro hacia el horizonte

                                de los sueños

                                y estrujo los minutos

                                que rompen sin tapujos

                                la niebla rutinaria

                                de estos días.

                                Mientras tanto,

                                recuerdo a los amigos,

                                a mi escasa familia

                                y comparto con ellos

                                la nueva Navidad

                                que nos depara

                                un presente fugaz,

                                feliz,

                                apasionado.

FIESTA DE LA DEMOCRACIA

FIESTA DE LA DEMOCRACIA

      Cuarenta años después de la muerte del dictador, Francisco Franco - al que algunos recuerdan todavía con nostalgia -, estamos celebrando una nueva fiesta de la democracia. Una más. Y que sean muchas. Eso significará que el sistema, a pesar de sus imperfecciones, goza de buena salud. Poco después de comer me he acercado con mi hijo al colegio electoral próximo a mi casa y hemos depositado nuestros votos en sendas urnas. Era la primera vez que votaba Javier en unas elecciones generales. A sus veinte años ya ha votado tres veces. No sé si mi padre - su abuelo - pudo votar más de dos veces en su corta y azarosa vida. Porque es verdad que lo que hoy - afortunadamente - consideramos como algo relativamente normal, fue algo impensable desde el año 36 hasta el año 1977. Fueron años oscuros, grises, de dura intransigencia y de mordazas por doquier.

      Por eso hoy es un domingo especial. Y, como en todas las citas electorales, he desayunado fuera de casa y a las ocho de la tarde estaré como un clavo viendo los imformativos de las distintas cadenas. Porque la incertidumbre es, de momento, lo que más predomina, a dos horas del cierre de los colegios electorales. Luego vendrá el recuento, los escaños y, a partir de mañana, contactos en todos los niveles y preparación de posibles pactos. De todos modos, lo que nos tiene que quedar de esta fecha es que en una España en paz, jóvenes, adultos y mayores han podido acercarse a las urnas y depositar su voto. Un voto que vale igual para todos. Lo mismo vale el de un potentado multimillonario que el de un humilde sin techo. Esa es una de las grandezas de la democracia.

CAPITULACIONES DEL SILENCIO

CAPITULACIONES DEL SILENCIO

     El pasado martes la librería Antígona de Zaragoza acogió la presentación del segundo poemario del poeta, ensayista y crítico literario Fernando Aínsa. Fue para mí un honor compartir con este amigo y paisano - afincado desde hace unos años en Oliete - la lectura de unos poemas que van más allá de las florituras poéticas al uso y de la retórica vana. Las composiciones de Capitulaciones del silencio y otras memorias vuelven la vida a un pasado nostálgico, apuntalan un presente cada vez más incierto y quebradizo y dibujan un futuro esperanzador.

     En este libro Fernando recuerda a sus seres más queridos - especialmente a su madre y a su hermana -; evoca vivencias irrepetibles; recorre una geografía familiar y casi íntima y nos invita a reflexionar sobre el paso del tiempo, los sueños, los latidos del amor y la presencia inevitable de la muerte.

     Como homenaje a Fernando, plasmo un fragmento del primer poema del libro, que evoca UN JERSEY NEGRO TEJIDO POR MI HERMANA

                                  Imagino a mi hermana tejiéndolo en silencio

                                  con torpeza de novicia,

                                  calculando los días que faltan para ponerlo al

                                  pie del árbol con la etiqueta:

                                  "Feliz Navidad 1963, querido hermano".

                                  En verano lo protejo de la polilla con pas-

                                  tillas de jabón perfumado,

                                  en invierno quisiera lucirlo al pasear mis re-

                                  cuerdos por el Parque Grande.

                                  Nadie repara en él si no cuento la remota

                                  historia de mi hermana tejiendo,

                                  esperando que yo cruzara aquellas navida-

                                  des el Atlántico.

 (En la fotografía Fernando lleva el mismo jersey negro del poema)

                          

 

CAVERNA PERPETUA

CAVERNA PERPETUA

     El título de un poema del último libro - Cuaderno de vacaciones - del poeta madrileño Luis Alberto de Cuenca nos invita a reflexionar en esta tarde dilatada de domingo sobre el sentido de la vida, la soledad, los recuerdos, el olvido y la melancolía.

     Con esta obra, el poeta, traductor, columnista y ensayista ha sido galardonado con el Premio Nacional de Poesía. Luis Alberto compagina la poesía tradicional con el aliento innovador del poema, la sencillez con el trasfondo cultural. Son excelentes sus sonetos y muy sugerentes sus alusiones a los clásicos de la Literatura Universal.

     Plasmo aquí este poema como homenaje al autor y a todos los que han asumido su soledad como compañera y aliada.

                             Como todos los hombres, vine al mundo

                            a recordar, porque el conocimiento

                            es tan sólo memoria, remembranza,

                            reminiscencia de otra realidad

                            mejor, más prestigiosa y más estable,

                            de la que un día fuimos desterrados.

                             La vida es perseguir inútilmente

                            la fuente primordial, donde confluyen

                            todos los hilos de agua del recuerdo,

                            rozar casi sus gárgolas y hundirse

                            en el suplicio de una sed eterna.

                             Tú, madre mía, soledad, aún puedes

                            salvarme de este olvido que amenaza

                            con sembrar de silencio las llanuras

                            sonoras de mi alma. Novia mía,

                            hermana soledad, dime qué hubo,

                            o si hubo algo, digno de memoria

                            fuera de la caverna en la que vivo. 

TARDE DE DOMINGO

TARDE DE DOMINGO

     Hay tardes de domingo grisáceas, cárdenas. Hay tardes de domingo crepusculares y decrépitas. Hay tardes de domingo simplemente otoñales. Pero, a veces, uno se sobrepone a los golpes bajos de la rutina y la melancolía para compartir con los amigos un campeonato de guiñote en el bar Las Palmeras, uno de los clásicos del barrio de Las Fuentes.

     Allí viví con mi hijo Javier unas horas intensas, con la mente despejada, con los nervios aplacados y con la suerte como buena aliada. Tanto es así que, al filo de las nueve de la noche, salíamos con nuestros trofeos y rematábamos unas horas en las que la afición puede más que cualquier otro tipo de ocio.

     Y ahora, a la espera del próximo campeonato. Creo que será en Aliaga, cuna de grandes jugadores de guiñote, el próximo puente de la Inmaculada. Allí estaremos, desafiando el frío y reencontrándonos con grandes amigos, con excelentes rivales y, si la suerte nos acompaña, con un alegre brindis prenavideño.

FRUTOS TARDÍOS

FRUTOS TARDÍOS

     Un otoño apacible se prolonga durante el mes de noviembre, antes de que las cumbres de los montes del Sistema Ibérico turolense se cubran de nieve. Esa nieve que cada año es más tardía y más escasa. Mientras tanto, el sol otoñal brilla durante las horas centrales del día e invita a los pocos habitantes que quedan en los pueblos a pasear, disfrutar del paisaje, respirar aire puro y saborear el silencio de los valles solitarios.

    Este año ha sido pródigo en frutas otoñales, especialmente de manzanas. Aunque tampoco hay que olvidarse de las nueces, los membrillos o las almendras. La temperatura agradable ha mantenido las frutas en el árbol durante más tiempo, como ocurre con esta foto de un manzano que bordea la carretera en el barrio Santa Bárbara de Aliaga y que puedo compartir con vosotros gracias a la gentileza de Enrique Suco. Lo mismo ocurre con las huertas, casi despojadas de todas sus hortalizas. Sólo quedan por estas fechas las coles, el cardo y alguna escarola. Lo demás hibernará durante casi medio año hasta que llegue la primavera y se prepare una nueva cosecha.

   Es la rueda de la vida, el círculo de los meses y de las estaciones. Ahora estamos en un mes de declive, de transición, de ocaso preinvernal. Y, aunque no me gusta noviembre, tengo que reconocer que tiene su encanto, sobre todo en esos lugares adonde la niebla sólo se acerca por las mañanas y da paso a un sol que tiñe de realza el amarillo de las hojas, alienta el verde de los pinos y mantiene en pie las ramas desnudas de los chopos cabeceros.

CARLOS BOUSOÑO

CARLOS BOUSOÑO

     Acaba de fallecer en Madrid el gran poeta asturiano Carlos Bousoño. Perteneciente a la generación de posguerra junto con José Hierro y Vicente Gaos, destacó además como investigador, docente y crítico literario. A él debemos los estudios sobre nuestro premio Nobel Vicente Aleixandre y el excelente libro Teoría de la expresión poética.

     Durante su dilatada vida obtuvo varios galardones. Sólo le faltó el premio Cervantes. Pero, gracias a sus poemas y a sus ensayos literarios, se ha hecho merecedor de todos los elogios de la crítica y de los lectores. Además, fue profesor de alumnos de la talla de Mario Vargas Llosa, Claudio Rodríguez y Francisco Brines.

    Como homenaje a este poeta, al que siempre he admirado, plasmo aquí un soneto en el que reflexiona con nostalgia del inevitable y universal tópico del paso del tiempo. (Tempus fugit)

                                          DESDE LEJOS

                           Pasa la juventud, pasa la vida,

                           pasa el amor, la muerte también pasa

                           el viento, la amargura que traspasa

                           la patria densa, inmóvil y dormida.

 

                           Dormida en sueño para siempre, olvida.

                           Muertos y vivos en la misma masa

                           duermen común destino y dicha escasa.

                           Patria, profundidad, tierra perdida.

                           

                           Piedra perdida, hundida, vivos, muertos,

                           España entera duerme ya su historia.

                           Los campos tristes y los cielos yertos.

 

                           Sobre el papeel escita está su gloria:

                           querer edificar en los desiertos;

                           aspirar a la luz más ilusoria.

                           

CIEN AÑOS DE JOTA

CIEN AÑOS DE JOTA

     Hoy es un día grande para los amantes de la jota aragonesa, para los turolenses y para los andorranos. Uno de los mitos de la jota durante el siglo XX, José Iranzo, el Pastor de Andorra, cumple cien años. Un siglo de vida dura, difícil, apasionante. Después de perder a su padre y dos hermanos en la gripe de 1918, con tan solo dos años de edad, a los ocho ya estaba en el monte con un pequeño hatajo de ovejas. Así hasta que fue a la mili, sobrevivió a la guerra y se casó, hace nada más y nada menos 76 años, con Pascuala Balaguer, también centenaria.

    Ha sido una vida dedicada a la jota. Eso sí, sin abandonar sus ovejas y manteniendo una sosegada vida familiar. Ha viajado por muchos países, ha cantado en cientos de escenarios y ha ido perfeccionando su excelente voz a medida que los años le caían encima. Ahora disfruta de los recuerdos, saborea los buenos momentos vividos y descansa en su vivienda de Andorra.

    Tuve la suerte de conocerlo personalmente un 15 de agosto en Jorcas. Cantó la famosa palomica y otras jotas de su repertorio en una iglesia abarrotada, ya que no pudo actuar en la plaza debido a una tormenta. Me sorprendió su carácter afable, su sencillez, su naturalidad. Esa forma de ser sin enfados ni alteraciones que le ha llevado a alcanzar una edad a la que muy pocos llegan en aceptables condiciones.

    En la fotografía lo podemos ver con mi amigo de Aliaga Enrique Suco. Su mujer, Trini Loscos es también una de las mejores joteras de Aliaga y de esta provincia turolense, cantera de joteros y de cantautores. Mi enhorabuena al Pastor y mi agradecimiento a Enrique por compartir esta foto en facebook.

LA NUEVA EDUCACIÓN

LA NUEVA EDUCACIÓN

      Acabo de leer el libro de César Bona, La nueva educación. Y se lo aconsejo a todo el mundo. No sólo a los docentes, sino a los padres y a todos los que están interesados en la mejora de la educación, de la cultura y de la sociedad del futuro. Este maestro de Ainzón ha figurado recientemente entre los 50 mejores profesores del mundo, que aspiraban al llamado "Nobel" de la educación. Nos podemos preguntar cómo a llegado a ello. Pues la respuesta es sencilla: buscando métodos educativos diferentes, que fomenten la tolerancia, la creatividad y, sobre todo, el respeto mutuo. Estos son los pilares en los que basa su experiencia este joven profesor que tiene ya una trayectoria docente aquilatada.

     Comenzó su andadura en un colegio marginal de Zaragoza, siguió en una escuela unitaria de Bureta - con 6 alumnos -, continuó en el colegio de Muel y culminó su experiencia con alumnos de de 5º de primaria del colegio Puerta Sancho de Zaragoza. En todos estos centros intentó ganarse a los alumnos, adaptándose a sus necesidades e intereses. Cada alumno es un mundo y hay que conocerlo, escucharlo y aprender de él. Son algunas de las reflexiones que nos regala en este libro y que a los docentes nos van a hacer reflexionar y quizás nos animen a cambier nuestra manera de enseñar predominantemente tradicional.

     Las experiencias de César con sus alumnos han sido tan originales que, en algún momento, han sembrado dudas e inquietud entre algunos padres y representantes de la administración. Pero él ha seguido su camino. Un camino que ha pasado por abrir la escuela a su entorno elaborando obras de teatro con padres y alumnos, creando una ONG o inventando un glosario de palabras nuevas. Son sólo un botón de muestra de lo que este maestro está intentando: romper la rutina del día a día del aula, tratar a los alumnos como personas, despertar sus sentimientos, crear un clima de empatía y seguir mejorando incluso contra corriente.

INCIPIENTE OTOÑO

INCIPIENTE OTOÑO

    El inicio del otoño, que se estrenó ayer con el equinoccio de septiembre, no suele coincidir con el otoño climatológico. Sin embargo, hay indicios claros de su inmediata llegada. Estos síntomas se advierten más en los núcleos rurales que en las grandes ciudades. Por la mañana suele caer una ligera rosada en los pueblos de la sierra, comienzan a humear las chimeneas y, sobre todo, el día va perdiendo enteros en favor de la noche, cada vez más larga. Además, las temperaturas nocturnas invitan a abrigarse y, con frecuencia, a caldear las casas al atardecer.

    Personalmente no me suele gustar el otoño: esa estación de ocres y amarillos, de hojas caídas, de ramas desnudas y de atardeceres agrisados. Sin embargo, hay un aspecto de esta estación que contrasta con la tristeza y la melancolía. Es el primer otoño, el que abarca septiembre y octubre, el que prolonga todavía los ecos del verano, el que nos regala con sus frutos - uvas, ciruelas, manzanas, peras, nueces, membrillos - y el que nos contagia un clima de dulzura y serenidad. Ese es el otoño que deseo y con el que más disfruto. En cambio, cuando llega noviembre, el gris se apodera del paisaje, el amarillo se va desvaneciendo y los días se engalanan de un tono cárdeno y anostalgiado.

    Para decir adiós a este tórrido verano y dar la bienvenida a estos tres meses otoñales, comparto con vosotros una fotografía del blog de mi amigo y paisano Luis Antonio Pérez (lperezcerra.blogspot.com). En ella podemos observar el otoño en Aliaga, a orillas del Guadalope, con todo su esplendor.